La noche anterior decidieron cenar en el restaurante del hotel debido a que a pesar de que deseaban salir a algún otro lugar, ya era demasiado tarde y aunque estuviesen de turistas ahí para descubrir nuevos lugares, no se iban a arriesgar a que algo les sucediera por capricho de buscar algún establecimiento en la madrugada en una ciudad que no conocían.
Platicaron un poco después de la cena y brindaron por ellos mismos con vino, terminaron con copas de más y decidieron regresar a su habitación para tomar una ducha pero acabaron por compartir la bañera en donde hicieron el amor y posteriormente en la cama. Para Alexandra era la primera vez que se embriagaba y perdía la razón, le había repetido a Max hasta el cansancio que lo quería y que él era el mejor chico del mundo por llevarla a París solo para pasar el día de San Valentín juntos, mientras que él también había perdido un poco la cordura pero se había concentrado en su cuerpo, dejando una que otra marca en él debido a las succiones y mordiscos que daba principalmente en el pecho y las piernas.
Lo que quedaba de la noche desapareció con la llegada del sol poco antes de las 7 am. Max despertó un par de horas después y agradeció que Alexandra aún permaneciera dormida, eso le daría tiempo de hacer lo que había planeado desde algunos días atrás. Llamó a la recepción y pidió que mandaran a su habitación un arreglo de rosas del mayor tamaño que encontraran en alguna florería y una caja de chocolates sin especificación alguna a excepción de que fuera grande, ordenó que lo hicieran para antes de las 11 am y que a esa misma hora enviaran el desayuno y el almuerzo.
Alexandra solía dormir mucho y Max tenía la seguridad de que ella no despertaría pronto. Se metió a bañar a pesar de que lo había hecho en la madrugada pero esta vez lo hizo a conciencia, eligió unos jeans, una camisa gris y una gabardina para pasar todo el día fuera en París.
Unos toques se escucharon en la puerta de la habitación y Max fue a abrir. Dos de los empleados del hotel llevaban las cosas que él había solicitado; pidió que entraran sin hacer el más mínimo ruido y dejaran todo sobre una de las mesas del cuarto y él después acomodaría todo, les entregó una propina y cerró la puerta. Con cuidado, tomó el arreglo florar y lo colocó en la cómoda frente a la cama para que eso fuera lo primero que Alexandra viera y detrás de él, la caja de chocolates.
Los carritos con las bandejas del desayuno y el almuerzo las acomodó pegadas a una de las paredes. Contempló la imagen de Alexandra durmiendo y las cosas listas, sabía que ella no aprobaría lo que haría pero tomó una foto cuidando que no se viera su rostro y la publicó de inmediato en Instagram con la leyenda "Sorpresa" y unos corazones. Guardó su teléfono y se dirigió al baño para acomodar su cabello.
Alexandra se removió en la cama y emanó un ligero quejido cuando se dio cuenta que ya había amanecido pues la luz ya comenzaba a calar en sus párpados que aún estaban cerrados. Se estiró y bostezó, talló sus ojos y los rastros de sueño que aún quedaban se desvanecieron al ver el enorme arreglo de rosas al pie de la cama y las charolas con comida a un lado de la habitación. Por el ruido, podía escuchar que Max se encontraba en el baño, aún no quería pararse de la cama pues tal vez las piernas no le responderían debido a la impresión.
Max salió del baño y cerró la puerta, esperaba que Alexandra aún estuviera dormida pero era todo lo contrario, ya había despertado.
Permaneció en el mismo lugar y sonrió al verla.
—Feliz San Valentín, mi amor.
Alexandra brincó de la cama y se le lanzó encima para abrazarlo y besarlo. Max la cargó por los muslos y recibió con gusto sus muestras de cariño. Luego, dejó que los pies de Alexandra tocaran el piso y la abrazó por la cintura por unos segundos.
—Gracias —pronunció contra su pecho.
—¿Te gusta? —preguntó Max.
No pudo responder con palabras, sólo asintió y comenzó a sollozar.
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Pregúntame si te amo (Max Meyer)
FanficLa pregunta no era cuántas veces la había tenido en su cama, sino cuántas veces la había amado realmente.