Capítulo 24

22 6 7
                                    

Narra Sam:

Al otro día me levanté para ir a la escuela, esta vez a la hora.

Cuando acabé de prepararme, salí de casa y encontré una carta en el buzón. Volteé el sobre y me di cuenta de que era para mí.
Eso no era muy común, pero supuse que era de Penny, ya que ella suele mandarme cartas y yo a ella, pero al leer el nombre me impresioné.

«Alex Cooper»

Sonreí. No alcanzaría a leerla en casa, se me hacía tarde y perdería el autobús y no podría esperar hasta la tarde, entonces decidí leerla en la escuela.

Alex no estaba en la parada de autobús y eso me resultó extraño. No quise leer la carta en el autobús, ya que era incómodo y estaba repleto, entonces esperé a llegar a la escuela.

La primera clase era matemáticas, Penny no había llegado a la escuela. Mi madre ya me había enseñado lo que explicaba el profesor, por ende yo abrí el sobre y comencé a leer la carta disimuladamente. Pero no funcionó...

-Señor Parker.- me sobresalté y escondí la carta. Toda la clase me miraba.- Entrégueme eso ahora. No, no lo esconda.- señaló la carta y mi estómago se revolvió del miedo. Ni siquiera la había alcanzado a leer. El profesor estiró la mano y finalmente tuve que darle la carta, sonrojado. Él la desdobló con el ceño fruncido y abrió la boca.

¡Mierda! ¡Por favor! No podía ser tan cruel como para leerla en voz alta.

-«Querido Sam.- Hijo de perra. Siguió leyendo.- Tal vez no te gusten las cosas cursis, pero he decidido hacerte una carta con todo lo que quisiera decirte. Cariño, eres la persona que me puede alegrar el día con tus sonrisas y eso lo valoro mucho. Adoro cuando me llamas amor porque me hace sentir querido por la persona que amo y eso no tiene precio.- la clase comenzó a molestarme. Mis ojos se cristalizaron y bajé la mirada.- Quisiera regalarte el mundo entero porque es lo mínimo que te mereces... A veces pienso que no te merezco, digo, eres la persona más amable, generosa, empática, linda, tierna, divertida, simpática y asombrosa del mundo y yo soy solo un chico aficionado por el fútbol...»- el profesor se detuvo. Escuché a algunos alumnos susurrar preguntándose si había dicho chico.

Una lágrima bajó por mi mejilla y el profesor me tendió la carta en su mano. Se la arrebaté, guardé mis cosas rápidamente y me retiré del aula, enojado. Maldito desgraciado.

Caminé apresuradamente al lavabo y limpié mis lágrimas. Seguía sonrojado y eso me hacía sentir más avergonzado aún.

Me apoyé contra la muralla en el baño y refregué mis ojos para poder seguir leyendo:

«Ahora mismo estoy sentado en literatura y tú eres el completo dueño de mis pensamientos... Bebé, muero de ganas por besarte, así que probablemente cuando me hayas comentado de esta carta, minutos antes lo haya hecho.
Te quiero muchísimo, cariño y juro que lucharé por nuestra relación hasta el fin de mis días.
Con amor, Alex.»

Al terminar de leer la carta sonreí. Era preciosa, pero aún tenía lágrimas en mis ojos. Sentí pasos cerca, pero no alcancé a ocultarme. El profesor de biología se asomó por la puerta:

-¿Sam?- parecía muy sorprendido.- ¿Qué pasó?

Abrí la boca para hablar, pero mi labio tembló.

Sequé mis ojos con la manga de mi sudadera y sollocé.

-¿Quieres hablar de esto, Sam?

Asentí. Este profesor ya me había me había ayudado antes. Y ésta vez de verdad necesitaba apoyo.

-Alex me escribió una carta y... Yo intenté leerla en la escuela, pero el profesor me la arrebató y la leyó en voz alta... Sé que no estuvo bien leerla en clases, pero no pude aguantar. Fue mi culpa.- dije cabizbajo.

Amarte sin miedo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora