Capítulo 1

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Capítulo 1

-¡¿Cómo te atreves a dejarme por un mensaje de texto?!-

-Si te deje por SMS fue precisamente para evitar este numerito.-

-¿Numerito? ¡¿Te parece poco acabar con una relación de siete meses por mensaje y encima me dices que lo haces para evitar este numerito?! ¡¿Tú te escuchas cuando hablas?!-

-Naiara, por favor. La gente nos mira.-

-¡Me importa una mierda la gente Jake! Solo te aseguro una cosa: te arrepentirás de haberme dejado a mí, Naiara Helker por un mensaje de texto.-

Dicho esto me volteo dejándolo solo en la cafetería del instituto con todos los ojos mirándole. ¿Quién se creía que era? Por favor, soy Naiara Helker. Todo chico con algo de vista se moriría porqué yo fue detrás suyo. Y si encima Jake piensa que voy a suplicarle que vuelva conmigo ¡Lo lleva claro!. No tiene fe ni nada. Será estúpido.

Llego a los lavabos de las chicas, abro la puerta y al asegurarme que no hay nadie más me encierro en ellos. Me fijo en mis ojos en el reflejo del cristal, mierda. Estan rojos. Las estúpidas lágrimas comienzan aparecer. En estos momento lo único que siento arder en mi interior es rabia e impotencia. ¿Por qué me ha dejado? ¿Ya no soy lo suficientemente buena para el capitán del equipo de fútbol? Jake era el chico perfecto. Moreno, alto, ojos azules y sexy. Además es el prototipo de hombre que más nos gusta a las chicas o al menos lo que más me pone a mí: Era un chico malo.

Mis oídos perciben una especie de sonido a vibración. Mi móvil. Lo cojo y me fijo en la pantalla. Una llamada entrante.

-¿Quién?-

-Naiara ¿Dónde te has metido? El examen está a punto de comenzar.-

-No me importa.- Digo mientras me siento en el suelo.

-¿Qué te pasa? Te noto la voz rara-

-Jake me ha dejado.-

-¿Dónde estás?-

-En los lavabos de chicas.-

-Enseguida estoy contigo.-

Cuando él cuelga vuelvo a quedarme sola en este maldito silencio. Por suerte tenía a Izan, mi mejor amigo. Nos queríamos con locura. Aunque últimamente me he centrado tanto en Jake y en sus caprichos que apenas sé de él pero, Izan es un amigo que siempre estará en mi vida y sé que podré contar con él para todo.

Al cabo de unos minutos la puerta se abre y aparece con una caja de pañuelos de los chinos.

-Sabía que los necesitarías.- Dice Izan mientras se sienta a mi lado y me tiende la caja. No puedo evitar reprimir una pequeña risa.

-Gracias Izan, eres un cielo.- Acepto la caja. Me limpio las lágrimas y me sueno con fuerza.- Ese capullo..., te juro que me las pagará.-

-¿Qué ha pasado?-

-Él muy cobarde ayer me dejo por un mensaje de texto.- Izan abre los ojos al máximo.

-¿Es broma no? ¡Pero si llevabais siet…!-

-Siete meses, lo sé.- Le interrumpo con rabia.

-¿Sabes al menos por qué te ha dejado?-

-Ni lo sé, ni me importa. Si se piensa que voy a ir detrás suyo para que regresé conmigo, lo lleva claro.-

-Di que sí, él no te merece. Tu eres una persona increíble Naiara. Puedes ganarte el amor de cualquier chico y…-

-Izan ¿desde cuándo te has vuelto tan calzonazos?- Mi amigo suelta una carcajada.

-¿Por qué dices eso?-

-Por qué hablas como mi madre.- Ahora nos reímos al unísono.

-Vale, gracias.- Él se levanta y me tiende su mano.- Vamos, con suerte todavía nos dejarán entrar a clase para hacer el examen.-

-¿Con la gorda de Matilde? Déjame que lo dude.- Y de nuevo él suelta una de sus graciosas risas.

Izan me deja cinco minutos para que me arregle el maquillaje. Me doy el último vistazo al espejo dándome el punto positivo y salgo del baño. Nos dirigimos a clase y una vez delante de la puerta picamos un par de veces. Después de unas diez suplicas por parte de mi amigo a la profesora de que nos dejará hacer el examen, acepta y sin darme cuenta acabo sentada con una hoja que puedo jurar que me equivocaré hasta al escribir mi nombre. Con todo el tema de Jake ayer no estudie nada.

Tenía a Izan a mi lado y lo único que hice en esa hora era obsérvalo. ¿Cómo lo hace? Responde a toda velocidad todas las preguntas sin darse un respiro a parpadear. Así es él. Un chico aplicado, dulce, agradable y un calzonazos pero, aun así lo quiero mucho.

Cuando ha pasado la insoportable y aburrida hora de historia, suena el timbre que me libera del apestoso olor de la profesora. Izan y yo salimos juntos y nos dirigimos a las taquillas para coger los libros de la próxima hora.

-¿Cómo te ha ido el examen?- Hago una mueca sacando la lengua a fuera y acompañándolo con un ruidito.- ¿Tan mal?-

-Seguro que a los de la tercera Guerra Mundial les fue mejor.-

-Naiara, no ha habido tercera guerra mundial.-

-¿Puedes parar de dejarme mal todo el rato? Bastante destrozada estoy ya.- Cierro mi taquilla de un portazo. Tengo que relajarme. Izan solo me está intentado ayudar.

Pero cuando pensaba que mi mundo ya era un completo asco una Barbie de poca clase se acerca hacía nosotros acompañada por sus dos clones es decir, personas sin personalidad lame culos de Natalie.

-Hola cielo.- Y su estúpida e hipócrita sonrisa sale a la luz.

-¡Natalie! ¿Qué te trae por aquí? Pensé que todavía estarías en rehabilitación por tu problemilla.- Con mi dedo índice señalo mi cabeza y lo muevo en círculos. De su boca sale una amarga carcajada.

-Ya, la verdad es que después de lo que te ha hecho Jake la que debería de ir a un psicólogo deberías de ser tú, querida.- Dice mientras arquea su labio inferior.

-Ya. Qué lástima que Jake me importe una mierda.- Guiño mi ojo derecho y me muestro indiferente. Aunque por dentro estoy deseando arrancarle la peluca.

-¿Sí? Pues eso no parecía en la cafetería o al menos es de lo que va hablando todo el mundo. ¿Cierto chicas?- Las “sin vida propia” se ríen en coro siguiéndole el juego a la sargento de Natalie.- Bueno, como veo que de verdad no estás afectada por qué te haya dejado. ¿No te importará que me lo quedé yo, no?- Ahora la que se ríe es ella.

-Estás loca si de verdad piensas que Jake saldría con una poligonera como tú.-

-¿Enserio? Entonces por qué me ha enviado un mensaje diciendo de quedar, esta misma tarde.- Me muestra un mensaje que sin duda alguna es del número de Jake.

-Lo mejor será que te largues.- Dice por fin Izan en mi defensa.

-Cuidado cerebrito con quién hablas.- Natalie lo mira con desdén pero, en pocos segundos sus ojos se vuelven a clavar en mí con esa sonrisa que tantas arcadas me produce- Te cuidas.- Finalmente se voltea y detrás suyo le persiguen las clones.

Proyecto chico malo, en marchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora