Capítulo 30

13.3K 662 12
                                    

-¿Entonces se recuperará?-

-Sí, la verdad es que ha tenido mucha suerte.- Escucho esas palabras con buenas noticias sobre el coma etílico de Demián mientras me siento al lado de mi chico malo que está encima del colchón de mí cama.

-Púes sí,...-

Ahora mismo tenía la cabeza en otro lado. Hoy ya era domingo por la noche. Quedaban pocas horas para saber a qué se refería John. A ver, tampoco le he querido dar muchas vueltas al asunto. A lo mejor lo dijo por decir cómo siempre hace él pero, algo me dice que está vez lo decía de verdad.

-¿Te pasa algo? Estás un poco rara des de que te deje ayer en casa.- Pasa uno de mis mechones por detrás de mí oreja. Le sonrío para que no se preocupe.

-No, no. No es nada enserio, estoy bien.- Fuerzo una sonrisa. Izan levanta una de sus cejas bien definidas.

-Naiara, nos conocemos. Explica ¿Qué pasa por esa cabecita loca?- Su comentario me hace reír, mira que a veces puede llegar a ser cursi.

-Nada Izan en serio. Estoy bien. Quizá algo cansada por todo lo que paso ayer.-

-¿Seguro?-

-Seguro.-

-Bueno, ya sabes que puedes contarme lo que quieras Naiara, siempre voy a estar apoyándote ¿Vale?- Alza mi cabeza con sus manos y crea una conexión en nuestras miradas.

-Lo sé.-

Dicho esto se acerca y besa mis labios. El beso es tierno, delicado, perfecto. Pasa una de mis manos por mi pierna y poco a poco va subiendo hasta llegar al pantalón de mí pijama. Su mano se mete en el interior y acaricia mi zona intima por encima de mi ropa interior. Aunque no sea un contacto directo me estremezco y dejo soltar un suspiro. Besa mi cuello y no puedo evitar reírme.

-Esto no es serio, cada vez que intento ponerte tonta besándote en el cuello, te ríes.-

-¡Y qué quieres que le haga sí tengo cosquillas!- Sigo riéndome.

-¿Pero cómo puedes tener cosquillas hay? Que rarita eres.-

-¡Oye!- Le pego un puñetazo en el brazo pero, creo que ni siquiera lo ha notado.- Eres un imbécil.-

-Sí pero, te gusto.-

-No te lo tengas tan creído Sierra.- Digo mientras vuelvo a sentir sus labios rozar los míos.

Me calla con otro beso y uno más y otro. Paso mi mano por su cuello y él sigue rozando mi parte inferior. Ahora quién le besa en el cuello soy yo. En comparación mía sólo puedo escuchar suspiros de placer, ojala yo no tuviera cosquillas. Me encanta cuando me besa ahí.

-Hola chicos.- Mierda.

Separo a Izan de empujón que casi hace que se caiga al suelo. Mi madre ha entrado en mi habitación sin picar la puerta (como de costumbre) y está dejando la ropa seca y planchada sobre mi escritorio. Veo la cara de mi amigo, está roja. La mía andará por un color parecido, estoy segura.

-¿Podrías picar antes de entrar, no?-

-¡Pero qué dices! Sí hay confianza. Yo ha Izan ya lo había visto cuando tú todavía estabas dentro de mí.-

Y el premio para la mejor madre a la hora de dejar en ridículo a su hija es para (redoble de tambores) mi madre, Ana Helker.

-¡Me da igual mamá! ¡Es mi habitación y mi intimidad!-

-Bueno tranquila Naiara. Ni que no hubiera visto esto ya antes, sí yo más que vosotros creo que sabré, vamos digo yo.- Mi chico malo se ríe nervioso.- Izan tú madre me ha preguntado sí estabas aquí y le he dicho que sí, le he dicho que te quedas a cenar ¿Qué te gusta más pescado o carne?- No podría decir otras dos comidas, tenía que decir Carne o Pescado.

Proyecto chico malo, en marchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora