¿En verdad pensaba tener una cita con Max trayendo esa cara de a medio dormir?
El lunes que había recibido su llamada, él le había propuesto salir el fin de semana al mismo club nocturno que habían asistido antes pero ella se negó después de todo lo que había pasado a pesar de que sí deseaba hacerlo y agradeció por la invitación pero nunca esperó que el miércoles por la noche él la visitaría en su hogar por sorpresa y le pediría personalmente que al menos compartieran una cena tranquila el sábado.
Alexandra no había podido negarse en esa ocasión. Max se había tomado el tiempo de ir hasta su casa solamente para invitarla a un restaurante y eso le parecía demasiado lindo e incluso romántico pero a la vez le preocupaba, pues no lo conocía y puede que él estuviera buscando algo más que una sencilla compañía como la que ella representaba. A pesar de sus dudas había aceptado y en esos momentos se encontraba sentada en la orilla de su cama viendo su cara de desvelo en un espejo.
Después de despertar en la madrugada por una pesadilla, no había podido conciliar el sueño cuando su mente se tapizó de imágenes de Max y la ansiedad de que tenía que esmerarse en su apariencia y lucir pulcra para antes de las 8 pm y las ojeras en su rostro no estaban ayudando en nada. Tomó su computadora portátil y buscó remedios caseros efectivos que redujeran el tono oscuro debajo de sus ojos.
Colocó bolsas de manzanilla en cada ojo y esperó unos minutos, después se frotó hielo hasta que el frío la quemó y al final aplicó la crema que había comprado para reducir las ojeras. Aunque aún fuera temprano, comenzaría a preparar su vestimenta y el peinado que se haría.
Alrededor de las 4 pm, Max envió un mensaje a Alexandra haciéndole saber las ganas que tenía de verla. La mente de ella se quedó en blanco y para no arruinar todo con un discurso de palabras que tal vez no eran las adecuadas, contestó que ella se encontraba igual y agregó un emoji de carita feliz.
A las 5 pm en punto tomó una ducha y salió lo más rápido posible. Secó su cabello con la secadora y se colocó el vestido rosa palo que había considerado adecuado para una cena no tan formal, después onduló un poco las puntas de su pelo con una tenaza y prosiguió con el maquillaje. Aplicó base, delineó sus ojos discretamente, puso rímel en sus pestañas y ruborizó un poco sus mejillas. Aunque no quería hacerlo, revisó el reloj y el color se le desvaneció al ver que faltaban diez minutos para las 8 pm. Tal vez Max no eran tan puntual pero eso no lo descubriría hasta que él llegara.
Corrió al baño y maldijo en voz alta cuando se dio cuenta que se había maquillado antes de cepillarse los dientes. Con la mayor precaución que pudo se cepilló con cuidado de no mancharse con la pasta dental y cuando terminó, secó su boca y regresó a la habitación para emparejar la base en su rostro. Unos golpes se escucharon en la puerta principal y el espejo que traía en la mano cayó al suelo. Era Max, no podía ser alguien más y aún le faltaban un par de cosas para estar lista.
Con los latidos del corazón al mil por hora, se dirigió a la sala y abrió la puerta. Efectivamente, ahí se encontraba Max tan atractivo como lo había visto antes. Llevaba un pantalón de vestir negro y una camisa de color celeste con las mangas dobladas hasta los codos, sus zapatos negros tenían un perfecto lustrado y su cabello estaba peinado hacia un lado. Una sonrisa se formó en uno de los lados de su cara cuando la observó y saludó.
—Buenas noches, Alexandra.
Su piel se erizó cuando inhaló la fragancia masculina.
—Buenas noches, Maximilian.
Ninguno hizo algún movimiento por algunos segundos, entonces Alexandra se acercó al rostro de Max y lo saludó con un roce de mejilla a mejilla que fue casi fugaz.
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Pregúntame si te amo (Max Meyer)
FanfictionLa pregunta no era cuántas veces la había tenido en su cama, sino cuántas veces la había amado realmente.