Estoy pasmada en mi lugar, no logro articular palabra ni mover un hueso y es que las imágenes que tengo frente a mi no paran de aterrorizarme.
—Este es mi reino — Explica Hel, parada a mi lado —. Bienvenida a Helheim.
Miro a mí alrededor todo esto es aterrador. Nunca había escuchado sobre Helheim y me pregunto si esto esta a los ojos de Greg. Hel parece notar mi confusión puesto que ríe muy fuerte.
—Estamos en Niflheim. En la capital de la muerte. Es aquí donde vienen las almas de los muertos.
—El mundo oscuro —musito entre dientes.
— ¿No te parece fenomenal? —Inquiere sonriendo —Me refiero a tener un reino con tu nombre. Claro que en tu caso no sonaría para nada bien. Imagina algo como Elizabetheim o Lizzygard. Vaya que suenan mal —rueda los ojos y me da la espalda por un par de segundos.
Recorro el lugar con la mirada. Un perro gigante de más de cinco metros me mira con desdén. Aparece lentamente en las tinieblas. Sus ojos dorados brillan en la oscuridad. Abre sus gigantescas fauces y lanza un gruñido. Observo sus dientes, son más grandes que mis brazos. Retrocedo unos pasos cuando el corre hacia nosotras.
— ¡Garm! —musita la rubia, acariciando al gran animal. Este se echa en el suelo, me permito observarlo, su pelaje es negro, podría verse incluso tierno si no fuera cuatro veces más grande que yo. Dirige sus ojos hacia mí. Gruñe con fuerza. El vello de todo mi cuerpo se eriza. —Calma —susurra —, es sólo una estúpida mortal. Puedes con eso.
Garm se retira dejándome de nuevo a solas con la diosa de la muerte.
—Es el guardián de todas estas almas. No sé qué pasaría si él no estuviera aquí. Todo sería un caos. Pero vaya que lo gozaría.
— ¿Por qué me has traído? —Cuestiono pero ella me ignora. En lugar de hablar chasquea sus dedos. En ese mismo instante alguien tira de mis piernas y me obliga a caer en el suelo. Noto que todo está cubierto por huesos quizá humanos.
Grito y pataleo con fuerza. Sin embargo el agarre en mis piernas no ha cedido, por el contrario me hala hacia abajo.
Poso mi mirada en el agresor. Noto dos pares de manos huesudas, cada uno puesto en una de mis piernas.
Miro a Hel. Esta sentada en un trono que irónicamente también está construido en huesos y decorado por espinas de rosas. Me observa. Casi como si se divirtiera con lo que está pasando.
Aferro mis manos a los huesos que están clavados en el suelo. Trato de avanzar pero no lo consigo cada vez tiran de mi con más fuerza. Me giro sobre mi cuerpo y tengo la plena visión de quienes me atacan. Veo sus esqueletos plenamente. Los huecos donde deben estar sus ojos son enormes, el color negro en ellos me confunde y me asusta.
Estoy muy lejos de Hel, aún así siento su mirada clavada en mi ser.
En un movimiento rápido me apoyo en mis manos y salto. Estoy en pie, aunque los brazos de esos seres aun están atados a mis piernas. Extrañamente ellos están tendidos en el suelo.
Se levantan tan rápido como yo. Como si de imanes se tratara sus brazos saltan de mis piernas y se enganchan de nuevo a su lugar.
Se colocan en posición de ataque al igual que yo, he aprendido lo suficiente y es momento de ponerlo en práctica. Sólo espero no tropezar.
Uno de los esqueletos corre hacia mí lo bloqueo igual que Harry me enseño.
Comprendo al sentir su dura anatomía que si lo golpeo con mis manos me hare mucho daño. Salto y con una patada digna de una gimnasta logro sacar su cabeza de su cuello. Inmediatamente su cuerpo cae al suelo.
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Estix #2 |Niall Horan.
Fanfic«No me pidas que trate de dormir cuando mi insomnio lleva tu nombre.» Segunda temporada de "El hijo de Thor" 2015