Treinta y tres

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Harry.

El día en la universidad fue de lo peor, ayer no pude dormir pensando en todo lo que había pasado en Londres, lo de Kendall, Niall, en como estaba desperdiciando mi tiempo aquí ya que ella nisiquiera pudo cumplir su promesa de estar conmigo a los dieciocho. Me siento tan idiota que nisiquiera me apetece ir a la cafetería, así que luego de mi última clase a las cinco de la tarde me dirijo a mi departamento, me tumbo en la cama con todo y zapatos y minutos después me quedo dormido.

(...)

Unos golpes en la puerta me hacen abrir los ojos con pesadez y gruño tratando de encontrar mi maldito teléfono en la cama, cuando finalmente lo encuentro me lo llevo a la cara para darme cuenta que son las ocho de la noche, me quedé dormido tres horas. La puerta vuelve a sonar y suspiro con frustración.

-¡Voy joder! -grito desde mi habitación.

Al abrir la puerta una Emma con los brazos cruzados y cejas enarcadas me recibe, ninguno de los dos dice nada hasta que decido hablar.

-¿Si? -pregunto para saber que es lo que quiere.

-¿Es en serio Harry? -dice y la miro confundido a lo que ella rueda los ojos -¡No fuiste a trabajar! ¡¿Crees que fue fácil convencer a mi jefe de que tenías una gastroenteritis vírica con tendencia a diarrea aguda?!

La miro con los ojos abiertos como platos y ella rueda los ojos para adentrarse en mi departamento.

-Yo no te pedí que hicieras eso -espeto seco.

Ella me mira incrédula -¡¿Y qué querías que hiciera?! ¡¿Dejar que te despidieran?!

-Sí -me encojo de hombros.

-¿Te pasa algo? -baja su tono de voz al notar mi estado de ánimo.

-No.

-¿Estás siendo sincero conmigo? Porque parece que...

-¡QUE SÍ JODER! NO ME PASA NADA -grito acercándome peligrosamente a ella.

Emma se encoge un poco y me mira, sus ojos con un pequeño destello de miedo, se muerde el labio con nerviosismo y por alguna razón eso me enciende, la pego contra la pared bruscamente y me apodero de sus labios, saben a fresa y cereza, cuando ella me sigue el beso no puedo evitar tomarla de las piernas y levantarla pegándola más contra la pared, ella reacciona apretando sus piernas a mi cintura y eso envía miles de olas de electricidad a mi cuerpo, muerdo su labio y de su boca se escapa un gemido.

-¡Harry! -jadea cuando succiono su cuello dejando una marca.

Me separo de la pared llevándola hacia el sofá donde la tumbo y me posiciono sobre ella, ataco su cuello de nuevo y ella lleva su mano al bulto en mi entrepierna, me separo un poco para mirarla, cabello despeinado, mejillas coloradas, labios hinchados, exactamente igual a la chica que amo... reacciono y me separo de ella abruptamente.

-Lo siento mucho -digo mientras observo como se levanta del sofá acomodándose el cabello.

-No te preocupes Harry, hasta mañana -sisea torpemente pasando por mi lado y abriendo la puerta para salir.

Cuando esta se cierra me tiro en el sofá mirando un punto fijo, no puedo creer lo que acaba de pasar.

¡Estuve a punto de...!

Mierda.

Kendall.

*¿Estás segura nena? Son las nueve de la noche -inquiere con duda al otro lado de la línea*

*Sí Niall, quiero que vengas justo ahora -sollozo*

*De acuerdo, estoy ahí en diez minutos, te quiero*

Falling In Love |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora