Capítulo 52

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A medida que nos acercamos a la puerta del instituto mi corazón late con más fuerza. Mentiría sí dijera que por dentro no tengo un miedo que me corroe. Prefiero mil veces tener que recuperar todas las asignaturas del curso que tener que hacer el plan der Jake ¡Es que es absurdo! ¡No tiene ni lógica! Pero,… ese plan es lo necesario, es lo que quiere Izan y aunque me vaya a costar un mundo, lo haré, por la simple razón que quiero volver a estar junto a él.

Noto cómo la mano de Jake coge la mía y la aprieta con fuerza. Entramos dentro. Se escucha la música con fuerza. Todos estarán en el gimnasio nuevo dónde se celebra el baile.

-Jake, dime que todo va a salir bien.- Seguimos avanzando por el pasillo. Ni si quiera nos miramos.

-Eh, vamos.- Se detiene y me voltea hacia él. Me sostiene la cara des de la barbilla y me mira directamente a los ojos.- Todo va a salir genial.- Sus labios dejan su familiar aroma en mi frente. Eso me tranquiliza. Esa seguridad de un amigo. Nunca pensé que Jake acabaría transformándose en tan buena persona. Supongo que madurar no solo es de frutas.

Sin más remordimientos y cobardías nos encontramos delante de la enorme salida de emergencias dónde han decidido que fuera la entrada principal. Cuando Jake estaba dispuesto abrirla alguien se le adelante ¿Porqué todo tiene que ser con tanta casualidad? ¡Esto es peor que en los momentos de las películas cuando después de una discusión los protagonistas tienen un rencuentro inoportuno! Cómo es el caso mío de Izan. Se queda paralizado sin saber que hacer, bueno yo más de dos cuartos de lo mismo. Nos miramos. No puedo dejar de mirar esos hermosos ojos. Su mirada me recorreré de pies a cabeza y después crea un vínculo que hace que solo podamos vernos a nosotros dos. Es algo mágico. Lo único que echo de menos es su sonrisa. Va guapísimo. Lleva una camisa blanca y por encima un chaleco de tela de color negro. Su toque que se da en su pelo, esa cresta tan de chico malo que le enseñé un día a hacerle. Simplemente está perfecto.

-¡Eh, Izan! ¿Tienes fuego?- Escucho la voz de Álex que cuando ve que su amigo no reacciona entiende que estoy delante suyo.

-Claro. Vamos fuera.- Son las últimas palabras que escucho de su boca antes de romper la conexión de nuestros ojos.

Me ha dejado destruida.

-¿Naiara?- Ahora mismo no soy consciente de lo ausente que estoy.- ¿Estás bien?-

-No…- Intento retener mis lágrimas.- Pero ya estoy acostumbrada, no importa. Tengo que comenzar a hacerme una idea a todo esto.- Entro dentro de la sala.

Han hecho un trabajo espectacular. Está todo decorado cómo las discotecas de los años ochenta, es precioso. Aunque la música que pincha el DJ no es precisamente de esa época si no más bien de la nuestra. Hay muchísima gente bailando y muy pocos sentados ocupando las esquinas del gimnasio. El escenario es ocupado por el disyóquey y por un par de chicos que por su aspecto está claro que están borrachísimos. Aunque a los profesores que se encuentran presentes van un poco más de lo mismo. Des de luego se nota que no está ni el director Burdock y ni su hijo para chivárselo, si no esto sería una fiesta de niños de guardería.

-Tranquila, solo tienes que salir ahí fuera y soltar todo lo que has acumulado durante estás dos últimas semanas.-

-¡No digas tonterías, Jake! ¡¿Lo has visto?! ¡Ni si quiera me ha hablado!-

-Naiara, parece que hayas nacido ayer ¡¿No has visto cómo os mirabais?! ¡¿Cómo te miraba de arriba abajo?! ¡A ese chico lo tienes demasiado enamorado!- Esas palabras hacen que pueda forzar una pequeña sonrisa.

Es cierto que él me quiere, no me lo negó en nuestra discusión pero, a veces con eso no basta y Jake tenía razón. No podía quedarme hay quieta sin hacer nada.

Proyecto chico malo, en marchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora