Un compromiso arreglado por el gobierno.

Capítulo 21.

CAPÍTULO 21—. SALVADA POR LA CAMPANA.

Y aquí nos encontrábamos, Nickolas estaba besándome, cosa que definitivamente me tomó por sorpresa capturando mi boca entreabierta y causando que con facilidad se permitiera profundizar el beso. Yo sencillamente no sabía cómo reaccionar, se suponía que era nuestro primer beso y no lo había visto venir para nada. Siempre escuché que las primeras veces eran fatales.

Y tenía que darles completamente toda la razón, ya que mis dientes habían chocado con los suyos en un fuerte golpe que había logrado separarnos a ambos causando que soltaramos un alarido de dolor.

—¡Por Dios santo, Roxana! —chilló llevando su mano a su boca, lo que causó que yo soltara una carcajada—. ¡Eres horrible en esto!

Aquel comentario bastó para ser la gota que derramó el vaso y me eché a reír con todas mis fuerzas apoyándome en el respaldar del sofá.

—¡Lo sé! ¡recibí el mismo impacto! ¿lo olvidas? —respondí sin poder detener mi risa, limpiando una lágrimilla que se había deslizado—. Tal vez eso te enseñe a no besarme tan de repente.

—Tal vez... —musitó observándome con un brillo juguetón que destilaba de sus increíble mirada verde.

Cuándo las risas y las bromas cesaron, fui consciente después de un par de minutos que nos habíamos besado. Definitivamente no era la primer vez que besaba a alguien —aunque la mayoría de besos fueron un simple roce de labios—, sin embargo, aquello me había tomado desprevenida y no había logrado responderle. Llevé una manos a mis labios, un gesto que Nickolas no tomó desapercibido.

Me había besado...

—¿Qué sucede? —preguntó sujetando un mechón de mi cabello y llevándolo tras mi oreja.

Sus labios se habían sentido tan suave y de no ser por mi estúpido impulso de elevar mi rostro hubiese sido un momento fantástico. Quería pedirle que volviese a besarme, pero iba a guardar aquel pensamiento muy fondo en mi mente, porque evidentemente él no se veía tan desesperado como yo por el contacto.

Sí alguna vez tomara la iniciativa justo como hoy y volviese a besarme ¿sería pronto? ¿se daría la ocasión para un simple beso?

—No es... nada. Estoy bien.

Una de sus manos se ubicó en mi mejilla, la otra se situó sobre mi cintura sujetándome con fuerza para que no pudiera sí quiera pensar en huir. Me aferré a la tela de su camisa.

Estábamos tan cerca el uno del otro que respirábamos el mismo aire, pero tan lejos que nuestros labios no llegaban a encontrase. Su nariz jugueteó con la mía causando que me hiciera gracia y al tiempo se sintiera como una suave caricia. Su rostro se alejó un par de centímetros más y descansó su frente sobre la mía.

—Olvidemos esto —murmuré después de un par de segundos creando un completo silencio que aparentemente causó que nuestras miradas se encontraran.

No pareció sorprendido ante mi comentario.

—Eres tan predecible —murmuró como respuesta y se alejó a una distancia prudente, soltando mi cintura y mi mejilla—. Tienes razón. No creo que recordar que nuestro primer beso fue de ese modo sea algo muy bonito.

Reí.

Eso era casi imposible puesto que yo no quería olvidarme de haberlo besado y tenía claro que él tampoco. No después de ver su aspecto y no después de que él había sido quien me había besado. Debía admitir que Nickolas ahora no era sólo un capricho y que nuestra relación —al menos para mí—, no era solo simple atracción.