Capítulo 37.

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Antes de leer quiero decirles, que no entiendo porqué tanto odio a Roxana en los comentarios. O sea, por favor, ¿cómo actuarían ustedes si les hicieran lo mismo? Hay que aclarar que aún son niños (o al menos ella, aunque no es que Nick actúe muy maduro). Ella solo tiene dieciséis, ser impulsiva está en su genética y no puedo culparla porque seguramente yo habría hecho lo mismo. El orgullo por delante, eh. Ya sin más.

Que disfruten el capítulo ;)

CAPÍTULO 37.— ¡OTRO PUNTO PARA GREENWOOD!

En cuanto llegué al departamento, sencillamente me eché sobre el sofá en un intento por no pensar demasiado en mi situación actual, seguidamente encendí la televisión después de ir a la cocina por un bocadillo. Suspiré en cuanto me encontré con una película de romance empalagoso y no pude evitar pensar en Nickolas. Mis planes nunca funcionan desafortunadamente.

Era simplemente insoportable que cualquir aroma, sonido e imagen me recordara a él. Estaba tan estúpidamente enamorada de un imbécil y yo no era muy diferente, ambos actúabamos de manera infantil. Mi cerebro quería hacerme una mala jugada, porque en realidad lo que más deseaba era despejar mi mente y distraerme de todo ese tema. Anhelaba sus labios y estar en sus brazos pero debía omitir aquel pensamiento, lo que hice recordando que el día anterior él no había vuelto a casa como cualquier día.

La puerta se abrió con un fuerte golpe dejando a la vista a un Nickolas claramente irritado que pateó esta para cerrarla, luego se dirigió a su cuarto y se encerró dentro. Me sorprendí a mí misma sonriendo. Al menos ahora estábamos sólo a una puerta de distancia, eso debía significar algo bueno.

A la mañana siguiente cuando me levanté de la cama, me encontré con Nickolas desayunando plácidamente en la isla de la cocina. Le eché un vistazo rápido que él no pareció percibir, pero unos segundos después lo descubrí observándome de pies a cabeza. Había dejado de comer, y sus labios ligeramente entreabiertos me hicieron consciente de mi atuendo.

Sólo llevaba una simple camiseta y mis bragas...

Me encantaría decir que actúe con total naturalidad, fingiendo que no me afectaba en absoluto lo mucho que me miraba y simplemente anduve provocándole, pero desafortunadamente no es cierto, corrí al baño con total nerviosismo y a pesar de que se había quedado estupefacto con mi inapropiado atuendo, en sus ojos no habitaba aquel brillo que solían tener cuando me veía. Cada día las cosas solo iban en retroceso y aumentaba mi pánico hacia la idea de perder a Nickolas. Tenía que hacer algo si quería cambiar las cosas, de lo contrario todo seguirá absolutamente igual.

Inhalé y exhalé.

Hoy definitivamente cambiaría las cosas.

—¿Tenemos un plan? —preguntó Danica tomando comida de mi bandeja y yo abofeteé su mano

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—¿Tenemos un plan? —preguntó Danica tomando comida de mi bandeja y yo abofeteé su mano.

¿¡Es que a todo les gustaba quitarme comida!?

Un compromiso arreglado por el gobierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora