Capitulo 49

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-¿Qué…?- Me he quedado parada con las palabras que me ha dicho mi tutora ¡Ha hablado con Izan! ¡¿Eso es buena señal, no?!

-Mejor te lo explico sentadas y tranquilas.- Me coge de la mano y me lleva hasta el sofá. Una vez en posición espero ansiosa la explicación de Miriam.- Verás…-

-Mira te traigo al de comer.- Mi madre cómo de costumbre interrumpiendo los momentos que más deseo que pasen.- Perdona que no te haya ofrecido antes nada es que mi hija no me dijo que eras su tutora y que venías a hablar conmigo.-

Deja la bandeja con patatas de bolsa y olivas sin hueso encima de una pequeña mesa que se encuentra delante de nosotras.

-La verdad es que he venido para hablar con Naiara.-

-Ah… está bien. Pensé que mi hija ya había hecho una de las suyas.- Esta es una situación de vergüenza ajena. Escucho la risa de Miriam, al menos eso me consuela.

-No, no. Para nada. Su hija es muy buena chica, aunque debería de aplicarle más hora de estudios.- Ahora la que se ríe soy yo algo avergonzada.

-Tranquila ya verá su padre cuando lleguen las notas a casa. Más vale que no le hayan quedado más de dos.-

-¡Vale mamá lo hemos entendido!- Me levanto y comienzo a empujarla hacia la puerta.- ¡Ala hablamos luego!- Y finalmente cierro la puerta dejándonos a solas de nuevo a mi y a Miriam.- Perdona es que mi madre es muy…-

-Os parecéis.-

-¡No!- Digo riéndome.

-No en serio. Tenéis esa simpatía en la cara que demuestra que soy buenas personas.- Me sonrojo un poco. Estás palabras que lleguen a mi en estos momentos es que se aprecia mucho.

-Bueno según te habrá contado Izan no seré tan buena persona.-

-A ver Naiara. Hoy me he vuelto a encontrar a Izan haciendo campana. Y te voy a ser realista, me he quedado con él y he dado a mis alumnos un día libre de física.- Esboza una sonrisa. A pesar que a ella le encante la física se hace una idea que la mayor parte de la clase la odia y prefiere llevarlo con humor.

-¿Has estado hablando con Izan durante una hora entera?-

-Solo durante media hora. Después lo he enviado a la clase que le tocaba. No sé sí le tocaba con Matilde…- Se queda pensativa.

-¡Bueno eso me da igual! ¿Qué te ha dicho de mí? Seguro que me odia…-

-¿Deberás crees eso?-

-Bueno… al menos es lo que entendí yo.-

-Pues hija mía, háztelo mirar porqué Izan está enamorado de ti hasta los huesos.- No puedo evitar reflectar una sonrisa en mis facciones.

-¿Cómo lo sabes? ¿Te lo ha dicho?-

-No pero, sé le nota.- Eso no debería de haberlo dicho. Porqué que Miriam me diga que supone que él me quiere no me asegura que eso sea así.

-No me hace sentirme mejor que tú creas que me quiere.-

-Es que no pretendo hacerte sentir mejor.- La sinceridad de Miriam es lo que más me gusta, aunque sea dura pero, es lo que necesito en estos momentos.- Simplemente sí soy capaz de resolver un problema sobre la presión que ejerce un objeto sobre una superficie también sé ver que un chico está enamorado de una chica ¿No crees?- No he entendido a penas nada pero, la verdad es que ha sonado demasiado bien así que asiento con la cabeza.

-¿Y entonces te ha negado que me quiere?-

-La verdad es que sólo me ha explicado lo que paso entre vosotros dos. Seguramente se pensará que me enviaste para averiguar que pensaba él sobre todo esto.-

-Es absurdo. Ya me dejo bien claro ayer todo lo que pensaba de mí.-

-Ya pero, me extraña mucho que Izan se comporte así sabiendo que quizá los dos seréis padres…- Claro, ella todavía sé piensa que Izan no sabe que todavía no me han dado los resultados de mi embarazo.

-Es que… no le dije que todavía estaba esperando la prueba…-

-¡¿Qué?!- Miriam se altera por mi comentario.- ¡Pero Naiara, Izan ha decidido no estar contigo porqué le has demostrado que no confías en él y encimas le ocultas esto que lo implica a él totalmente!-

-¡Ya lo sé! Pero…- Mantengo una pausa. Me cuesta tener que llegar a estos razonamientos.- Pero no quiero que Izan este conmigo porqué me haya quedado embarazada de él… Quiero que esté conmigo por mi, a las buenas y a las malas ¿Entiendes?- Miriam se queda pensativa y finalmente asiente con ayuda de su cabeza.

-Sí pero, igualmente deberías de decírselo.-

-Miriam, te cuento esto porqué te has ganado mi confianza pero, te juro, que cómo le cuentes algo…-

-Tranquila Naiara, sí algo aprendí a tu edad es la regla de los tres monos.-

-¿De que regla hablas?-

-Oír, ver y callar.-

En ese momento mi móvil hace una pequeña vibración. Lo cojo y miro que en la pantalla parpadea la bandeja de mensajería. Lo abro.

-Me han mandado los resultados de las pruebas.- Digo sin dejar de mirar el sobre cerradito con el mensaje de “Des del Hospital de Santa…” Hasta aquí es el máximo que me permite ver. Lo necesario para saber que mi futuro depende un sobrecito parpadeante.

-Ábrelo.-

-No puedo, Miriam y sí…-

-Y sí nada, no pienso dejar que sigas comiéndote más la cabeza para que al final no lo estés.- Me arrebata el teléfono y comienza a leerlo.

Sus facciones están neutras, no me transmiten ningún sentimiento y eso no sé sí es bueno o es malo y también en que sentido es bueno o malo porqué para mi una buena noticia sería que diera negativo pero, quizá Miriam en el fondo quiere que me haya quedado embarazada para así poder tener una escusa y sentir a Izan dentro de mi vida para siempre. No, esto simplemente es lo que yo en el muy en el fondo es lo que deseo pero, me duele que sea así. Nunca he querido llegar a este momento de desesperación.

-¡Ya Miriam me pones nerviosa! ¡Qué pone en el maldito mensaje!-

Sin decirme nada más siento sus brazos protegerme con fuerza… ahora estoy totalmente confusa… ¿Qué es un abrazo para felicitarme que estoy embarazada y que tengo alguna posibilidad de tener a Izan en mi vida o un abrazo de consuelo?

Proyecto chico malo, en marchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora