Capítulo 6

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- ¿Vas a explicarme a qué viniste?.- le dije mientras cerraba la puerta y él dejaba las bolsas sobre una mesa.

- Lindo lugar, pequeño, un sector no muy bueno, pero lindo.- tenía las manos apoyadas en su cintura y daba vueltas observando mi departamento.

- Gracias... creo.- no sabía si tomarlo como un cumplido o una ofensa, de él podía esperarse lo que fuera.

- ¿Cenaste?.- me quedó mirando fijo y yo lo miré sorprendida por su pregunta.

- No me gusta comer en la noche en realidad.- comencé a vaciar las bolsas y a colocar cada cosa en su lugar.- Aún no me dices que haces aquí.

- Quería pasar un rato contigo, ver si sigues siendo la misma Andrea de siempre, conocernos un poco.- yo bufé ante su comentario en modo de burla y eso le molestó.- ¿Qué tiene de gracioso?

- ¿Para qué quieres conocerme si ya has hecho una película entera sobre "mi desastroza vida"?.- hice el gesto de las comillas con mis dedos.

- Como digas, sólo quiero conversar contigo.- se sentó en el único sillón que tenía y la bolita de pelos fue a acariciarse contra su pierna.- Podrías ser más cariñosa como lo es ella.

- Aha.- me estiré hacia una de las estanterías en donde guardaba las cosas para el té.- La diferencia es que yo no soy un gato.

- ¿Quién era el tipo que estaba contigo abajo?.- lanzó su pregunta sin ningún rodeo y yo me quedé paralizada.- No me dijiste que tenías novio.

- ¿Quieres té? Tengo de tres sabores distintos, antes tenía más pero suelo compartirlos con la señora Cambell, ella es mi vecina ¿te hablé sobre ella? Creo que no, lo haré ahora.- no quería hablar sobre Louis, el tema me ponía nerviosa y si yo me ponía nerviosa implicaba hablar sobre cualquier tema lo más rápido posible.

- Andrea...

- Es una mujer adorable, tiene alrededor de 64 años, es como la abuela que siempre quise tener.- y por supuesto me reía nerviosamente entre algunas palabras.- Una vez fui a una audición y ella me estaba esperando con un montón de galletas de felicitaciones o de consuelo.

- ¡Hey!.- no noté cuando Tom se puso de pie, pero ahora me tenía agarrada de las muñecas y yo me quedé callada.- Cálmate, me estás mareando con tanta palabra.

- Él era mi novio.- solté lo que tanto quería oir y el aflojo su agarre.- Pero ya no somos nada desde hace bastante tiempo, no sé para que vino a buscarme.

- ¿De dónde es?

- Francia.- algunas lágrimas se agolparon en mis ojos y ni idea del porqué.

- Vaya, no tienes tan mal gusto después de todo.- se rió un poco ante su propio comentario pero yo no reaccioné.- Sírveme una taza.

Le sonreí en modo de agradecimiento por no seguir con el tema, él se volteó y caminó hasta el mismo lugar donde estaba antes colocando en sus piernas a la gata. Yo por mi parte continué preparando el té para luego servirlo en una bandeja y dejarla sobre la mesa que estaba en la sala de estar; me tuve que sentar al lado de Thomas en el sillón ya que no pensaba estar incómoda en el suelo y era mi casa, por lo que hacía lo que quería.

- Bien ¿de qué quieres hablar?.- tomé mi té entre mis manos y me acomodé un poco para poder mirarlo mejor.

- Primero pedirte perdón nuevamente por como me comporto contigo.- yo me reí y rodé los ojos.- Es como si tuviese la necesidad de hacerte sentir así.

- Descuida, ya estoy acostumbrada a esto desde niños ¿estás seguro de que no eres bipolar?

- No que yo sepa.- ambos reímos y se formó un silencio incómodo.

- ¿Cómo fue que terminaste así Thomas? Bebiendo alcohol como si fuese el fin del mundo y acostándote con la primera que se te cruzara.

- La verdad es que no lo sé, la fama es genial hasta cierto punto pero trae mucha soledad ¿sabías?.- respiro profundo.- Viajas de un lado a otro, no descansas y nunca puedes estar estable en algo.

- Pero no todos caen donde tu lo hiciste...

- Todos somos diferentes.- me miró fijo con sus penetrantes ojos azules.

- ¿Realmente crees que todo esto de "casarte en secreto" servirá?.- era la segunda vez que podía hablar tranquila con Tom... quizás era Luke el que nos alteraba.

- No lo sé.- rió nervioso.- Espero que lo haga.

- Claro.- ambos dimos un sorbo a nuestro té.

- ¿Y que hay de ti? ¿por qué te ha costado tanto obtener un buen protagónico?.- justo la pregunta que no quería oír.

- No lo sé, me dicen que no tenga la altura, ni el cabello, el cuerpo o el rostro necesario... ya ni sé que es lo que buscan.

- Una mujer con el cabello de un comercial, excesivamente alta, al menos con unas cuantas operaciones y que practicamente sea puro hueso.- agaché un poco la cabeza en modo de lamento.- Tú estás bien Andrea, cada mujer tiene su propia belleza que la hace única y especial, no necesitas cambiar nada de ti.

- Gracias Tom.- por primera vez sentía una conexión con este hombre al mirarnos, pero ésta se vió interrumpida por el sonido de mi timbre.

- Señora Cambell ¿cómo le fue?.- corrí de inmediato a abrir la puerta, no me gustaba dejar esperando a la gente.

- De maravilla ¿dónde está mi pequeña gatita?.- claramente no tenía intención de hablar y yo tampoco, ya que Tom aún seguía ahí.

- Aquí tiene.- Tom se había acercado hasta la puerta con la bolita de nieve y con una sonrisa en el rostro, y por supuesto como era de esperarse, a la señora Cambell le brillaron los ojos al verlo y luego volteó a verme a mi.

- No me dijiste que tenías "compañía".- me guiñó un ojo como si pretendiera decirme algo.

- Soy Thomas, usted debe ser la señora Cambell.- Tom tomó su mano y la besó en la zona de los nudillos.

- Un placer Thomas.- volvió a mirarme con los ojos aún más abiertos y levantándome las cejas.- Ya no quedan caballeros como usted, bueno los dejo para que puedan seguir "charlando".

Antes de irse me guiñó un ojo insinuándome de que "lo aprobaba" y yo sólo negué con la cabeza mientras me reía de su reacción, no era muy común de que yo trajera hombres a mi despartamento... bueno, sólo uno y era Louis, desde entonces que no traía a nadie más, así que tenía todo el derecho a creer lo que ella creía. Cerré la puerta cuando la vi entrar a su departamento y miré a Tom que estaba un poco ruborizado aún por la escena que pasó hace unos segundos atrás.

- Lo siento tanto.- aún me reía y él me imitó.

- Descuida.- miró la hora en su reloj y volvió a mirarme.- Creo mejor ya me voy, mañana tengo cosas que hacer. Por cierto ¿cuándo puedes sacarte ese bendaje de la cabeza?

- No lo sé, en unos días más supongo.

- Esta bién, bueno me voy.- se acercó a mi, tomó mi mano con suavidad y sin quitarme la mirada de encima la besó.- Nos vemos Andrea.

- Nos vemos Thomas.- me quedé apoyada en el marco de la puerta viendo como bajaba las escaleras hasta desaparecer... había sido una noche muy extraña hasta ese momento y no iba a poder soportar más acontecimientos de ese tipo en tan poco tiempo.

Obligada a tu amor (Tom Hiddleston)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora