Aprendiendo a ser Romantico

Capitulo #192

___________ no podía creer lo que sus ojos le mostraban. Había visto algo parecido a lo que veía, en algunas revistas de turismo que mostraban las bellezas de Japón. Miles de cerezos en flor, con sus hermosas flores rosas, dejaban caer sus pétalos, cuando una suave brisa acariciaba sus copas. En la oscuridad del cuarto, los cerezos resplandecían como si fueran fosforescentes. Si no fuera por la impresión que tenía, __________ sentía que estaba viendo un teatro de sombras, donde un telón negro contrastaba con el brillo incandescente del color de los cerezos. Dio un paso y vislumbro al centro, un sendero, que a medida que avanzaba, encendía farolitos de papel suspendidos en el aire y le mostraban el camino. A su vez, cada paso era recibido por pétalos rosas que caían de los árboles dándole la bienvenida, y posándose en la cabellera de fuego. Entretenida por la imagen del bosque colorido, no vio hasta llegar a mitad del mismo, que al final del sendero habia unos escalones que elevaban el sendero hasta hacerlo de madera. Subió lentamente maravillada por lo que veía, pues alrededor de una gran pérgola de madera blanca, habia una especie de foso, cuyas aguas cristalinas albergaban a cientos de peces de variados colores. Al entrar a la pérgola, una mullida alfombra blanca, y una pequeña mesa, eran lo único que adornaban el interior. Eso la descolocó. Que afuera hubiera tanta belleza, y que adentro estuviera todo tan opaco y sin brillo, no pudo entenderlo hasta que al poner un pie en la alfombra, una estela de velas se encendió alrededor de las paredes de la pérgola, iluminado el lugar. Se acercó a la pequeña mesa, y vio allí una carta . Se acomodo en la alfombra, y lo tomó con impaciencia, para solo encontrar unas cuantas palabras. Curiosa como era, lo leyó en voz alta.

"Mi querida princesa, se que estarás algo abrumada por la belleza que hay afuera de este lugar, pero no te das cuenta lo que acaba de suceder..." _____________ miró alrededor por las dudas algo increíble hubiera aparecido, dejándola sin palabras, pero como nada ocurrió volvió sus ojos a la carta, para tratar de entender mejor. "Si, se que afuera la belleza y el color de los cerezos te ha dejado impactada, que afuera el brillo y el color de las flores, rodearon de belleza el camino. Pero tu no ves lo que yo creo ver... Y déjame que me explique mejor... eso que tu viviste al entrar en este cuarto es lo mismo que siento yo desde que entraste a mi vida... siento que mi vida es ese fondo, oscuro sin luz, y que tu eres como los cerezos... tu belleza es la de los cerezos, brillante, colorida, enceguece el alma y afecta los sentidos... y tu risa... tu risa es como esos farolitos que se van encendiendo a medida que tu te ríes, cada vez mas fuerte y cada vez mas feliz y me llevan indefectiblemente a tu lado. Espero que esa felicidad se deba a que estas conmigo... Te amo... Hubiera deseado mil veces estar contigo que hacer lo que estoy haciendo, pero tu me entiendes... esto es lo ultimo que nos separa... esto será lo ultimo princesa, y nunca mas estaré alejado de ti... Te lo prometo.

Como te dije antes, estarás algo confundida por la pobre decoración de la pérgola... yo no estaría seguro... si tu vieras lo que yo veo. Cuando tu entraste a este recinto, el interior se volvió igual que el exterior... colorido, con brillo y extremadamente bello... como tu. Feliz día de San Valentín... Si quieres, puedes deleitarte con una suntuosa cena que Sam preparó para ti. Si no lo deseas así, la cena de San Valentín quedará pendiente para cuando estemos juntos. Espero que mi regalo te haya gustado..."

Te amo

Louis

__________ se sintió la mujer mas feliz del planeta tierra. Aferró la carta a su pecho y cerró los ojos tratando de imaginar los brazos de Louis abrazándola. Cuando abrió los ojos, encima de la mesa, había un paquete de aproximadamente cincuenta centímetros de alto y algo deforme a los costados. Sorprendida, solo atinó a rasgar con ganas el papel, para encontrarse con un oso de peluche de color negro azabache y ojos verdes... Bajó la mirada para ver que en la panza el oso tenía un botón, también rojo con forma de corazón, con un pequeño letrero que decía. "Apriétame y te diré un secreto." Cuando miró los ojos del osito, sonrió. Ella sin esperar, lo apretó contra su cuerpo, de repente Sam puso una hermosa melodia con piano