Un compromiso arreglado por el gobierno.

Extra tres: la boda prt. II

[Los diálogos que vayan con inclinación (/like this) son cosas que están diciendo en inglés porque así las personas que no entiendan no tendrán que buscar y yo no tendré que poner lo que significan, ahr] ;)

—Wow, luces como una persona a la que acabar de robarle su boleto V.I.P, chica —pronunció una voz a su derecha  que le sonó ligeramente conocida, sin embrago, el comentario fue tan desconsiderado que la castaña tomó la decisión de insultarle.

—Bueno, es justo lo que acaba de pasar, maldito idiota.

Sin embrago, al girarse para descubrir de quién se trataba, se percató de que junto a ella estaba nada más y nada menos que uno de los miembros de Defocused.

—Oh, Dios. Por favor, sólo mátame.

—No sé cómo debería reaccionar respecto a ese comentario —pronunció el pelinegro con una sonrisa que podría haberla hecho caer a sus pies, sin embrago, la chica ya tenía un rubio que la tenía a sus pies. Debía centrarse—. Soy Axel. El bajista de Defocused.

—L-lo sé. Créeme que lo sé.

El chico esbozó una sonrisa de superioridad que en cierta manera le recordó a Nickolas por lo que se preguntó qué estaría él haciendo en ese momento, si la estaba pasando tan surreal como ella o incluso mucho más, desafortunadamente, en un instante se le pasó por la cabeza que su prometido estaba quizá en un burdel depositando billetes en las tangas y en los corpiños de lindas muchachas no solo más guapas sino también con cuerpos mucho mejor esculpidos que el de ella, así que en un santiamén volvió a estar enojada y tan susceptible como cuando le habían robado el boleto.

 —Oh, ya veo. Pues ¿qué te parece sí...? —inició a hablar el bajista pero Roxana le interrumpió ligeramente molesta por las posibles palabras que diría después.

—No estoy de humor para nada en este momento, así que guardate todo lo que vayas a pedir porque estoy comprometida y a no ser que vayas a devolverme mi pase a los camerinos no quiero saber nada.

—Ya... —comentó Axel intentando borrar la sonrisa que tiraba de sus comisuras, lo cual le fue imposible—. Sabes que había tomado la decisión de ayudarte a entrar, pero me llamaste "maldito idiota" y mis buena intenciones disminuyeron.

—Tú... Tú estás bromeando, ¿cierto?

—¿A quién se te antojaba conocer? —curioseó causando que el nerviosismo de Roxana aumentara a un nivel impresionante.

—No... No juegues, por favor... Es mi vida la que está en riesgo.

—Me encanta tu dramatismo —murmuró con una sonrisa coqueta, por lo cual Roxana entró en alerta—. Ahora dime, ¿a quién quieres conocer? ¿Acaso Daemon? ¿Gramon? ¿David? ¿O a mí? Porque ya me estás conociendo.