Capítulo 17.

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CAPÍTULO 17.— PUEDO EXPLICARLO.

Extrañamente al iniciar el día, una brisa gélida acompañaba el ambiente y despreocupadamente la temperatura seguía disminuyendo. Me removí incómoda en el sofá chocando con los brazos de Nickolas. Suspiré. La noche del viernes había decidido observar una maratón de películas echada sobre el sofáy al final simplemente me rendí dejándome arrastrar por el sueño. En realidad, no me sorprendía en absoluto que el rubio se haya echado a mi lado mientras estaba dormida. No era la primera vez que dormía con él pero aún así me sentí incómoda.

Intenté levantarme y empleé toda la fuerza que me era posible en un, de por sí, inútil intento de zafarme de sus brazos, sin embargo, su agarre era tan fuerte que estaba comenzando a dudar si realmente aún se encontraba dormido.

—Buenos días —murmuró aún con los ojos cerrados. Fruncí el ceño y traté de empujarlo—. ¿Estás teniendo una mala mañana?

Suspiré resignada y me eché sobre mi espalda, con sus brazos rodeándome.

—Así es, ¿quieres saber la razón? —Asintió aún con los ojos cerrados—. Fuiste lo primero que vi al levantarme.

Sonrió.

—Oye... Hablé con Brando hace un par de días... y dijo algo que llamó mi atención. —frunció sus cejas confuso, esperando que siguiera—. ¿Recuerdas lo de la cena con mis padres? —cuestioné apretando mis labios—. Cuando mis padres te embriagaron, cuando me contaste sobre tu familia. ¿O lo hiciste inconscientemente?

Nuevamente me sonrió.

Sus ojos se encontraban cerrados aún, sus pestañas rubias y largas sobresalían, sus labios curvados en una sonrisa, su pecho subiendo y bajando tras su respiración chocando con el mío, sus piernas entrelazadas con las mías, su cabello rubio cosquilleando en mi mejilla, sus manos apretando fuertemente mi cintura. Su cuerpo cálido impedía que tuviera frío. Se me dificultó respirar. Nickolas pareció notarlo porque su sonrisa se ensanchó y aún seguía sin abrir sus ojos.

Deseaba deleitarme contemplando el panorama de su mirada verde observarme de la misma manera en que me sonreía... Pareció leer mi mente ya que inmediatamente sus verdes se enfocaron en mí y un poco somnoliento, soltó mi cintura para rascar sus ojos con el costado de sus manos. Me gustaba cuando hacía eso, parecía un niño recién levantado.

—No soy como tú. Yo si lo recuerdo —respondió despreocupado.

—¿Lo recuerdas? —pregunté confusa debido a que no había mencionado nada sobre el tema en toda la semana.

—Lo recuerdo —afirmó disminuyéndole importancia.

—¿Por qué no dijiste una sola palabra sobre el tema? —reclamé sintiéndome un poco ofendida. Al final parecía que no le importaba demasiado haberlo soltado.

—Eso es porque no es un tema que desee tocar, Roxana —Frunció el ceño y volvió a cerrar sus ojos.

—Yo... —vacilé—, lo siento.

—No te preocupes. —Su voz se escuchó áspera, sin emoción. Eso me dolió más que el hecho de que en toda la semana actuaba raro y parecía tomar por alto mi presencia.

El silencio invadió totalmente la habitación. Nickolas suspiró, se echó nuevamente, sujetó mi cintura rodeándome de nuevo con sus brazos y sonriendo de lado, no obstante, yo no quería dejar de hablar sobre el tema. Deseaba respuestas.

—¿Te gustaba Bryce? —pregunté de repente—. Siempre que hablas sobre ella o pronuncias su nombre, actúas como si te doliera.

Nickolas se levantó rápidamente, increíblemente sorprendido. Abrió sus ojos al tope y apretó los labios.

Un compromiso arreglado por el gobierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora