Llegué a mi edificio que quedaba por así decirlo en los "suburbios de Los Ángeles", no era un lugar de personas con grandes cantidades de dinero claramente, pero era un sector bastante sencillo y agradable para vivir. Mi departamento tampoco digamos que fuese el más grande del mundo, tenía una forma más o menos cuadrada pero era lo justo y necesario para una persona, una sala de estar, una pequeña cocina a un lado y mi habitación al otro lado donde se encontraba el único baño... para cualquiera quizás sería un lugar horrible, pero para mi era encantador. Las murallas estaban decoradas por ladrillos (todas excepto mi habitación), el suelo era alfombrado y tenía muchas plantas, ya que las plantas según yo son una demostración de vida.
En fin, subí hasta mi queridísimo departamento y al entrar me eché sobre el sofá de la sala de estar, había dormido poco, caminado mucho y comido nada, así que las fuerzas y mi ánimo no daban para más.Ni idea de que hora serían pero por lo visto la gente hoy estaba dispuesta a interrumpir mi sueño, ya que el sonido del timbre me despertó de un sólo golpe, así que acomodé un poco mi cabello que estaba un tanto desordenado y fui a abrir. Me encontré en la puerta con esa sonrisa dulce y unos ojos color miel que parecían los ojos de un asiático por la sonrisa que se le dibujaba... ella era la señora Campbell, mi vecina.
La señora Campbell tenía alrededor de unos 64 años, era bajita y un poco robusta, su cabello era corto y blanco como la nieve, era como la abuela que siempre quise tener. Cuando llegué al edificio ella fue la primera en recibirme con un plato lleno de galletas y desde entonces que ha sido muy cercana conmigo.- Buenas tardes señora Campbell ¿cómo está?.- era inevitable no sonreirle.
- De maravilla querida ¿qué te sucedió en la cabeza?.- se llevó una mano a la boca.
- Ah eso, un accidente de tránsito, pero estoy bien.- noté que tenía a su gata en uno de sus brazos.- ¿Necesita que se lo cuide?
- Oh sí querida, espero que no sea mucho problema.- la tomé en mis brazos y acaricié su cabeza.- Sólo es por unas horas.
- No se preocupe señora Cambell, no tengo ningún problema en cuidar a esta bolita de nieve.- la verdad es que nunca recordaba el nombre de la gata, pero era tan blanca que me recordaba a la nieve.
- Muchas gracias querida, te veo en la noche.- iba bajando la escalera cuando volteó a verme nuevamente.- Olvidaba decirte, hay un chico abajo tocando el botón de tu departamento pero supongo que aún está malo.
- Oh sí, aún no lo arreglan.- ¿un hombre? Yo no estaba esperando a nadie y los que me conocían sabían que ese botón llevaba meses descompuesto.- Gracias por avisarme.
Finalmente ella se fue y yo cerré la puerta, bajé al suelo a la bolita de nieve para que fuese a juguetear por ahí mientras que me preparaba una taza de té, no pensaba abrirle a un extraño, si de verdad quería subir y me conocía que me llamara al teléfono... pero no fue así. Estuve sentada por más de dos horas viendo una película y tomando té, pero nadie llamó a mi celular, por lo que empecé a preocuparme de quién era tal chico que tocaba mi botón, me acerqué a la ventana en señales de él pero no había ninguna, lo más probable es que ya se hubiese ido y yo ya estaba aburrida de estar encerrada ahí.
- ¡Hey bolita! ¿quieres ir a dar una de nuestras vueltas?.- siempre que la señora Campbell me la dejaba a cargo la llevaba conmigo al supermercado, ya que esa pobre gata vivía encerrada y un poco de aire fresco no le haría mal.
Agarré mi bolso, las llaves de la casa, a la gata en uno de mis brazos y salí del edificio. Ya estaba atardeciendo y el clima estaba cálido, no hacía calor pero tampoco frio. Llegamos al supermercado que quedaba a dos cuadras, hice mis compras y devuelta a mi casa, pero cuando iba llegando el grito de alguien diciendo mi nombre hizo que me volteara a ver la dirección en que provenía el sonido y quedé impactada por lo que mis ojos veían.
- ¿Qué haces aquí?.- estaba totalmente a la defensiva, en cualquier momento podía darle un golpe y salir corriendo.
- Necesitaba verte Andrea.- intentó acercarse a mi pero yo di un paso hacia atrás.
- Pues yo no a ti Louis.- Louis era un chico frances que se vino a vivir a Los Ángeles en busca de su sueño, muy parecido a mi.
Nos conocimos una noche en que fui a una discoteque a beber un poco después de una audición que terminó en fracaso. La primera vez que lo vi era encantador, cabello castaño con algunas ondas, ojos azules, facciones marcadas y un cuerpo que se notaba ejercitado pero jamás en exceso... y por supuesto aún con una leve entonación francesa que terminó por conquistarme. Salimos por alrededor de 3 meses hasta que decidí que no era el hombre para mi ¿por qué? Pues porque estaba totalmente hundido en las drogas, había comenzado cuando llegó a la ciudad y desde entonces se había convertido en un vicio para él; era un buen chico en realidad, lo único que no me agradaba de él era eso y no pensaba dejarlo que me convenciera a caer en lo mismo, así que lo dejé.
- Andrea por favor.- lo miré de pies a cabeza y llevaba un traje color azul marino.- Ya cambié, lo hice por ti.
- ¿Por mi?
- Andrea me dijiste que era un drogadicto y que no pensabas estar con uno, pues ya no lo soy.- volvió a acercarse a mi pero esta vez no me alejé y pude percibir su perfume.- Ya me rehabilité y por fin terminé mis estudios.
- Lo nuestro ya pasó Louis, por favor vete y no vuelvas a buscarme.- siempre me había dicho que si algo no funcionaba la primera vez era por algo.
- Una oportunidad Andrea, te lo demostraré.- acortó aún más la distancia que había entre nosotros y yo no pude evitar estremecerme al sentir su mano tomar mi rostro.- Por favor.
- Yo... eh....- aún sentía una gran debilidad por él y verlo vestido así en frente de mi edificio, hacía que todo mi cuerpo reaccionara.
- ¿Andrea?.- una voz sonó del otro lado de la calle y supe de inmediato quien era.
- ¡Thomas!.- me alejé de Louis rápidamente y corrí a agarrarlo del brazo.- ¿Me ayudarías a entrar las cosas mi amor?
- ¿Qué te pasa?.- me habló en voz baja y yo miré a Louis que seguía del otro lado mirándome confundido.
- Sólo sigueme la corriente.- nos acercamos hasta donde estaba Louis y ambos se miraron de pies a cabeza, analizando al otro.- Louis, él es Thomas... es mi novio.
- ¿Tu novio?.- estaba totalmente confundido y se empezó a reir de manera nerviosa.- Nunca pensé que... ¿sabes? No importa, ya debo irme, te veré por ahí.
- ¿Puedes soltarme del brazo ya?.- estábamos los dos viendo que Louis estuviese un poco más lejos para por fin poder irnos.- Tu ayudo a entrar las cosas.
- No te preocupes, estoy bien.- noté que su mirada bajó a mi brazo donde seguía sosteniendo a la bolita de nieve.
- ¿Tienes un gato?.- no le quitaba la vista de encima.
- Gata y no, es de mi vecina quien suele dejármela a cargo cuando necesita salir por muchas horas.- Tom empezó a tomar algunas bolsas.- Hey, no te preocupes, ya puedes irte.
- Andrea no estaba en este sector sólo por andar paseando, déjame ayudarte.- yo sólo asentí un poco confundida y entramos al edificio.
![](https://img.wattpad.com/cover/54837464-288-k174054.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Obligada a tu amor (Tom Hiddleston)
Fanfiction12 años luchando contra todos aquellos obstáculos por conseguir sus sueños. Andrea Castille tiene 24 años y toda su vida había soñado con ser una bailarina profesional y reconocida por todo el mundo. Hasta ahora no había conseguido muchos logros, pe...