Capítulo 21

13.6K 765 28
                                    

-Okey... Ahora es cuando tú me dices que todo esto es broma y me llevas al sitio tan genial que me había imaginado que me llevarías.- Es una indirecta muy directa, de este chico ya no puedo fiarme, a veces es demasiado corto.

-No.- Alarga él feliz.- Este es el increíble sitio al que te quería traer.- Lo dicho, es lento.

-Muy bonito. Ahora, antes de que mis tacones se ensucien de barro ¿Podemos irnos?- Me doy media vuelta y mis pasos aceleran hacía afuera.

Sus brazos me rodean por la cintura y levantan mi cuerpo. Pataleo y no tarda en dejarme en el suelo.

-Naiara no hay barro, está calzado.- Mierda me ha pillado.- ¡Vamos! Sólo vamos a dar una vuelta, quiero que veas una cosa.- Dudo.- Te prometo que no te arrepentirás.- Acaricia mi mejilla y besa mis labios. No puedo resistirme, ellos son más fuertes que yo.

-¡Mira Sierra! Cómo me pique algún mosquito o cómo mi vestidos se manche te juro que te entierro vivo ¿Entendido?-

-Claro y alto preciosa.- Esa palabra... me recuerda al estúpido de John.

-¡Y nada de llamarme preciosa!-

-¿Pero qué mosca te ha picado?- Él se ríe.

-No me gusta que me llamen así.- De nuevo su cara vuelve aparecer en mi cabeza. Un escalofrió recorre mi cuerpo.

-De nuevo vuelves a fruncir el ceño.- Su dedo índice presiona la zona dónde se reflejan mis marcas de enfado. Desaparecen porqué de nuevo al sentir sus labios sobre los míos vuelvo a sentirme bien, o más o menos porqué la calor en este camping es terrible para mi cutis.

[****]

-¿Y cómo se supone que se llama esto?-

-Bungaló.-

-Muy... pequeño.- Digo mientras subo las tres escaleras de madera que nos llevan a un porche con una fresca sombra.

Se encuentra un par de sillas y una mesa también de madera.

-Vamos te enseñaré cómo es por dentro.-

-¿Es tuya?- No conocía está faceta de mi amigo.

-Claro que no, pero la he alquilado para pasar el día.-

Las llaves encajan y hace un doble giro de muñeca. Entramos. Un pequeño comedor adornado con muebles blancos y negros (bastante bien decorado) y sin puerta que separé en una esquina está la cocina. Sigo desplazándome por el falso parque y veo dos puertas. Una está abierta y se puede ver un baño limpio y ordenado. Izan está detrás mío esperando a que habrá la blanca puerta. Así hago.

Una cama de matrimonio acompañada de un ramo de rosas precioso encima me espera. Me giro y mi amigo sonríe.

-¿Son para mí?-

-No, son para mi madre que después cuando vuelva a casa se las regalaré.- Dice con un tono demasiado tirando a sarcasmo.

-Imbécil.-

-En vez de insultarme podrías agradecérmelo ¿No?-

Entiendo su indirecta y me abalanzo a sus brazos y le doy su premio. Lo recibe acariciando mi lengua con la suya. Sigo pensando que Izan me mintió al decirme que nunca había tenido experiencias con otras chicas, besaba de muerte.

-Tenemos la casa para nosotros dos solos hasta mañana por la mañana.- Sus brazos bajan hasta llegar a mis glúteos, capto la indirecta.

-¿Tienes...?-

-He traído un paquete, por sí nos apetece más tarde.- Muerde mi labio inferior seductoramente.

¿Es broma no? Yo no quiero más tarde, quiero ya. Mis pensamientos de maruja hacen reírme.

Proyecto chico malo, en marchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora