Obligada a tu amor (Tom Hiddleston)

Capítulo 38

Esa noche decidí enviarle un mensaje a Hank para que nos juntáramos al día siguiente; lo había decidido, ya iban casi 20 días sin saber de Tom y quizás era momento de olvidarlo o al menos de intentarlo, y si Hank había aparecido en este preciso momento de mi vida tal vez era por algo.

Decidimos juntarnos después de almuerzo en uno de los Starbucks para poder conversar más tranquilos, así que después de mucho tiempo de estar encerrada en aquella casa, iba a arreglarme y salir de una vez; que continuara con mi vida no implicaba que debía olvidar las situaciones vividas, esas siempre se quedarían conmigo.

Aún recuerdo como iba vestida ese día, fue una gran disputa el decidir que prendas usar, pero al menos resultaron de su agrado. Decidí colocarme unos jeans oscuros con una blusa de bordes negros y de colores que iban en degradé, unos zapatos de tacón también color negro y agarré un abrigo para que no me diese frío. Arreglé mi cabello, maquillé un poco mis ojos y pinté mis labios de un color parecido al burdeo, no deseaba verme muy recargada de maquillaje pero así me agradaba como lucía. Cuando me encontré con él, llevaba puesto unos pantalones café claro, una chaqueta azul marino y una camisa que hacía juego con su conjunto, no muy formal pero tampoco tan desarreglado... se veía de maravilla.
Fue una tarde de ensueño. Resultó ser que teníamos muchas cosas en común, gustos musicales, comidas, alguno que otro sueño por cumplir; también pudo conocerlo mejor como persona y me di cuenta que era todo un caballero, alegre, cariñoso, preocupado y todos aquellos adjetivos que se les puedan ocurrir... después de todo era más perfecto de lo que creía. Así fue como nuestra primera junta no se quedó sólo en eso, después comenzamos a tener verdaderas citas, íbamos a caminar, a algún restaurante, al teatro, al cine o simplemente me llevaba a su casa para tener un momento más íntimo, aunque nunca se aprovechó de esas situaciones para hacer algo más y eso se lo agradecía de sobre manera... Gracias a todo lo anterior, ya llevamos casi 4 meses saliendo.

Luke ayudó a conseguirme trabajo en Londres por este tiempo, le dije que no deseaba volver aún y que ya no podía seguir fingiendo ser la esposa feliz de Thomas Hiddleston, así que si no deseaba decir que todo era mentira, que al menos se le ocurriera alguna excusa parea explicarle a los medios que había sucedido; después de unas semanas apareció en televisión que nuestro matrimonio había acabado producto de que ambos no teníamos tiempo para algo así y nuestra unión se estaba viendo muy afectada. Ahora trabajaba en un teatro de Londres, Aldwych Theatre junto a una compañía de danza que me aceptaron sin ningún problema en las audiciones.

- ¡Papá!.- le grité desde mi habitación para que subiera. Al tiempo después me fui de la casa de Diana, no me parecía correcto seguir en aquel lugar, aún más sabiendo que su hijo ya ni si quiera me hablaba y que yo estaba saliendo con otro hombre.- ¡Ven!

- ¿Qué sucede?.- llegó casi corriendo por las escaleras.

- ¿Has visto mi vestido?.- sacaba ropa y ropa de los cajones sin encontrarlo.

- ¿Cuál de todos cielo?

- Ese rojo con encaje en la parte de arriba y falda negra.- volteé a verlo y lo miré sorprendida.- ¿Aún no te vistes?

- Querida, te puedo asegurar a que estaré listo antes que tú.- se acercó a mi y besó mi frente.

- No quiero llegar tarde.- le hice un puchero.- Sabes lo importante que es para mi esto.

- Lo sé, lo sé.- caminó hasta la puerta y volteó para dirigirme la palabra.- Está en el armario del pasillo.

- Gracias papá...

Esta noche era el cumpleaños de Hank e iba a realizar una fiesta en su casa, iban a ir sus amigos y uno que otro de sus familiares, pero lo más importante era que por fin iba a poder conocer a sus padres y eso me tenía completamente nerviosa.