Capítulo 29: Noche de pasión.

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Comimos a la luz de las velas mientras hablabamos de cualquier cosa. Se lo notaba nervioso, quién sabe por qué.

-¿Pasa algo Pato? -le pregunté con preocupación en mi mirada-.

-No no, no pasa nada. -respondió regalandome una de sus típicas sonrisas sin mostrar los dientes-.

Cuando terminamos de comer, se levantó de la silla repentinamente. En un rápido movimiento sacó una cajita color bordo, y no pude evitar sentir curiosidad de saber qué había dentro. Se agachó frente a mí, y dijo cuatro palabras, cuatro simples palabras que cambiarían mi vida.

-¿Querés ser mi novia? -habló Pato, para después abrir la caja y mostrar un hermoso anillo dorado que contenía la letra P, de Patricio seguramente-.

-Obvio que quiero. -lo abracé como nunca lo había abrazado-.

Me sentía tan feliz y emocionada, esperé este momento por mucho tiempo, bue, creo que vengo esperando esto desde que escucho Airbag. Y ahora se estaba cumpliendo. Qué curiosa la vida y las vueltas que da de un día a otro. Agarró mi mano suavemente y colocó el anillo en mi dedo anular, para luego besar mi mano. Sonreí y pensé, "no podía ser más lindo".

-Yo ya tengo el mío. -me mostró su dedo anular, que tenía el mismo anillo, pero con la inicial de mi nombre, es decir, la letra _ -.

-Te quiero mucho Pato. -solté-.

-Sabes que yo también te quiero.

No podía parar de sonreír. Tenía el novio más hermoso del mundo en todos los sentidos. Nos unimos en un profundo beso lleno de amor, que poco a poco se fue tornando apasionado. Aún sin separarnos del beso, lo abracé por el cuello y él me levantó, haciendo que enrede mis piernas en su cadera. Solté una suave risa, al ver que me llevaba hacia la cama, la cuál estaba repleta de pétalos de rosas.

Me acostó en la cama y él quedó encima mío, soportando su peso. Sus besos fueron bajando por mi cuello, dando delicadas mordidas y dejando chupones en él, causando que suelte un leve gemido. Amo los besos en el cuello, y cabe destacar que él es un excelente besador, te hace volar, te lleva a otro mundo. Sus manos acariciaron cada rincón de mi cuerpo y me di cuenta de algo; Pato no sólo podía hacer magia con sus manos al tocar la viola, sino que también podía hacer magia haciendo otras cosas, y ya saben de lo que hablo. En un abrir y cerrar de ojos, se encontraba sacando mi remera y lanzandola a quién sabe dónde, haciendo que quede sólo con el corpiño.

-Es injusto que sólo yo esté semi-desnuda. -le susurré en el oído, para luego morder su lóbulo cuidadosa y lentamente-.

En un instante, me encontraba yo arriba de él, y esa posición me encantaba; me fascinaba tenerlo para mí. Le dí un candente beso en los labios, mientras nuestras lenguas parecían jugar una lucha. Bajé mis manos hacia su traje, y se lo saqué en un veloz movimiento, seguidamente de desabrochar los botones de su camisa y al igual que el traje, lanzarlos por ahí. Mordí su labio inferior con sutileza mientras mis manos le daban lentas caricias a su pecho.

-Me volves loco. -susurró-.

Sonreí ante esas palabras, y me dispuse a atacar su cuello como él lo hizo con el mío. Sin previo aviso, dió un giro y nuevamente quedé abajo de él. Parece que le gusta jugar. Desabrochó mi corpiño y lo arrojó por algún lugar, al igual que a mi short, dejandome sólo en la fina prenda que cubría mi feminidad. Besó por última vez mi cuello, descendiendo a mis pechos, masajeó uno de mis senos, y el otro, fue atacado por su dulce boca, otorgandole besos, mordidas, lamidas. Gemí suavemente.

-Pato... -susurré su nombre, cerrando mis ojos y dejandome llevar por sus caricias-.

Luego de unos minutos, dejó mis pechos, y pude ver su erección que sobresalía, a punto de estallar. Sonreí victoriosamente, y me acerqué a él, desabrochando el botón de su pantalón y bajando su cierre. Lo miré a los ojos, los cuáles se notaban llenos de pasión, encendidos, y sin dudarlo, bajé su jean, encontrandome con su bóxer color negro. Acaricié su miembro por encima de su ropa interior.

-___, no puedo más...-susurró en un tono casi inaudible-.

-Haceme tuya, Pato. -le dije sin dudas-.

-¿Estás segura de esto?

Asentí con la cabeza y sentí sus manos deslizarse por mi vientre, y retirando la última ropa que tenía en mí. Bajó sus bóxers, sacó un preservativo de su bolsillo, se lo colocó y luego de darme una mirada ansiosa, entró en mí. Sentí que vi las estrellas. Empezó a dar suaves embestidas, inundandome de placer.

-Más..más fuerte. -le rogué, sintiendo como la sangre se subía a mis mejillas-.

Él se limitó a sonreír, y continuar con sus lentas embestidas.

-Dios, me estás vol..volviendo loca. -cerré los ojos con fuerza-.

Soltó una aguda risa, dijo algo que no alcancé a escuchar, y aceleró el ritmo, causando de todo en mí. Gemí su nombre mientras arañaba su espalda, seguramente dejando marcas en ella. Patricio sí que sabía hacerme gozar. Nunca sentí tanto placer en mi vida. Me dejé inundar por el placentero sentimiento que él me causaba, y luego de varios y varios minutos , ambos llegamos juntos al orgasmo. Seguimos dandonos amor, entregandonos el uno al otro por horas, hasta que caímos rendidos.

-¿Cómo la pasaste? -me preguntó con una sonrisa-.

-La mejor noche de mi vida. -le devolví la sonrisa-.

Nos dormimos casi al instante, juntitos y abrazados.

Tu locura [Pato Sardelli]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora