Capítulo 8

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- Espero que te guste.- colocó un plato con fideos y salmón ahumado en frente mío, me sirvió un vaso con agua y él se iba a servir un poco de alcohol.

- ¡Hey, no!.- me estiré por encima de la mesa y le quité el vaso.- Tienes que aprender a dejar tus vicios de lado alguna vez.

- Andrea recién llegaste, por favor no hagas que me enoje contigo tan rápido.- también se estiró por sobre la mesa para intentar alcanzar el vaso, pero yo eché hacia atrás mi silla para alejarme aún más.

- No voy a aparecer en los medios tomada de la mano con un alcohólico.- me levanté y caminé hasta la cocina para botar el líquido del vaso en el lavavajillas.

- ¡Andrea!.- gritaba mi nombre desde la mesa pero aún así no iba a buscarme.

Supuse que en alguna parte de la cocina debían haber algunas botellas más y así fue. Escondidas detrás de unas cajas de cereales habían 5 botellas más, dos de éstas a medio vaciar y las otras tres estaban llenas; agarré cada una con delicadeza para no hacer ruido, aunque dudo que Thomas me hubiese escuchado con todos sus gritos de reclamo en mi contra, y las vacié donde mismo había botado el líquido del vaso. Volví hasta donde estaba antes y me senté frente a él mirándolo de manera desafiante.

- ¿Y mi vaso? ¿por qué tardaste tanto?.- decidí ignorarlo y comencé a comer de mi plato.- Andrea, te estoy hablando.

- No hice nada que vaya a matarte.- me reí para mi misma y lo miré.- O quizás sí.

- No lo hiciste....- se echó hacia atrás sin quitarme la vista de encima, pero como no le respondí y seguí comiendo, partió corriendo a la cocina y en menos de 5 minutos volvió.- Vaciaste todas mis botellas.

- Sí.- no me molesté en mirarlo.

- ¿Estás loca?

- No.- comenzó a soltar bufidos.

- No puedo creerlo.- caminaba en círculos frente a mi mientras yo comía tranquila sin ni una pizca de remordimiento.- No, no puedo hacerlo, no puedo vivir contigo. Eran botellas caras Andrea, de alta calidad y llegas y las vacías, estás realmente loca.

- Escúchame bien Hiddleston, firmé un contrato en donde decía que te haría superar la bebida y eso hago, cumplirlo, así que ya madura y deja de llorar como un niño al que le acaban de quitar un dulce.- me quedó mirando perplejo mientras yo me levantaba con mi plato (ya ni tenía comida) y caminaba hacia la cocina para poder lavarlo.- ¿Y sabes que más?.- estaba de pie mirándome al lado de la puerta.- No eres al único que se le hace difícil la idea de tener que vivir juntos, pero tendremos que acostumbrarnos. Ahora si me disculpas quisiera salir a caminar un rato.

Ni si quiera me molesté en agarrar mi bolso, sólo saqué las llaves que estaban sobre una mesa al lado de la puerta y me fui. La verdad es que no tenía hacia donde ir porque como su casa estaba tan alejada del mundo si me iba muy lejos era probable que me perdiese. Debo haber andado recorriendo el sector casi dos horas, llegué más o menos hasta la mitad del camino con palmeras y luego me devolví, la verdad es que el sector era bastante grande y tranquilo, no mucho que ver, pero era relajante.
Metí las llaves en la cerradura de la puerta de entrada y al ingresar a la casa vi a Thomas en un sillón tocando guitarra excesivamente calmado.

- ¿Estás mejor?.- le pregunté mientras dejaba las llaves de donde las había sacado.

- Quizás ¿y tú?.- estaba muy concentrado tocando el instrumento.

- Quizás... ¿desde cuándo tocas?.- me senté a su lado en el sillón.

- Unos 3 años creo, sirve para relajarme.- dejó la gitarra a un lado, apoyó sus codos en sus piernas y junto sus manos al nivel de su boca para mordérselas.- Lamento lo de hace un rato.

- No, yo lo lamento, creo que debí ser un poco más suave.

- No, está bien de verdad, tú sólo tratas de ayudarme y yo me comporté como un idiota al gritarte.- se acercó a mi y tomó mi mano.- Discúlpame Andrea y gracias por hacer lo que hiciste.

- De verdad no tienes de que preocuparte Thomas.- nos quedamos un rato más mirándonos y sin soltar nuestras manos, hasta que reaccioné frente a aquella situación y me alejé.

- Bueno.- se pusó de pie y me extendió la mano para que lo imitara.- Vámonos.

- ¿A dónde?.- lo miré un tanto divertida.

- Ya verás.- decidí tomar su mano y lo seguí hasta el auto.

Estuvo manejando por al menos unos 30 minutos y debo admitir que la vista de ese sector es maravillosa, era extraño que yo paseara por los lugares de más alto nivel... creo que lo hice unas dos veces cuando recién llegué a la ciudad y después de eso nunca más lo hice, por lo que me resultaba encantador ver todas las construcciones que habían y el ambiente que se vivía.
Thomas estacionó frente a una pequeña boutique, abrió mi puerta del auto para que bajara y lo seguí hasta adentro con la curiosidad matándome por dentro.

- ¿Qué hacemos aquí?.- le susurré lo más cerca posible a su oído (lo más posible porque bueno, él es alto y yo... yo soy yo).

- ¿No eres de las que se prueban mil cosas y no compran cierto?.- me miró con un poco de susto.

- No que yo sepa.- suspiró aliviado y me agarró de la muñeca hasta donde estaban unos vestidos de gala.

- Mañana es el "gran anuncio" y no voy a dejar que "mi esposa" vaya con cualquier cosa a una ceremonia así.

- No tengo dinero para algo así Thomas.- me di media vuelta con la intención de irme pero él me agarró del brazo.- Vamos a otro lado, conozco un lugar donde hay vestidos que están más a mi alcance.

- Yo te lo voy a comprar Andrea.- su voz se escuchaba ronca y calmada.

- No voy a dejar que lo hagas Thomas.

- Tómalo como mi forma de pedirte disculpas por todo lo que te hecho desde niños hasta ahora.- me miró con ojos de perrito triste y no pude evitar sonreir un poco.

- Puede ser....

- Ya entonces toma.- me pasó un vestido negro con un escote en la espalda y piedrería que rodeaba el borde del cuello y el escote.- Colócatelo y sal para ver como te queda.

- Bien.- entré a uno de los probadores para probármelo. El vestido era hermoso, la piedrería la daba un toque clásico ya que no era recargado y me llegaba por sobre la rodilla, así que cuando me acomodé bien salí para mostrarlo.- ¿Qué te parece?

- ¿A ti te gusta?.- Thomas estaba en unos sillones rojos afuera de mi probador.

- La verdad es que sí.- me miré en un espejo que estaba afuera del probador.- Pero no es como para la situación ¿no crees?

- Eso pensaba.- agarró un vestido azul marino que estaba a su lado y me lo estiró.- Ya sabes que hacer.

- Sólo tres vestidos me probaré Thomas, no más.- el asintió y yo entré nuevamente al probador. El vestido era precioso, llegaba hadta el suelo y era straple, comenzaba siendo en un azul marino precioso, luego al final de la falda terminaba en uno un poco más claro e iba acompañado por pequeños brillos y la tela.... ¡Dios la tela! Era tan ligera y cómoda.- ¿Listo?

- Cuando quieras.- salí del probador y los ojos de Thomas brillaron junto a la sonrisa que se le dibujaba en el rostro.- Vaya...

- "Vaya" bueno o "vaya" malo...

- " Vaya" de espectacular.- se acercó hasta a mi, tomó mi mano y me hizo dar una vuelta.- Deberías comenzar a arreglarte un poco más, te ves bellísima así.

- ¿Entonces éste si es digno de la "esposa" de Thomas Hiddleston?.- quise ignorar sus palabras, Tom era reconocido desde la escuela por ser un Casanova.

- Sí, cambiate para poder pagarlo.

Rápidamente me lo saqué y cuando estuve lista se lo pasé a él para que pudiese pagarlo, lo esperé a que estuviese listo en la entrada de la tienda para poder subirnos al auto... aún no podía creer que Hiddleston me haya comprado un vestido así, quién nos ve y quién nos vió, toda la vida odiándonos y ahora él comprándole un vestido a su futura esposa ("esposa"), o sea, a mi.
Apenas salió de la tienda con la bolsa en la mano, nos subimos de inmediato al auto y noa devolvimos a su casa; no había nada más que hacer y tampoco podíamos dejar que mucha gente nos viese juntos, no hasta mañana.



Obligada a tu amor (Tom Hiddleston)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora