Capítulo 20

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Como hoy tenía el día libre podía seguir durmiendo hasta la hora que quisiera, pero más tarde tendríamos que ir a visitar a mi padre a su casa.
Me acomodé un poco en la cama luego de estirarme silenciosamente y al girar mi cabeza al lado izquierdo veo a Thomas, con el cabello revuelto que lo tenía un poco más largo de lo normal permitiendo ver el rastro de sus rulos, con una sonrisa que reflejaba paz, con la respiración calmada y con el torso desnudo. Lo que había sucedido anoche había sido completamente mágico, nunca pensé que un hombre podría llegar a entregarse de esa manera frente a una mujer como yo, pero agradezco tanto de poder haber vivido esta experiencia con él y con nadie más; creo que en realidad ya estaba pasando al otro lado del enamoramiento, a aquel en donde tu mundo es esa persona.

No podía dejar de observarlo; mi mirada se desvió hasta sus labios haciendo crecer un deseo ferviente en mi interior por volver a sentir lo prohibido de sus besos recorriendo mi cuerpo, pero no... tenía que controlarme ¿qué va a pensar si lo despierto así? ¿qué soy una adicta al sexo? No no no, mala idea Andrea, muy mala idea. Me di vuelta para no verlo y quizás poder seguir durmiendo, pero a los minutos después siento que Thomas comienza a acomodarse y en cosa de segundos se encuentra pegado a mi cuerpo abrazándome de la cintura y besando mi hombro.

- Te mueves mucho por la mañana Andrea.- su voz adormilada era igual a la de un niño pequeño.

- ¿Nunca has pensado que Andrea es un poco largo para decirlo completo?.- se rió suave.

- Hay otros más largos.- se acomodó para poder verme y yo me giré un poco para facilitarselo.- Además me encanta como suena.

- Buenos días.- le sonreí y nuestros labios se unieron en un beso corto pero lleno de cariño.

- Buenos días preciosa.- pasó su mano por mi cabello mientras no despegaba la vista de mis ojos.

- ¿Ya habrán regresado?.- me apoyé en su torso con su brazo rondeándome. Miró el reloj que tenía encima de la mesita y negó.

- No creo, aún es temprano. Es probable que lleguen a medio día ¿por qué?

- Curiosidad.- sus ojos brillaron con malicia.

- ¿Estás segura?.- me dejó apoyada en la almohada y se colocó encima mío para besar mi cuello.

- ¡Thomas!.- le dije con una risa nerviosa y él me miró con cara de inocente.

- ¿Qué? No he hecho nada malo... a no ser que tú quieras.

- No.- entrecerró sus ojos y me besó rápido para luego levantarse.

- No te creo, pero haré como que si.- se colocó la parte de abajo de su pijama y me extendió la mano.- Ven, vamos a buscar algo en la cocina para comer ya que tu no me dejas comer lo que realmente quiero.

- Eres un idiota.- le dije son una sonrisa mientras me colocaba un poco de ropa. Él se agachó para quedar a mi altura ya que estaba sentada en la cama y se puso cerca de mi rostro.

- Pero aún así me amas.- me besó por un largo rato; nuevamente nos quedamos sin aire y nos tuvimos que separar para recuperarlo.- Aún hay tiempo para querer cambiar de menú para el desayuno.

- Quiero comida Tom.- tensó la mandíbula y me sonrió.

- Ya, vamos.

Gracias a Dios no me dejé sucumbir bajo sus encantos ya que el resto de su familia estaba desde temprano en la casa y no como Thomas creía. De todos modos era la primera vez que me veían en pijama y eso me avergonzó un poco, aún más cuando era obvio que podían saber que era lo que había sucedido anoche... en especial porque Thomas andaba sin polera.
Saludé a su madre que estaba desayunando y nos unimos a ella.

Obligada a tu amor (Tom Hiddleston)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora