Llegamos al aeropuerto, y el vuelo ya estaba por salir, así que corrimos con todas nuestras fuerzas y por suerte llegamos.
-Menos mal que llegamos, yo ya me veía venir que perdíamos el vuelo. -suspiré agitada de tanto correr-.
-Si lo perdíamos iba a ser todo por la puerta esa. -sonrió Pato, seguramente acordandose de su "patada voladora" que la tiró abajo-.
-Sí, qué puntería che que justo a la puerta, las llaves, o lo que corno sea, se le dió por no andar. Demasiada casualidad, diría yo.
Él me dió la razón, y subimos al avión. Sinceramente, un poquito de miedo me da, así que en todo el viaje estuve abrazada a Patito o sosteniendo su mano. Me dan protección y seguridad ese tipo de cosas. Luego de largas horas, por fin llegamos a Cancun. ¡Era hora, che! Bajamos del avión y nos tomamos un taxi hasta el que sería nuestro hotel. Le pedí a Pato que no sea el de la otra vez, porque no nos iban a aceptar por mi anterior comportamiento. Además ni ganas de verlos che, no quería pasar vergüenza otra vez. Cuando llegamos a la que iba a ser nuestra habitación, miré fulminante a Patricio. La habitación era un lujo con todas las letras. Tenía una cama matrimonial suficientemente amplia como para que duerman tres personas o más y con sábanas y almohadones blancos. También, una de las paredes, era toda de vidrio, una especie de balcón, con una hermosa vista a la playa. El baño, tenía un jacuzzi espacioso, que podías elegir agua caliente o fría. Y bueno, demás lujos que no eran necesarios.-Pato, no hacia falta tanta cosa, no quiero ni imaginarme cuanto habrás pagado todo esto. -comencé con el reto que le iba a dar-.
-Dale, vos te mereces todo esto y mucho más. -me besó la mejilla-.
-Sos muy lindo, ¿sabías? -le sonreí-. Pero en serio no quiero que gastes más, todo lo demás lo pago yo eh.
Él me dió un beso y decidimos salir a caminar por la playa. Me puse un short cortito color blanco, una remera suelta y unas sandalias. Tiré mis bolsos por ahí junto a los de Pato, y salimos del hotel. Al pisar la tierra mexicana, me dejé llevar por el aire tropical de dicho lugar. Esta vez, era distinto a mi anterior viaje, quizás porque tengo a Pato acá conmigo, o quizás porque no siento el nerviosismo de saber cómo está, o quién sabe por qué, pero me encontraba disfrutando del paisaje. Caminamos por la arena en un cómodo silencio, dedicandonos sonrisas de vez en cuando, hasta que empezó a oscurecer un poco y optamos por volver al hotel. Eché un vistazo a la luna y su brillo, mi gran amiga, la que siempre me acompaña hasta en las noches más oscuras. Me encanta la luna.
-¿Qué miras tanto? -preguntó Pato-.
-A nada importante. -sonreí-. Vamos al hotel mejor, si querés vamos a un restaurante de por ahí, yo invito, aunque tendría que buscar uno viste, si querés vos anda yendo y yo busco.
-Dale dale, te espero en el hotel y después vamos.
Nos dimos un beso de despedida y me fui a recorrer para encontrar un lindo restaurante. Él había sido muy tierno y considerado conmigo, y ahora me toca a mí.
Narra Patricio.
Todo estaba saliendo a la perfección, ella se fue a buscar un restaurante y yo supuestamente la iba a estar esperando, pero no. Guido me había tirado la idea de hacerle una cena romántica, con velas, pétalos de rosas y toda la gilada. Por suerte un chabon del hotel se ofreció a ayudarme, un groso total. Estaba todo listo y a los minutos volvió ____.
Narra ____.
-Patito, ya llegué, encontré un restaurante re piola, vam...-dije, pero no pude terminar de hablar al ver lo que mis ojos tenían en frente-.
Pato estaba vestido de traje negro, con el pelo recogido en un rodete dejando varios mechones sueltos, y abrí mi boca en una "o". Lo miré de arriba a abajo, ¿podía ser más lindo?
-Siempre estás hermoso, pero hoy te pasaste eh. -mordí mi labio inferior y solté una sonrisa-.
Él sólo se limitó a devolverme la sonrisa y sujetar mi mano, llevandome hacia el inmenso balcón con la preciosa vista. Había una mesa redonda con un mantel color carmesí, dos copas, dos platos, cuchillo y tenedor, dos cómodas sillas escarlata, y no podían faltar las velas. Nada podía borrar la sonrisa de oreja a oreja que tenía.
-¿Vos...vos hiciste todo esto? -pregunté sorprendida-.
Él asintió y aún aferrandose a mi mano, me condució hasta la silla. Solté una lágrima de emoción, la cuál fue borrada al instante por el pulgar de Patricio.
Esta noche iba a ser maravillosa.
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Tu locura [Pato Sardelli]
Fanfiction¿Qué harías si conoces a tu ídolo, luego de tanto tiempo esperando, pero las cosas no resultan como vos esperabas? El amor nunca es fácil, el amor al final del día siempre duele, y eso ____ lo tiene más que claro. Dicen que después de la tormenta sa...