Capítulo 11.

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CAPÍTULO 11.— LA FIESTA DE LILAH. PRT. II

Gracias a Brando me encontraba empapada, helada, congelándome gracias al enorme frío que hacia esa noche y castañeteando los dientes. Él seguía riendo debido a la mirada asesina que yo le lanzaba y a mis labios que ahora se encontraban morados.

Mi atuendo, mi peinado, mi maquilla, los lentes... ¡Todo! Se había arruinado todo gracias a Brando y la verdad, es que Lilah se encontraba perfectamente preparada para la situación, les trajo toallas a todos los que ahora se encontraban empapados y reprochó a Brando por "iniciar antes de tiempo", sin embargo, él seguía en la piscina así que no sentía el abominable frío que deparaba la noche y le parecía divertido mi aspecto ya que me lo hacía saber riéndose en mi cara.

En más de una ocasión —cuando ya me hallaba recuperada del frío—, volvió a lanzarme dentro del agua con la excusa de diversión, causando que todo volviese desde cero y que debido a eso él recibiera un golpe de mi parte.

Luego de que él también saliese de la piscina, me recomendó que tomara un vaso de una bebida ya que me quitaría el frío. Y lo hice. Debido a que aquella bebida si me quitó el frío a pesar de tener un sabor horrible. No sé cuántos vasos tomé después y recuerdo muy bien a Brando ordenarme que me detuviera, así que lo lancé de vuelta a la piscina cuando ya tenía todas sus prendas como venganza y él se rió por ello admitiendo que era justo.

Apartir de ahí, no puedo recordar nada.

Apartir de ahí, no puedo recordar nada

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—¡Uno...! ¡Dos...! ¡Tres...! —anunciaron las personas a mi alrededor por cada diminuto vaso de vodka que bebía.

El líquido transparente se deslizó dentro de mi boca dejando un rastro amargo y un ligero ardor que me llenaba del calor que necesitaba debido al horrible frío que tenía. Caminó hasta mi garganta y sentí que me quemaba pero no me detuve en ningún segundo.

—¡Cuatro...! ¡Cinco...! ¡Vaya, Roxana! ¡Tu garganta! —parloteó el chico quien suponía compitió a beber conmigo y que al parecer había perdido.

Me levanté del asiento tambaleándome sobre mis pies al caminar. Definitivamente no recordaba cuanto había bebido pero el horrible mareo y las náuseas me habían hecho comprender que lo suficiente. Intenté buscar a Brando o a Nickolas, con la intención de volver a casa inmediatamente, sin embargo, no encontré a ninguno de los nombrados anteriormente. Así que entonces pensé que lo que necesitaba realmente era un baño.

—Oye..., Roxana —musitó repentinamente Danica tras de mí—. ¿Estás ebria? ¡Apestas a vodka!

Solté una risita.

—Dime algo que no sepa —hipeé.

—Tienes el aspecto de una maldita ebria. ¿Dónde está Nickolas? —reclamó observando a todos lados—, ¿No está contigo?

—Vaya —apenas pronuncié—. ¿Cómo es que sabes que no sé eso,  qué eso no lo sé? No tengo una remonta idea de dónde... —hipeé—... Está Nick. Iré a buscarle...

Un compromiso arreglado por el gobierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora