Capítulo 9.

50 7 7
                                    

Narra Sam:
Sacamos las bolsas y mochilas, dejamos el auto estacionado y seguimos caminando hasta la orilla del mar. Estaba dejando de llover y se despejaba el cielo.

El mar volvía a tener su color turquesa y la arena se ponía tibia de nuevo.
Nos sentamos sobre nuestras toallas estiradas sobre la suave arena. Sentí la brisa marina y sonreí.

Harry se quitó la sudadera. Su cabello se despeinó un poco. Tenía una camisa que marcaba su cuerpo y sus músculos... Desvié la mirada y fingí quedarme pensativo viendo al aire.

-Cuando le cuentas a tus padres que te gustan los chicos sientes que te quitas un enorme peso de encima.

Se me revolvió el estómago.

Posiblemente tenía razón. Desde que supe que me gustaban los chicos comencé a vivir con miedo... Miraba a mis padres preguntándome si sería lo mismo después de decirles, si me tratarían igual, si me seguirían queriendo.

Decirle a mi hermana fue un gran alivio, claro que decirle a mis padres también lo será.

De pronto recordé lo que mi hermana me había dicho...

"Está claro que te gusta ese tal Alex..."

Narra Harry:

Sabía por lo que Sam estaba pasando, pero no le quería contar mi experiencia para no asustarlo. Aunque tampoco le mentiría. Si me preguntaba, le diría, Le contaría mi experiencia, porque estoy casi seguro de que no hay una peor reacción que la de mis padres...

-¿Quieres probar el agua?- le pregunté.
Asintió.

Caminamos para acercarnos a la orilla. Una ola pequeña nos mojó los pies y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

-Está fría.- dijo Sam algo sorprendido.

-¿No te gusta?

-Sí, me gusta.

-Entonces vamos.- me quité la camisa, la enrollé y la lancé hasta nuestras toallas. Hice un gesto para que me imitara, pero no se movió.

-¿Qué pasa, Sammy?

-Nada.- contestó quitándose la sudadera. Su camisa se levantó un poco, se la quitó rápidamente y lanzó su ropa igual a como lo hice. Observé su torso y abdomen marcado.

-¿Qué miras?- preguntó y corrió hacia el agua sin esperar respuesta.

Me sonrojé y lo seguí.

Una ola reventó en mis piernas, pero seguí avanzando.
-¡Rápido! Viene una grande y si no te apuras ¡Te tirará!- gritó Sam riendo un poco más lejos.

Intenté avanzar más rápido, pero la ola me alcanzó y me llevó con ella. Me deslicé como un pingüino hasta la orilla y mi cabeza se hundió. Me levanté y miré a Sam: se estaba partiendo de la risa señalándome. Avancé hacia él.

-Tenías que haber visto tu cara cuando...- dijo entrecortadamente.- La ola te llevó.- terminó la oración y reí yo también.-Era como.- intentó hacer una cara de asombro, pero su sonrisa se interpuso.- No, no me salió. Era como así...- intentó imitarme otra vez pero volvió a reír. Se veía muy lindo.- No, ¡No me salió! No me sale imitarte.

Reímos.

Una ola avanzó y nos sumergimos. Salí y agité mi cabello. El agua me llegaba al hombro. Sam salió unos segundos después con el puño cerrado, como si estuviera sosteniendo algo.

-Mira.- abrió su mano, tenía una caracola perfecta.- Te la regalo.

-Owww. Gracias, bebé.- besé su mejilla y agarré la caracola.

Amarte sin miedo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora