Narra Sam:
-¿Qué haremos hoy?- pregunté a Alex.
-¿Qué quieres hacer?- me preguntó despeinando mi cabello. Me encogí de hombros.- Tengo una idea...
Alex llamó a un taxi luego de vestirnos y desayunar, pero no me contó nada del lugar al cual iríamos, sólo me dijo que lleve ropa desabrigada.
Al llegar el taxi, me cubrió los ojos con un pañuelo y le susurró el destino al taxista.
Me ayudó a subir y se sentó a mi lado.
-¿Qué haces, Alex? ¿Dónde vamos?- pregunté.
-Es una sorpresa.- contestó abrochando mi cinturón de seguridad.
Sonreí y quise besarlo, pero no encontré su rostro. Permanecí en silencio unos minutos.
-Dame una pista.- rompí el silencio. La curiosidad me estaba matado.
-Te gustará.- contestó seguro.
Me gustaban muchos lugares, pero no se me ocurría alguno que Alex me pudiese llevar.
Ropa desabrigada... ¿La playa? Podría ser una opción, pero supongo que traeríamos toallas y bañadores... También la distancia influía.
-¿Falta mucho?- pregunté como un niño pequeño. Eso me daría una pista. La playa más cercana estaba a más de una hora cuando fui con Harry. Había pasado poco tiempo desde que subimos al taxi.
-No, sólo unos minutos más.- contestó Alex confundiéndome.- ¿Estás bien? ¿Estás mareado?
-Estoy bien.- contesté. Entrelazó nuestros dedos. El taxi se detuvo un rato después.
-Llegamos.- anunció el taxista. Alex me ayudó a desabrochar mi cinturón de seguridad. Pasó un momento en el que supuse que estaba pagando.
Tiró de mi brazo con cuidado y abrió la puerta. Nos despedimos del conductor y oí el auto irse.
Intenté quitar el pañuelo de mis ojos y Alex me regañó.
-Aún no, cariño. Quiero que intentes adivinar.
Me concentré en el ambiente. Sentí el calor en mi piel, respiré el aire impregnado con el aroma de primavera y percibí algo de humedad. Oí a los pájaros cantar y un brisa pareció sacudir árboles.
-Un... Bosque.- mi respuesta sonó más a pregunta, pero Alex desató el pañuelo de la parte de atrás de mi cabeza y abrí los ojos lentamente.
Frente a mí había un bosque verde y frondoso, con árboles gruesos y flores de colores. Separé los labios, sorprendido. Miré hacia arriba: la luz se colaba por entre las ramas de los árboles.
-Wow...- emití sonriendo.
-Sorpresa.- susurró contra mi cabello. Lo besé dulcemente y nos adentramos en el bosque.
Narra Alex.
Entrelacé nuestras manos y Sam me miró sonriendo.
Me encantaba este bosque, ya que tenías que esquivar ramas y hojas para pasar por algunos lados. El gorro de mi sudadera se atascó en un árbol y avancé, lastimando mi mejilla con una rama. Gruñí y Sam me miró. Se dio cuenta de mi rasguño y posó su mano en mi rostro con ternura.
-Bebé.- balbuceó.
-No pasa nada, cariño.- le dije.
-Estás sangrando.- dijo agarrando mis rostro con sus manos. Limpió la herida con su pulgar y me besó.- ¿No te duele?- preguntó con preocupación.
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Amarte sin miedo.
Novela JuvenilLa adolescencia siempre ha sido difícil, digo, te das cuenta de quienes en realidad han sido tus amigos, también te das cuenta de lo que quieres lograr con tu vida y, por supuesto, tu orientación sexual. La adolescencia siempre ha sido temida en cie...