Capítulo 2

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-No le hagas caso Naiara, seguro que todo tiene una buena explicación.-

-¿Así? Pues dímela tú Izan, por qué no entiendo ¿Porqué Jake le ha enviado un mensaje a Natalie para quedar esta tarde?-

-Quizá es para darte celos.-

-¿Celos? Por favor ¡si ayer corto conmigo!-

-A lo mejor se lo ha inventado Natalie.-

-¿Y qué gana ella haciendo eso?-

-Qué tú cara este así de roja, por ejemplo.- Su dedo índice presiona una de mis mejillas.

-Ja, ja. Que gracioso eres.- Sarcasmo.

-Bueno, está tarde te vienes a mi casa y la pasamos allí, así te distraes de todo esto.-

-¿Enserio?- Él asiente.- Gracias Izan, eres un buen amigo.- Mi pies se pone de puntillas y lo abrazo.

Izan medía un metro setenta y ocho. Para su edad de altura esta muy bien. Él es el típico rubio, ojos verdes claros, piel morena. Su físico no era el mejor pero eso era porqué no lo trabajaba porqué hubo un tiempo que jugaba en el equipo de fútbol del instituto.

Después de está inesperada conversación con la estúpida de Natalie nos dirigimos hacia clase. Izan y yo nos sentamos las demás clases de la mañana juntos. El cuál mi amigo me hace olvidar un poco de los continuos comentarios y susurros de la gente sobre el “numerito” que le había montado a Jake en la cafetería. Gracias a todos los dioses mi ex novio estudia para atletismo y casi todo lo que hace es entrenar en los campos del instituto y por eso el cruzarme con él entre clase y clase es bastante complejo.

Tal y cómo mi mejor amigo me había prometido está tarde la pasaría junto con él en su casa. Cuando salimos de las puertas del instituto fue un gran alivio. Es cómo sí todos los problemas se quedarán en esas paredes y al salir todo pareciera menos complicado. Cuando llegamos a su casa y pongo el primer de mis tacones dentro me siento extraña. Hace mucho que no percibía el olor de está casa. Está claro que los ambientadores que utiliza la mamá de Izan son increíbles y potentes. Decidimos no molestarla porqué seguramente ahora estará descansando después de un día duro de trabajo. Así que subimos directamente al cuarto de Izan. Me quito los siete centímetros de tacones que llevo y me siento encima de su cama. Finalmente se acomoda a mi lado y comenzamos a ponernos al día. Casi todo el rato hablo yo, Izan es más de escuchar y yo soy más de explicar mis experiencias. Pero, ahí un tema que todo el rato mi amigo intenta evitar explicarme. Y eso me saca de mis casillas.

-¿Pero por qué no me lo quieres decir?

-Naiara, es mi vida privada.- Izan a veces es de lo más cabezota.

-Pero, no entiendo ¿Por qué no me quieres explicar cómo fue tu primera vez?-

-Pues como todas.-

-¿Con qué cómo todas, eh?- Él asiente.- Hay dios… ¡Eres capaz de tener diecisiete años y todavía no haberlo hecho!- Me doy cuenta que mi boca se desencaja de mi mandíbula y sin exagerar.

-¡¿Qué?! ¡No! Claro que lo he hecho.- Levanto mi ceja izquierda. ¿Qué se piensa? ¿Qué me chupo el dedo o algo?- Bueno… quizá… sí.-

-¡¿Entonces no lo has hecho!?-

-¡Sh! Naiara, baja la voz está mi madre abajo.- Me dice tapándome la boca con una de sus manos pero, enseguida se la aparto ¡Esto me supera!

-¡Pero es que es muy fuerte! Hasta yo que soy chica ya soy veterana.- He reducido el tono mi tono de voz.

-Pues bien por ti.-

-¿Pero por qué nunca me lo has dicho?-

-Quería pero, des de que estabas con Jake nos distanciamos.-

-No me hables de ese traidor.- Silencio.- Tienes razón y lo siento. Prometo que cuando vuelva a estar con alguien no te dejaré de lado ¿Okey?-

-Está bien.-

Nos damos un corto abrazo, cómo si selláramos lo acordado pero, en vez de darnos la mano, nos rodeamos con nuestros brazos mutuamente. Cuando el abrazo finaliza Izan se estira en la cama y yo me quedo sentada de rodillas muy cerca suyo.

-¿Cuanto tiempo hace que no tienes novia?- Le cuesta responder, parece que se está pensando la respuesta.- Vamos, ya me has dicho lo más fuerte. Ya no me puedes sorprender más por hoy Izan.-

-¿Y si te digo que la última novia que tuve fue Ana Jiménez?-

-¡¿Ana Jiménez?! ¡¿La que iba con nosotros a sexto de primaria?!- Él asiente.- ¿Y no has tenido ningún lio de verano ni nada de nada?- Niega con la cabeza.- ¿Eres consciente que no has tenido actividad sentimental durante cinco años?-

-Deja de recordar lo que ya sé por favor.-

-¿Y qué crees que haces mal para no agradar a las chicas? No sé, yo te veo y eres guapo.-

-Gracias, es un consuelo que pienses eso.- Su sonrisa vuelve aparecer, se incorpora y se sienta a mi lado cruzando las piernas como los indios.- No tengo ni idea. Yo que sé ¿Qué es lo que os gusta a las chicas?-

-Pues…-

-Aparte del capitán de fútbol.- Se refería a Jake. Él sabía perfectamente que estaba a punto de describir como era él.

-Pues nos gustan los chicos que se cuidan, que estén fuertes y que sepan vestir.-

-¿Qué me estás diciendo? ¿Qué no visto bien?-

-Eh…, bueno… A ver… la verdad.... bueno.-

-Vale tranquila con tu tartamudeo me lo has dicho todo.-

-Lo siento, pero es que no es mi estilo. Además no solo es eso.-

-¿Y qué más os gusta?-

-No solo gustar, lo que tiene que haber es química, una chispa ¿entiendes? Y para eso la actitud tiene que ver mucho.-

-Escúpelo, que actitud os gusta a las chicas.-

-Los chicos malos.-

-¿Chicos malos?- Repite él lentamente.

-Sí. No sé mira, tipo Mario Casas. Todas las chicas mueren por su culo porqué hace papeles de chico duro ¿Sabes?-

-Sí, pero se ve des de lejos que yo no soy de esos.-

Ahora es cuando mis neuronas empiezan por segundos a idealizar un plan perfecto. Un plan que romperá los esquemas. Más que un plan un proyecto.

-Izan, creo que se me acaba de ocurrir una idea.-

-Miedo me das.

Proyecto chico malo, en marchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora