Los encuentros entre Max y Alexandra se habían vuelto escasos al igual que sus mensajes y llamadas, las cosas entre ellos habían cambiado radicalmente sin embargo, ella aún creía que todo se debía al estrés que él estaba sufriendo por los días restantes de la Bundesliga y de la Europa League, pero todo aquello ya había terminado y Alexandra no lo sabía.
El Schalke había quedado en el 3er lugar de la tabla de posición de la Bundesliga y había obtenido el título de subcampeón de la Europa League, Max le había mentido con respecto a las fechas pues él le había prometido llevarla al partido final del equipo fuera cual fuera el lugar que obtuvieran en ambas competencias pero no lo había hecho. También le había dicho que irían a Offenbach con sus padres pero había inventado miles de pretextos para que eso no ocurriera.
Algunos mensajes y llamadas que Alexandra le hacía no los contestaba debido que así sentía que ella podría darse cuenta de que las cosas poco a poco se habían enfriado hasta apagarse y llegar a su fin pero miles de cuestiones revoloteaban su mente cada que ella y su cuerpo desnudo entre las sábanas se hacían presentes en su mente. Golpeó fuertemente la pared con su puño cerrado y gruñó en voz alta, Alexandra se alojaba en cada uno de los rincones de su cabeza y estaba harto de que fuera así.
El timbre de la puerta sonó, sabía que era Alexandra pues ella le había pedido verlo y su departamento sería el lugar de encuentro. En pocos meses había comprendido su forma de pensar y actuar y sabía que ella no daría el primer paso para hacer frente al por qué había ocurrido un distanciamiento sin razón, ella lo había llamado porque lo extrañaba y necesitaba verlo para sentirse bien. Tomó la manija de la puerta, la abrió y sus ojos verdes se deslumbraron al ver las blancas piernas descubiertas gracias a un par de shorts y la playera que le había regalado del Schalke con su dorsal que llevaba puestos.
—Pasa —Max dijo antes de saludarla.
—Gracias —respondió y obedeció a su orden.
Alexandra se acercó a él y besó sus labios fugazmente, Max sonrió al sentir su contacto después de varios días y después la abrazó durante unos segundos con fuerza y en silencio.
—¿Cómo estás? —preguntó una vez que la soltó.
—Pues... Algo cansada, ¿y tú? —apretó sus labios.
Los trabajos en la universidad se habían acumulado y las noches se volvieron cortas en esos últimos días y todo eso también había contribuido al distanciamiento entre ellos pero ahora estaba aprovechando el fin de semana para que al menos pasaran algunos minutos juntos.
—También —Max respondió y después soltó un suspiro.
Un silencio incómodo los envolvió y sus miradas se encontraban en el suelo. No sabían qué hacer o decir, ni siquiera en un principio cuando se conocieron había ocurrido algo como eso.
—Pediré pizza, ¿gustas? —Max rompió con la burbuja de tranquilidad.
—Sí, gracias —Alexandra apenas y sonrió.
Mientras el repartidor llegaba con la comida, él puso una película en la sala y comenzaron a verla; ella tenía la cabeza recargada en su pecho mientras estaban tomados de la mano y ambos jugaban con sus dedos. Max sentía como si nunca la hubiese dejado de ver por días, tenerla nuevamente de esa forma era algo a lo que ya se había acostumbrado y le transmitía una calma inexpresable pero el temor de que volviera a mencionar que lo amaba no desaparecía del todo.
Cuando la pizza llegó, cada uno tomó un pedazo y comieron en medio de la tensión pues unas escenas eróticas aparecieron en la película de drama y acción que veían. Max miró de reojo a Alexandra quien masticaba con la vista fija en la pantalla, sintió que su miembro se removía y suspiró tratando de alejar sus pensamientos sobre ella encima de él.
La película llegó a su fin y volvieron a quedar entre el mismo silencio incómodo de antes, Alexandra tenía muchas dudas acerca del por qué Max actuaba demasiado extraño últimamente. No era tan tonta como para cegarse y no pensar que él ya se había aburrido de ella y ahora tenía otra chica pero algo en el fondo de su corazón le decía que esa no era la causa, a pesar de todo confiaba en Max y en que no ocurría lo que ella se estaba imaginando; y así era, él no se había aburrido de ella pero quería terminar todo solo por no atreverse a aceptar el amor que ella estaba ofreciéndole por temor a perderlo todo en esa apuesta.
—Felicidades por el tercer lugar y... el subcampeonato —dijo Alexandra en medio de la tensión.
Alexandra ya lo sabía. Max se sintió avergonzado y su cara se tornó algo roja, había sido muy tonto al creer que ella no se daría cuenta de que ambos torneos habían concluido. Alexandra sintió un nudo en la garganta y un hueco en el pecho que la alertaba de que pronto podía comenzar a llorar; no entendía por qué se había atrevido a mentirle con algo como eso, ella realmente lo apoyaba y quería celebrar sus triunfos con él.
—Te pido una disculpa por no haberte dicho nada sobre eso —dijo con seriedad a pesar de que se sentía realmente mal—, pero has estado demasiado ocupada y no quería agobiarte más con mis problemas —mintió.
—No sabía que obtener un puesto entre los primeros lugares era un problema —dijo con dolor.
Suspiró lentamente y Max llevó su mirada a la de ella.
—Alexandra...
—Siento como si estuvieras evitándome —su voz estaba afligida y su miraba se notaba triste.
—No lo hago, es solo que... he tenido muchas cosas en la cabeza y quiero descansar de todo.
—Supongo que hasta de mi —rio nerviosamente y retrocedió un paso.
—No quería que sonara así de malo.
Alexandra asintió, comprendió que él no deseaba verla y lo abrazó por el torso, besó su mejilla y se despidió de él solamente agitando la mano pero Max la tomó del brazo antes de que saliera de su departamento y la besó en los labios con furia y urgencia. Ella se sostuvo de su cuello debido a que las piernas le temblaban y la rapidez con la que su corazón comenzó a latir la hizo sentirse débil.
No le importó no estar en la cama y Max se tiró encima de ella en el estrecho sofá de la sala, la había tomado con rudeza e incluso Alexandra se había sentido incómoda con todo aquello pues la última vez que la había tratado así él le había pedido disculpas y le prometió que nunca volvería a pasar pero nuevamente lo estaba haciendo y se sentía como un objeto el cual usaba y después desechaba cuando todo terminaba.
Alexandra abrochó sus shorts, luego colocó su sostén y el jersey del Schalke 04. Max la miró con pena después de que había faltado a su promesa de no volver a tratarla así pero e incluso el haber descargado toda su frustración en ella no lo había dejado satisfecho pues sabía que la había herido sentimentalmente.
—Quédate esta noche —Max le pidió.
Ella apretó los labios y después soltó un suspiro que él percibió con amargura.
—Max... no sé.
—Por favor —volvió a pedir.
Ella asintió pero la sonrisa que intentó hacer no salió como esperaba, podía ver que la mirada de Max no era la misma de antes, sus pupilas resguardaban algo que no podía descifrar pero estaba segura de que había una relación con la imagen de su reflejo en aquellos ojos verdes que rogaban por algo que probablemente ella no estaba dispuesta a entregar.
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¡Hola, chicas!
¿Cómo están? ¿Cómo pasaron su fin de semana? Yo estoy algo cansada, pasé el fin de semana con mis abuelitos y aún en muletas y todo hice muchas cosas jaja. Mañana es día feriado aquí en México y no tengo claseeeees :) así que trataré de subirles otro capítulo tal vez por la tarde.
¡Espero que todas estén bien!
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Pregúntame si te amo (Max Meyer)
FanfictionLa pregunta no era cuántas veces la había tenido en su cama, sino cuántas veces la había amado realmente.