Ocho

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Harry.

Maldita lluvia de mierda, han pasado tres días desde que fui a la casa de Kendall y me mojé de la hostia por irme tan apresurado, debía pasar por una cantidad de hierba que un amigo me tenía ya que me había quedado sin mercancía y era algo que necesitaba diario, caminé bajo la lluvia hasta que al fin llegué a mi casa pero ahora tenía un dolor de garganta de puta madre, tenía un poco de fiebre y el cuerpo me dolía, traté de levantarme pero me fue imposible ya que todo me daba vueltas, se supone que mamá tendría que estar aquí ya que ella sabría que hacer sin embargo no tenía una puta idea de donde ella se encontraba ahora, mi hermana fue la que me dio unas pastillas y me dijo que tenía que reposar... ¿Qué mierda hago ahora? Tendré que quedarme en casa como una semana ¿Haciendo? No tengo idea.

-Harry -Gemma me saca de mis pensamientos tocando la puerta.

-¿Ah?

-Afuera está Kendall ¿La dejo pasar? -pregunta y me quedo helado.

¿Kendall aquí?

-Bueno... está bien -acepto acomodándome bien en la cama.

Ahora mismo no llevo nada de ropa y lo que menos quiero ahora es que Kendall entre y me vea en pelotas, creo que acabaría con toda su inocencia en un abrir y cerrar de ojos.

A los pocos minutos escucho como vuelven a tocar la puerta y esa dulce voz hace eco en todo el pasillo.

-Pasa -me aseguro de tener la sábana bien arriba hasta mi pecho.

Cuando la veo entrar algo extraño se apodera de mí, es como si todo en lo que pienso desapareciera para darle paso a ella y sólo pudiese pensar en ella, es raro, jamás había sentido algo así pero me gusta.

-Hola -me sonríe quedándose en una esquina de la habitación.

-Hola -la veo jugar con sus manos y sé que está nerviosa -¿Qué haces aquí?

Le da un recorrido con la mirada a toda la habitación y después acaba en mis ojos. Joder. Sus ojos tienen ese brillo de inocencia que tantas veces he borrado en la mirada de otras chicas.

-Bueno... quería conversar contigo y al llegar Gemma me ha dicho que no estás bien ¿Te ocurre algo? -se acerca a mí y su dulce aroma inunda mis fosas nasales.

Palmeo la cama a un lado de mí para que se siente y ella lo hace sin chistar, mira mi pecho desnudo y siento ese típico cosquilleo allá abajo.

¿Cómo hace para que la desee tanto? Mierda nisiquiera está provocándome y yo ya estoy caliente.

-Estoy bien sólo un poco mareado -acaricio su mejilla haciendo que se sonroje.

¿Qué mierda acabo de hacer?

-Pero estás muy caliente -exclama y no puedo evitar pensarlo mal, ella parece captarlo y abre los ojos como platos -Oh no, no, no, quiero decir... yo...

-Estoy caliente porque tu estás cerca de mí y... -recorro su cuerpo con la mirada -Necesito que me beses.

Ella frunce el ceño y veo que va a protestar pero la interrumpo -Por favor -suplico.

Curvea sus labios y niega con la cabeza mientras se acerca lentamente, cierro lo ojos y siento sus labios impactar delicadamente contra los míos, la manera en la que mueve su boca, tan suave y tan lento me vuelve loco pero antes de que le pueda meter la lengua ella se separa de mí mirándome autoritaria.

-Ahora sí dime lo que te pasa, estás ardiendo en fiebre y todavía sigues en la cama -demanda cruzándose de brazos.

-Es una simple gripe, ya está ¿Si? Ahora ven -la jalo del brazo y le hago más espacio para que se acueste a mi lado.

Falling In Love |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora