Capítulo 3.

38K 2.1K 310
                                    

CAPÍTULO 3.— PLANTADA.

Me encontraba echada de espalda sobre mi cama buscando alguna serie o película que pudiera entretenerme y sacarme de la infinita depresión en la que ahora me encontraba. No había una programación que llamara mi atención en los canales y justo ahora no tenía la menor idea de que era lo que quería ver. Le había dicho a mi familia que no quería fiestas ni nada por el estilo, sólo quería que me dejaran sola e ínteractuaramos como todos los días, sin embargo, sabía que ellos estaban preocupados por mí.

Estaba segura de que en un par de minutos iba a llegar el mensaje del gobierno dándome a conocer a la persona con quien "compartiría" el resto de mi vida. Una persona que probablemente no habría visto nunca o con quien jamás me habría relacionado pero una estúpida máquina aseguraría que era "mi alma gemela", o quizás "mi media naranja" y muchas cosas más, tan ridículas como todas esas etiquetas que habían creado.

De repente sentí vibrar mi celular a escaso centímetros de mi paradero y en cuanto le eché un vistazo me encontré con un mensaje de nada más y nada menos que Jeremy. Lo tomé rápidamente leyendo una simple palabra que decía:

¿Quedamos?

Le sonreí a la pantalla, cosa que probablemente se había visto ridícula. Sabía que Jeremy quería verme porque posiblemente este sería el último día que nos veríamos como una pareja. Así que le respondí instantáneamente.

Por supuesto.
Te quiero.

A lo que Jeremy respondió.

También yo.
Donde siempre.
Nos vemos en treinta minutos.

Sonreí, y esa sonrisa fue borrándose a medida en que pensaba. Pensé que sería triste ver por última vez a Jeremy después de haberlo querido tanto, después de que nuestra relación hubiese sido tan linda, tendríamos que separarnos gracias a las estupideces del gobierno y eso me frustraba. Así que sin pensar demasiado, escribí el siguiente mensaje:

Jeremy, te quiero y nunca dejaré de hacerlo. Es por eso que quiero hacerte una promesa como muestra de que nunca voy a olvidar lo nuestro.

Sabes que también te quiero, Roxana. Pero no por eso significa que vayamos a hacer algo estúpido que quizá nos traiga problemas a ambos, ¿cuál es esa promesa?

Quiero que tengas todas mis primeras veces.

Él tardó en responder.

¿Estás segura de eso?

Totalmente.

Así que después de aquel mensaje. Corrí en dirección al guarda ropa, utilicé lo mejor que tenía y me maquillé lo mejor que pude sin utilizar demasiado maquillaje o ropa demasiado reveladora. Me veía mejor que nunca y, sin embargo, seguía siendo yo, seguía siendo mi estilo. Seguidamente corrí escaleras abajo siendo detenida por la voz de mi madre.

—¡Deten el auto, cariño! —exclamó ubicando su mano entre ella y yo—. ¿A dónde crees que vas y con permiso de quién? Sé que hoy es tu decimosexto cumpleaños pero no por eso puedes simplemente escapar, cielo.

—Voy a la panadería... —respondí simplemente—... Con Danica... Compraremos algo para... ¿Celebrar?

Mi madre entornó los ojos.

—A menos de que quieras seducir al panadero, cosa que no creo porque tiene como cincuenta. Tu ropa dice otra cosa —mencionó cruzándose de brazos—. Bien, Roxana. Ahora dime ¿A dónde vas en serio?

—A dónde vas en serio —dije fingiendo seriedad.

—Roxana. Esto no es un juego —reprochó tornándose seria. Cosa que me puso alerta.

Un compromiso arreglado por el gobierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora