La semana había pasado tan rápido como el viento. Alexandra se había consumido en tareas hasta altas horas en la madrugada todos los días de escuela y se sentía extremadamente cansada pero no podía cancelar el compromiso que tenía con Max después de que le había confirmado que sí saldría con él.
Se paró de la cama y fue directo a lavarse la cara y los dientes. Regresó a su cuarto y encendió la televisión que se encontraba en un canal de música y decidió no cambiarlo. Comenzó a cantar algunas canciones del playlist que se reproducía en esos momentos y subió el volumen del televisor para ir a la cocina y preparar su almuerzo.
Cocinó panqueques y después se sentó en la mesa. Tarareaba la letra de la música con la boca llena de comida mientras masticaba y cuando la pasaba cantaba a todo pulmón. Se sentía feliz siendo como era y en la situación que estaba, claro que cometía errores y aprendía de ellos pero le servían para cambiar y seguir siendo alguien alegre.
Llevó el plato al fregadero y lo lavó. Fue a su habitación y abrió su armario para ver qué prendas tenía como opciones para la noche. Max le había dicho que irían a un lugar parecido al de la semana pasada pero que sería una sorpresa para ella. Tenía un vestido negro con toques en lentejuelas y algo de dorado y uno más de color rojo que definitivamente no usaría. No consideraba usar algún pantalón y mucho menos unos leggins pues sabía que no eran adecuados para la ocasión, el vestido rojo llamaría mucho la atención y prefería algo discreto como el negro con dorado.
Por la tarde, repitió la misma rutina de la semana pasada. Tomó un baño, secó su cabello, se puso el vestido, esta vez se aseguró de lavarse los dientes antes de maquillarse, estiró su cabello en una coleta alta, colocó perfume y estuvo lista a tiempo.
Alexandra se sentó en el sofá para esperar a Max y cerca de las 8 pm, él se encontraba tocando la puerta de su casa. Ella no supo que expresión hacer cuando le entregó un ramo de 12 rosas, solamente lo recibió e inhaló su característico aroma. Entró a la casa y las colocó en una jarra a falta de florero, volvió con Max y él la saludó con un beso cerca de los labios ya que no lo había hecho.
—Creo que jamás me cansaré de decir que eres preciosa, Alexandra —Max tomó su mano y besó los nudillos de esta.
Definitivamente no estaba acostumbrada a recibir ese tipo de cumplidos y reaccionaba siempre con unas mejillas sonrosadas.
—Gracias —sonrió tímidamente.
Subieron al auto y Max comenzó a conducir. Tomó una ruta que Alexandra no conocía y de pronto luces de una larga avenida comenzaron a aparecer en el camino.
—¿A dónde vamos?
—Oberhausen —Alexandra se sorprendió y él pudo darse cuenta de su reacción—. Descuida, es menos de media hora de camino.
—Está bien —respiró con tranquilidad y se relajó.
De pronto, el teléfono de Alexandra sonó y Max disminuyó la velocidad para llevar su vista a ella. Marcaban desde su casa en Offenbach y seguramente era Felix o su madre.
—¿Diga? —respondió a la llamada.
—¡Hija! —la retumbante voz de su madre se escuchó al otro lado de la línea.
Alexandra hizo un gesto al oírla.
—Hola, mamá.
—No me has llamado ni mandado algún mensaje desde hace dos días, Alexandra. ¿Qué sucede? —recriminó en un tono molesto.
Guardó silencio por unos segundos.
—Estuve ocupada, ma.
—Claro, siempre preferirás otros asuntos antes que tu madre —comenzó a actuar como víctima.
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Pregúntame si te amo (Max Meyer)
FanfictionLa pregunta no era cuántas veces la había tenido en su cama, sino cuántas veces la había amado realmente.