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Es la hora. El reloj marca las 6 hrs. Observo con cautela al personal que sube a la nave, no son muchos, pero mi corazón siente como si aquellas personas fueran los seres más valiosos de este y de los otros mundos.
Steve marcha a paso decidido, su traje azul se cierne a su cuerpo con cierta complicidad. Harry aparece ante mis ojos, lleva su armadura puesta, sin embargo su rostro esta descubierto, puedo ver el brillo en sus orbes verdes cuando caen sobre mí, me dedica un guiño y desaparece de mi campo de visión.
Doy unos pasos más y estoy en la pista de aterrizaje. Veo un cabello canoso, unos ojos pequeños y una mirada perdida. El Doctor Banner, mi cuerpo se detiene en ese segundo, en el instante en el que capturo su imagen subiendo a nuestro transporte, embarcándose en una aventura peligrosa, en un posible viaje sin retorno y entonces quiero correr. Siento las arcadas tomando posición en mi cuerpo, un nudo fuerte en mi estomago y mis piernas transformarse en gelatina.
Deseo gritar, correr, huir lo más pronto que pueda, pero una mano sobre mi cintura me lo impide. Giro lentamente para encontrarme con la pasividad de su mirada.
—Todo irá bien —Apunta —. Vamos, es momento —Me conduce lentamente hacia la nave, camino por inercia, por la presión que ejerce su mano en mi espalda, camino contra todos mis sentidos, contra mi poco sentido común, contra mi subconsciente, ese que me grita a todo pulmón que no guíe a estas personas hacia un posible fin.
Dentro de la nave Steve está tomando los controles de vuelo, Harry se instala como su copiloto. Bruce ha decidido estar al margen del asunto y simplemente toma un asiento cualquiera. Al subir prefiero sentarme con rapidez. Sin entablar un dialogo insulso, lleno de nimiedades que ahora carecen de toda importancia.
Niall toma asiento a mi lado. Coloca el cinturón que me protegerá en mi pecho, le agradezco con una mirada fugaz que llega en un par de segundos hacia Bruce. Noto en su mirar que quiere decir algo, a decir verdad he visto ese mismo brillo en varias ocasiones, sin embargo él no se atreve a pronunciar palabra o a cruzar una silaba conmigo. No le tomo importancia, estoy más que segura que descubrió algo y teme decirlo. Algo que tiene que ver con Loki, de eso no cabe duda.
Inicia el viaje y es ahora cuando me pregunto a donde nos dirigimos. Me refiero a que no tomas un taxi y dices, a Estix, por favor. Levanto la mirada para encontrarme con aquellas pestañas largas y brillantes, con unos ojos tan azules como el cielo, tan profundos como el océano. Me sonríe cuando nota mi escrutinio.
— ¿Qué ocurre? —murmura con suavidad.
— ¿Por qué piensas que ocurre algo? —inquiero.
—No leo tu mente, si a eso te refieres —Opina.
—No dije que lo hicieras.
—Entonces sí ocurre algo.
— ¡Vamos! Que te mire no significa que ocurra algo —me encojo de hombros y enarco una ceja.
