Capítulo 5

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-¿Has visto las caras de todos?- Izan coge un trozo de postre de la cafetería y la pone en su bandeja llena de hidratos de carbono.

-Ya te dije que sabía cómo eran los chicos malos.-

-Bueno sí, pero ¿Lo viste no? Matilde tartamudeaba cuando yo le hablaba y no se atrevía a cruzarme la mirada.- Todavía sigue riéndose solo.

-Sí pero, con parecer un chico malo no es suficiente.- Alcanzo un plato lleno de fresas.

Hace buen tiempo así que decidimos ir a las mesas del exterior del campus para comer. Des de allí se pueden ver los campos de tenis y los tenistas cómo intentan darle a la pequeña pelota amarilla.

-¿Y qué más da? Mientras parezca un chico malo es suficiente.-

-¡Por supuesto que no basta! Izan, tienes que comportarte como un chico malo si no todo esto no servirá de nada. En cuanto la gente comience hablar contigo y tú te comportes como hasta ahora, está nueva imagen que hemos creado desaparecerá y pasarás a ser Izan el patético ¿Me sigues?-

-Vale chica lista ¿Y qué propones? No puedo cambiar mi personalidad de un día para el otro. Además, yo no sé cómo se comportan.-

-Pero yo sí. Mira, para ser un chico duro tienes que seguir unas reglas básicas.-

-¿Cuáles?-

-La primera y más importante, actuar con pasotismo.-

-¿Pasotismo?- Repite incrédulo.

-¡Deja de pronunciar todo lo que digo, es lo único que sabes hacer des de que empezamos con esto!-

-Si te explicarás quizá no lo repetiría como un retrasado.-

-A ver... me refiero a la forma de actuar con los demás. Tu forma de hablar tiene que ser indiferente. Como si te importará una mierda lo que te explican ¿Lo entiendes?-

-Sí.-

-Está bien, vamos a practicar ¿Okey?- Él asiente con dudas.- ¡Mal!-

-¿Qué?- Dice sin entender.

-Te he hecho una pregunta y tú tienes que asentir con pasotismo.-

-Y yo que sé.-

-¡Pero si te lo acabo de decir!- Me estaba comenzando a ponerme de los nervios.

-Vale, vale lo siento. Ahora me lo tomaré enserio.-

-Está bien. ¡Ah! y nada de pedir perdón. Un chico malo nunca se disculpa aunque se haya equivocado ¿Okey?-

-Cómo tú digas.-

-¡Bien! Hay te he visto.- Izan sonríe. Al menos había pillado la primera norma. Ahora era hora que la aplicará.

Mientras él se hincha a comer comida llena de calorías y yo mis fresas con un toque pequeño de azúcar, practicamos un poco lo que sería los gestos, las muecas de la cara, poses, la forma de hablar con indiferencia, etcétera. Poco a poco lo va cogiendo. Cuando el timbre nos avisa que nuestro tiempo libre a finalizado tiramos la resta de la comida a la basura y con los demás compañeros nos dirigimos a clase.

Des de ese día Izan y yo decidimos sentarnos siempre atrás. Antes ya lo hacía pero, él tenía la fea costumbre de sentarse en primera fila, cosa que había terminado. Durante la hora de matemáticas he trabajado en una lista del vocabulario que a partir de ahora Izan deberá de utilizar a la hora de hablar.

-¿Qué se supone que debo hacer con esto? ¿Aprendérmelas?-

-En parte pero, sobre todo utilizarlas.-

-Pero, es que yo no hablo así.-

-Me da igual Izan. ¿Quieres ligar?- Él asiente.- ¡Mal!- Le pego una colleja en la cabeza para que reaccione. Debía de asentir con pasotismo ¿Tanto le costaba?

-¡Ah!- Se queja y todas las miradas incluyendo las del profesor se voltean y nos observan con detenimiento. Perfecto, la oportunidad ideal para demostrar a todos que es el chico malo que aparentaba. Es ahora o nunca.

-¿Tiene algún problema señorito Sierra?-

-Para usted señor Izan.-

-¿Perdone?-

-Está perdonado, no se moleste.- ¡Genial, sigue así!

-Señorito Sierra, pida disculpas y haré como si no hubiera escuchado nada.- Izan se ríe irónico.

-¿Ah, que no era broma?- Se escucha un silencio.- ¿Naiara enserio está esperando a que le pida perdón?- Ahora quién se ríe soy yo.

-Eso parece.- Me muestra su mejor sonrisa y se la devuelvo de una forma cómplice.

-¡Sierra, ya basta! Después de clase lo quiero en la sala de castigados.-

-Cómo mande jefe.-

Las carcajadas de los chicos retumban la clase y los susurros y miradas de las chicas van directos a mi amigo. Esto marchaba sobre ruedas.

Proyecto chico malo, en marchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora