Capítulo 53

17.5K 1K 245
                                    

Entierro mis pies bajo la fría arena y siento cómo las piedrecitas se me meten por los espacios de mis dedos. Me masajean y eso hace que me relaje. Llevo cinco horas esperando. Sé que es mala señal, que esto no va a terminar cómo he rezado pero, no pienso renunciar a su amor hasta que salga el sol. Quizá ni si quiera es consciente que lo estoy esperando básicamente porqué no sé si ha escuchado todo mi discurso. Espero no haber empeorado las cosas otra vez pero, estoy tan desesperada que he realizado un plan que ni si quiera tenía lógica pero, era la única forma de hacerle saber que de verdad estaba arrepentida y que lo echaba de menos. Que des de que él había decidido salir de mi vida poco a poco me estaba muriendo por dentro, sintiendo cómo todo lo que él creo, desaparecía.

Las estrellas ya no brillan con tanta fuerza. Los primeros rayos del sol les está quitando todo el protagonismo. No quedarán muchos minutos para que comience el día. Solo es el cielo el que está de color fuego, lo demás está oscuro. Sigo dejando mi mirada perdida en el fin del océano. Recuerdo esa frase que dice en una película que nunca me pareció interesante hasta ahora llegar a entender el mensaje “No dejes de otear el horizonte”. En ese momento la frase me produjo hasta risa pero, ahora no puedo evitar desprender una nueva lágrima. El chico se despide de ella y no vuelven a versa hasta dentro de diez años. Él con esa frase le pide que lo espere y la chica hizo así y su amor nunca murió ¿Qué cual es la relación entre esa trágica historia con la mía? Que el amor no siempre pudo vencer pero, esa esperanza de esos dos corazones es lo que los mantuvo fuertes.

Cuando veo esa enorme estrella que saludo el nuevo día es cuando ya no me queda nada más porque luchar. Izan no ha venido. Era de esperárselo pero, mi subconsciente me hizo convencerme en algún momento que él llegaría de nuevo a mi vida y volvería a completarme.

-¡Naiara!-

Al sentir esa palabra, su voz, ese tono desesperación, mi corazón da un pequeño vuelco. Me levanto y me volteo al mismo tiempo hacía él. Cómo pude ser tan estúpida pensando que Izan me dejaría tirada, sola, rota y destrozada después de toda una vida juntos. No es el amor solo lo que nos une, es una larga y bonita historia dónde nació una amistad y creció el amor.

-Izan…- Lo nombro con un hilo de voz.

Veo cómo su cuerpo comienza a caminar hacia mí. Me mira a mí y a nadie más. Solo a mí. Sus pasos aumentan de velocidad y mi cuerpo reacciona dejando en la arena un camino de huellas. Y es ese momento en el que veo su hermosa sonrisa y cómo entiendo que todo está bien y que puedo correr a sus brazos.

Los pies se me hunden en la tierra húmeda pero, eso no me impide que siga corriendo, que salte y llegué el momento en sus fuertes brazos me eleven al cielo. Me deja en el suelo y me abraza con fuerza, cómo si no hubiera mañana. No me importa que haya llegado después del amanecer lo que importa es que ha venido y está aquí protegiéndome de nuevo.

Separamos nuestras cabezas. Sus preciosos ojos dejan caer un brillo. Limpió su lágrima y al tener el primer contacto con ella entiendo que no he sido la única que sufrido. Nuestras respiraciones chocan y nuestras bocas cada vez están más cerca la una de la otra. Finalmente esos labios tan extrañados aterrizan sobre los míos y los funde en un tierno y deseado beso. De nuevo capto su lengua cómo entra en mi cavidad y cómo saborea la mía. Paso mis brazos por su cuello para que no se separe de mí y él pasa sus manos por mi cintura y me levantan de nuevo. Dejamos unos segundos para respirar y escucho su risa, mi risa. Las dos juntas de nuevo. Me deja en el suelo y también cae otro beso corto pero profundo en mi boca.

-Sabía que vendrías a por mí.- Acaricio su mejilla con mi mayor afecto.

-Nunca te hubiera dejado sola, Naiara.- Junta nuestras frentes.- Te amo.-

Proyecto chico malo, en marchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora