Estix #2 |Niall Horan.

31 'El amor de un pueblo'

Respiro profundo y trago duro. Estoy a un paso del balcón donde hablare delante de todo el pueblo Asgardiano. Mis manos tiemblan, mi pulso esta acelerado, incluso lo escucho detrás de mis orejas. No estoy lista, pero debo hacerlo, necesito hacerlo.

—Lo harás bien, amor —comenta Niall sonriéndome. Él entrara primero para saludar a su pueblo y dar una pequeña "Introducción". Después iré yo. Solamente espero hacerlo bien.

Paso cinco minutos temblando de nervios. Joder, ¿Por qué tarda tanto? Me pregunto una y otra vez aunque realmente quiero que tarde más, un milenio si es necesario. Pero justo cuando estoy pensando en eso, las puertas que dan hacia el balcón se abren de par en par.

Niall tiene un porte serio, neutral. Supongo que así es como su pueblo debe verlo. No me mira, eso no me da valor. Sé que lo que necesito ahora es sacar lo mejor de mí misma. Levanto la mirada y suspiro. No tengo ni la más mínima idea de cómo empezar. Doy dos pasos más y tengo que sostenerme de la baldosa fría para no caer.

Levanto la vista y veo a miles de personas frente a mí, no puedo hacerlo. Del otro lado veo que en un balcón mucho más grande que este Thor y Sif están sentados, observándome a la expectativa.

Vamos, Elizabeth, tú puedes hacerlo. Me doy un poco de moral.

—H-hola — tartamudeo, hablo tan suave que creo solamente me he escuchado yo misma —Hoy estoy aquí —comienzo y me sorprende escuchar mi voz llenando todos los espacios vacíos, logrando que hasta la última personas aquí reunida logre escucharme, giro y veo que ha sido algo Asgardiano hecho por un par de soldados que están detrás de mi —, porque siento que estoy en deuda con todos ustedes. Realmente es así. En Asgard siempre me he sentido bienvenida, desde sus reyes hasta sus soldados me han protegido sin importarles siquiera que yo no sea hija de este reino. Pero yo les he fallado. Cometí un error que sé me pesará hasta el día de mi muerte.

»Permití que el mal llegara a este lugar y puse en riesgo todas y cada de una de sus vidas —bajo la mirada, cierro los ojos por un par de segundos, controlando las lagrimas que están posándose en mis orbes—. Lo lamento tanto —suelto con un hilo de voz —. Ustedes están en todo el derecho de despreciar todo lo que hice.

»Acabe con la vida de uno de sus soldados. Quizá consciente, quizá no. Pero por mi culpa una familia está llorando su perdida. Sólo por mí, una luz se apago —suspiro mirando al suelo —. Nada duele más que saber lo que él trato de hacer, quiso salvarme de lo que estaba viviendo y termino muerto —murmuro y una lagrima se resbala por mi mejilla —. Quiero ofrecerles mis más sinceras disculpas. Una parte mía murió en ese día, lo siento, lo siento aquí —coloco una mano en mi corazón mientras que tomo una gran bocanada de aire.

»Comprenderé si ustedes quieren que me vaya, estaría de acuerdo si para ustedes es mejor que no regrese. Pero no podría irme de aquí sin expresarles lo mal que me siento y sin ofrecerles mis disculpas —muerdo mi labio inferior levanto mi mirada y me encuentro con docenas y docenas de ojos expectantes —. Asgard siempre formará parte de mi vida, siempre tendrá un lugar enorme en mi corazón. Aquí están y han estados las personas a las que más he querido y a quien he amado con locura. Jamás olvidare la belleza de este pueblo.

No escucho respuesta, ni un sólo murmullo. Estoy dispuesta a salir del lugar y cuando doy un paso escucho una voz.

—Señorita Elizabeth —comenta, me giro para ver quien habla. Un señor que aparenta bastantes años sonríe —. Usted forma parte de Asgard. Estamos seguros, no sólo hablo por mi mismo sino por todos los Asgardianos, de que usted no traería el mal a este reino a menos de que fuera obligada. Esto no es culpa suya.

—Estoy de acuerdo —comenta una mujer al otro lado de la multitud —. Usted ama a Asgard y a nuestro rey Niall. El incidente ocurrido no fue culpa suya.