Un compromiso arreglado por el gobierno.

Capítulo 22.

CAPÍTULO 22—. NO QUIERO OLVIDARLO.

We always dreamed about this better life, this better life. 
We always thought we'd come in all along, yeah all along.
We got the keys to open paradise, yeah paradise.
Now let's go walking hand in hand.

Sonó la melodía de la música proveniente de mi celular, mientras yo movía mis brazos, agitaba mi cabeza y zapateaba al ritmo de la canción en un intento de baile, sumergiendo prendas de vestir en la lavadora. Nunca fui buena en aquellos bailes en los que no tenía a quien seguir. Me movilicé hacia el cesto de ropa sucia y la separé por colores.

—Come on baby we can hit the lights. Make the wrongs turns right. We can smash the floor, make the pop go raw —canturreé sujetando mi cabello en una coleta alta y sujetando el cesto para ubicarlo justo en frente de la secadora.

A lo que la secadora se detuvo, comencé a doblar mi ropa, llevarla hacia una nueva cesta para después ubicarla en mi habitación y ordenarla. Dirigiéndome decidida a llevar la ropa a su respectivo lugar, volví a cantar:

—We're the love mystique, we don't need no sleep. And it feels like we could do this all night. We could...

Me abstuve de pronunciar una nota más gracias al simple detalle de que Nickolas se encontraba apoyado en el marco de la puerta observándome evaluativo y analizando mi cuerpo desde mi cabeza hasta mis piernas, deteniéndose demás en estas en un modo atrevido. Lo único que las cubría, era la delicada tela de un short que llegaba por lo menos 20 centímetros más arriba de mis rodillas debido a que era mi pijama. Me tensé, no me agradaba tener ese tipo de atención, mucho menos cuando creía que me hallaba sola, teniendo la idea de que podía caminar por la casa vestida con cualquier trapo y hacer en el departamento lo que se me viniera en gana.

Mordió su labio, acarició el puente de su nariz y despeinó su cabello en un gesto que no pudo haber sido más atractivo, sin embargo, aquello causó mi evidentemente nerviosismo.

—¿Por qué te detienes? ¿qué estabas cantando? —preguntó rompiendo el ligero silencio que se había creado, no obstante, la canción de fondo sonaba a todo volumen.

—N-no sabía qué estabas en casa —respondí avergonzada gracias a mi acto de cantar como una loca por todo el departamento.

Nickolas sonrió hasta que no pudo contenerse un solo segundo más, haciendo  que soltara una sonora carcajada que logró avergonzarme más y acentuar el color en mis mejillas que aparentemente se quedaría un largo tiempo ahí.

—Es un curioso nombre para una canción en inglés.

—¿Hace cuánto estás ahí? —inquirí ansiosa y nerviosa por saber la respuesta que sería suficiente para avergonzarme aún más.

—Desde que comenzó la canción, no hace mucho en realidad. —Sonrió—. Lo suficiente para haberte escuchado cantar. Tienes una muy linda voz.

—Cállate...

Sujeté mi celular, corté la música, me encaminé a la habitación y ordené mi ropa. Al terminar me desplomé sobre el sofá café del cuarto de videojuegos. Mi celular vibró, lo sujeté encontrándome con una foto de Danica y Brian, seguido de un mensaje de "su maravillosa, perfecta y exquisita cita" y a lo que respondí lo lancé hacia la cómoda y suspiré exhausta. Sí alguna vez Nickolas y yo comenzáramos a gustarnos, ¿cómo sería eso? Sé que probablemente él me guste pero nunca he escuchado sus sentimientos. Me moría por escuchar tan simple oración formulada por sus labios un "Te quiero Roxana".