Capítulo 42

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- ¿Estás bien?.- una voz ronca se escuchó a mi espalda en el preciso momento en que la lluvia se detenía a mi alrededor.- Andrea.

Se sentó a mi lado en la banca evitando que el paragua se moviera de su lugar y volviese a mojarme. Ya estaba oscuro y la gente ya ni si quiera andaba por las calles, sólo uno que otro auto que alumbraba unos segundos con sus luces al virar por la cuadra. Mi mirada se encontraba perdida en no sé donde, trataba de hacerla volver pero era como si mi mente hubiese aplicado un bloqueo para protegerme.

- Andrea, estás empapada.- insistía en hablarme. Se sacó su chaqueta y me la colocó encima, sólo lo miré.- Te vas a resfriar si continuas aquí ¿estabas esperando a alguien?

- No.- me salió como un susurro.

- ¿Qué te parece si vamos al auto? Podemos colocar la calefacción, buscar algún café abierto y comprar algo caliente, incluso te dejo controlar la radio y no me quejaré.- en mi interior quería reir por su comentario, pero la risa no salía y sólo asentí a su propuesta.

Tom se levantó del asiento e hizo que lo tomara del brazo para caminar juntos bajo el paragua, lo hicimos en silencio, todo era en silencio. Su auto estaba estacionado frente a la plaza en una de las calles paralelas, me acompañó hasta la puerta del copiloto para abrir mi puerta y así poder subirme, luego de eso abrió la puerta de los asientos traseros y se subió en el asiento del conductor.

- Ten, para que te seques un poco.- me pasó dos toallas, tenía todo preparado. Encendió la calefacción e hizo funcionar el motor.- ¿Vas a escoger la música o la escojo yo?

Me agaché un poco para poder sintonizar la radio en la emisora que me gusta y volví a acomodarme en mi asiento mirando por la ventana. Manejo con cuidado por las calles buscando algún café abierto y encontró uno después de unos 7 minutos, era pequeño y no muy reconocido... por lo menos yo jamás lo había visto. Se estacionó frente al local y se bajó para comprar, al rato después salió con dos vasos grandes y humeantes, volvió a subirse y me lo entregó: un café de vainilla con canela. Sentí un alivio enorme al darle el primer sorbo y sonreí al instante en que mi cuerpo comenzó a tomar la temperatura normal.

- ¿Me vas a decir qué sucedió o no?.- soltó después de unos minutos en silencio.

- Gracias.- le tomé la mano, no quería hablar del tema aún.- ¿Cómo sabías dónde estaba?

- No sabía. Tu padre me llamó para saber si seguía contigo porque estaba preocupado y al decirle que no me pidió que te fuera a buscar. Debo decir que eres difícil de encontrar, pero una vez me dijiste que te gustaba pasear por los parques de noche y ese era el más cercano al teatro.

- Ya veo....- volvimos a quedar en silencio.

- Me preocupaste Andrea.

- Hank abusó de mi.

- ¡¿Que hizo qué?!

- Bueno, no sé si cuenta como un abuso, pero lo hizo en contra de mi voluntad...

- Ese desgraciado ¡¿por qué no te defendiste?!

- ¡¿Crees que no intenté safarme de su agarre?!... ¡Y no me grites!.- le contesté con las lágrimas cayendo por mis mejillas.

- Bien, vamos a calmarnos... ¿qué sucedió?

- Después de que te fueras Hank me propuso matrimonio y yo no sabía que decirle, sólo llevamos 5 meses, pero su insistencia me superó y acepte.

- ¡¿Aceptaste?!

- ¡No me grites idiota!.- su rostro estaba rojo y sus ojos botaban fuego.- Sí, acepté. Después de eso Hank comenzó a pedirme que lo hiciera con él y yo no quería, pero me forzó y pasó lo que tenía que pasar, luego él se fue y me dejó ahí.

- ¿Ese es el anillo que te dio?

- ¿Puedes concentrarte?.- le pregunté irritada.

- Yo te hubiese dado uno mejor...

- Pero nunca lo hiciste.- golpe bajo.

- ¿Sabes que me atrevo a dejarte aquí en medio de la calle verdad? No te conviene tratarme así.

- Te lo mereces.- se estiró sobre mi y abrió mi puerta, lo quedé mirando con la boca abierta.- Es broma ¿verdad?

- No, bájate.

- Thomas....- le dije con una leve sonrisa.

- Bájate Andrea.

- ¡No seas infantil!.- cerré la puerta y me quedó mirando con los ojos entrecerrados.

- Si yo soy infantil por tratar de echarte de mi auto ¿qué eres tú que lograste echarme del tuyo una vez?.- levantó una de sus cejas.

- ¡Oh Dios, que insoportable!

- Al menos te hice sonreír un poco.- se rió victoriosa.- O que dejaras de pensar en el tema.

- ¿Qué voy a hacer ahora Tom?

- Irte.

- ¿Qué?

- Ven conmigo a Nueva York.- quité la vista de sus ojos y miré al suelo intentando procesar la información, luego volví a mirarlo.

- ¿Qué le diré a mi padre?

- La verdad, ese hombre no puede hacerle nada. No va a arruinar su reputación como doctor de harvard por tratar de hacerle a un adulto mayor.

- Tienes razón... pero no me parece bien simplemente irme.

- ¡Ese hombre se aprovechó de ti!

- ¡Déjame devolverle el anillo aunque sea!

- ¿O sea que si vendrás conmigo?

- Sí.- una sonrisa enorme se comenzó a formar en su rostro, pero trato de controlarla.

Obligada a tu amor (Tom Hiddleston)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora