12. Te quiero a ti

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Con el escándalo del sonido del timbre repitiéndose, Max estaba seguro que se trataba de Leon y Leroy afuera de su departamento. Quitó las cobijas que lo tapaban y salió de su cuarto azotando la puerta, esos dos estaban buscando una discusión y él no se negaría a dárselas si lo creía conveniente.

Abrió la puerta con un genio de los mil demonios y comprobó su suposición.

—¿Qué quieren? —era imposible para Max juntar más las cejas.

Los dos chicos se miraron entre sí, no contestaron y pasaron al interior de la casa.

—No los he invitado a pasar —Max cerró la puerta con fuerza.

—¿Dónde has estado? —Leon lo ignoró.

—Últimamente desapareces de repente y no contestas alguna llamada —Afirmó Leroy.

El mal humor de Max aumentaba y permaneció enmudecido.

—Incluso hemos venido a buscarte a tu departamento y nunca te encontramos —agregó Leon.

—Tengo otros compromisos, siempre han sabido que ustedes no son mis únicos amigos. No veo el por qué de sus reclamos ahora —Max cruzó los brazos.

—Porque estás actuando muy extraño, Max —Leroy pronunció a la defensiva.

—¿Y quién lo dice? ¿Ustedes? —respondió con enojo.

Leon tomó la misma postura que Max y lo miró duramente.

—Max, has sido nuestro amigo por años y en todo ese tiempo, jamás habías actuado como lo estás haciendo ahora, ¿qué pasa?

—No está pasando nada —respondió rápidamente.

El estar con Alexandra le había hecho alejarse de todos pero era algo que hacía de manera inconsciente pues solamente estaba pensando en ella y sus instintos lo llevaban, obviamente, hacia ella.

—Max, si algo está pasando Leon y yo podemos ayudarte —Leroy se mostraba preocupado por su amigo.

Max jamás se había dado cuenta de la importancia que tenía para sus amigos. Agradecía que se preocuparan por él pero nunca antes había pasado algo como eso y pensaba que estaban exagerando un poco.

—No es para tanto, simplemente he estado ocupado —dijo Max un poco más calmado.

Leon entrecerró los ojos y luego levantó una ceja en su frente.

—No sé por qué pero tengo el presentimiento que hay alguien quien provoca todo esto y si no me equivoco, es la chica con la que dijiste haber salido.

Si algo odiaba de Leon, era que lo conocía bien y la mayor parte del tiempo que le ocultaba cosas terminaba por descubrirlas. Y a pesar de que él no les hubiese mencionado que había sido una chica con quien compartió aquella salida, eso era más que obvio.

—¿Y si así fuera? —Max se defendió.

Leroy negó con la cabeza y Leon descruzó los brazos.

—Vámonos, Leroy —Leon dio la media vuelta y abrió la puerta del departamento.

No era la primera vez que discutían y, cuando lo hacían, seguían siendo amigos pero sabía que pasarían días para que alguno de los dos le dirigieran la palabra.

Revisó el reloj digital de pared que se encontraba en la sala y se sorprendió al ver que casi eran las 6:30 de la tarde. Había ido a entrenar muy temprano y al regresar a su casa había caído dormido justo a mitad de una película; y el hecho de que Leon y Leroy lo visitaran le sorprendía ya que los había visto y hablado con ellos un par de horas atrás y éstos no le habían comentado absolutamente nada.

Pregúntame si te amo (Max Meyer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora