Capítulo 25

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Eran las 9 de la mañana cuando me desperté por el ruido proveniente de la cocina, supuse por la hora que Thomas se estaba preparando algo para desayunar antes de irse; el sueño me vencía a esa hora y volví a cerrar los ojos hasta que sentí que la cama se movía ya que Thomas se había colocado encima mio.

- Buenos días.- me besó en los labios mientras que con esfuerzo abría mis ojos.

- Hola amor.- apenas logré divisarlo bien le sonreí.

- ¿Estás segura de que no quieres acompañarme?

- Lo estoy... ¿vas a tardar mucho?

- Yo creo que sí, pero recuerda que tenemos una cena pendiente.- volvió a besarme.- Me tengo que ir.

- Que te vaya bien.- lo tomé del cuello y lo volví a besar.

Después de eso Tom se corrió de encima mío y se levantó de la cama; al rato después escuché el sonido de la puerta al cerrarse.
Volví a despertar por el alboroto que hacia mi celular en la mesita de noche que se encontraba a mi lado: una llamada perdida de mi padre y tres mensaje de Tom; nada importante. Miré la hora y ya eran pasado las 12 de la mañana, así que me di ánimos para levantarme y poder comer algo... hoy sería mi día de hacer nada. Decidí prepararme un desayuno de princesa: coloqué un poco de tocino en una sartén y cuando estuvo casi listo le apagué al fuego para que siguiera cocinándose por el calor de la sartén, en otra de las mismas coloqué un poco de mantequilla para que se derritiera a fuego lento, cuando estuvo en su punto coloqué dos pancellos sobre ésta para dorarlos y así tomasen el sabor deseado, mientras eso se preparaba coloqué a freir un huevo lo cual se demoró lo mínimo de tiempo, terminando de estar listo casi al mismo instante que los panecillos. Tomé uno de los platos blancos que siempre usábamos y serví todo ahí de una forma que se viese lindo, luego me preparé un poco de jugo de naranja natural y ya estaba lista para ir a acostarme nuevamente, sólo que esta vez no sería para dormir.
Fue una mañana tranquila y relajante, tomé mi desayuno en cama, me di un baño de espuma y luego me coloqué una de las camisas de Tom con un short y unos zapatillas (no pensaba andar toda incómoda si no pensaba en salir). El problema vino cuando ya eran las 3 de la tarde y estaba aburrida sin saber que hacer, no pensaba almorzar si había desayunado pasado las 12 de la mañana, no tenía intenciones de salir, no estaban dando nada en televisión, así que el aburrimiento comenzó a predominar. Decidí llamar a Elsa para saber si estaba disponible como para venir a visitarme, no la veía desde hace un tiempo y la extrañaba.

- ¿Hola?.- su voz sonó al otro lado del teléfono.

- Hola Elsa, soy Andrea.

- ¡Andrea, tanto tiempo! ¿cómo estás?

- ¿Bien y tú?

- Bien ¿ya regresaste a casa?

- Por eso te llamaba precisamente, quería saber si podías venir a visitarme, Tom va a volver en la noche y no tengo nada que hacer.

- Claro querida ¿te parece que esté por ahí a las 4?

- Sería perfecto.- escuché su risa suave.

- Okay, nos vemos.- colgó antes de que pudiese decirle algo más, pero al menos ya tendría un poco de diversión.

Mientras esperaba a Elsa decidí preparar unas pocas cosas para que pudiesemos comer y luego busqué la guitarra de Tom para intentar tocar un poco... no soy muy buena con los instrumentos pero al menos podía intentar aprender un poco; nunca es tarde para hacerlo.
Tal como ella me dijo, a las 4 en punto estaba sonando el timbre de la casa que anunciaba su llegada. Al abrirle me sentí un completo desastre, con suerte no había vuelto a colocarme el pijama y ella venía como toda una modelo, tal como la esposa de un famoso debía vestirse quizás y tal como Thomas siempre ha querido que me vista sin lograr obtener muchos resultados. En fin la dejé entrar a la casa y le dije que se acomodara donde quisiera mientras que iba a buscar lo que había preparado a la cocina; dejé las cosas encima de la mesa de centro que se encontraba en la sala de estar y me senté junto a mi amiga en uno de los sillones.

Obligada a tu amor (Tom Hiddleston)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora