Capítulo 20: Hospital.

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Narra ___.

En la tele estaban pasando una noticia que decía que un colectivo chocó en Argentina, Buenos Aires, y que en este colectivo se encontraba el cantante de la banda Airbag, Patricio Sardelli. Según la noticia, se encontraba herido. Me agarró un ataque de pánico y empecé a temblar y romper todo lo de mi alrededor. Unos guardias, policías, o lo que fueran, escucharon el ruido y entraron a mi habitación sin siquiera golpear. Me agarraron fuertemente de las muñecas, me tranquilizaron y les expliqué lo sucedido. Pagué lo que rompi (en ese momento me arrepentí de haber roto media habitación) y se ofrecieron a llevarme al aeropuerto para volver a mi país. Yo tenía un mal presentimiento, lo tenía. No hubiera viajado nunca, me siento tan culpable, siento que todo esto es mi culpa. Si le pasa algo grave, nunca me lo voy a perdonar, y mucho menos voy a poder vivir con la culpa. Es mi ídolo, y no sólo eso, también el amor de mi vida. Llamé a Guido, que estaba al borde del llanto al igual que yo.

-¿Qué pasó con Pato? ¿Está bien? -dije con un hilo de voz-.

-Está muy herido, pero se va a recuperar pronto, tranqui.

-Ya voy para allá. -colgué la llamada-.

Llegué al aeropuerto y tomé el primer vuelo hasta Buenos Aires, y me quedé despierta casi todo el viaje haciendome la cabeza. ¿Por qué a él? Desearía que yo me hubiera muerto o que yo me hubiera lastimado y no él. Los demás pasajeros me miraban raro, pero a mí no me importó en lo absoluto. Las horas de viaje se hacían eternas, pero llegué, al fin llegué. No me importó nada y tomé el primer taxi que vi, dirigiendome hasta el hospital en donde me dijo Gastón que se encontraba Patricio. Me mordí todas las uñas de los nervios. Llegué al hospital, le pagué al remisero y casi corriendo pasé al hospital. Pregunté por Patricio Sardelli, y me dieron el número de una habitación. En la sala de espera se encontraban los chicos.

-¿Y Pato? ¿Cómo está? ¿Puedo verlo?

-Está inconsciente ___, por el momento no puede recibir visitas. -me dijo Melina en un susurro-.

Me quedé toda la noche en la sala de espera. Los chicos insistian en que vaya a casa, pero yo no quería. No quería irme. Todos se habían ido, y sólo quedaba yo. Yo y mis lágrimas. Yo y mi dolor. Yo y mi preocupación. Yo y mis demonios internos diciéndome que todo esto era mi culpa. Se hizo de día y todavía no habían noticias de Patricio. Aún no podía creer que todo eso estaba pasando. Fuí a pedirme un café para luego volver a la sala de espera. Se acercó una enfermera a mí, y recé para que se trate de noticias sobre mi Sardelli.

-Señorita, debería ir a su casa, no queremos que se debilite.

Mi fe y mis esperanzas se fueron para abajo.

-Usted no lo entiende. -fue lo único que dije-.

La enfermera no dijo nada y se marchó. Me dormí en mi asiento, no resistía más. Cuando desperté, los chicos estaban acá.

-¿Alguna noticia de Pato? -pregunté-.

Ellos negaron con la cabeza y lo único que quería hacer era huir. Huir de todo esto y dormir para siempre. Patricio no me dejes, no me dejes sola porque sin vos yo no puedo. Los chicos y las enfermeras no paraban de decirme que iba a enfermarme, pero eso no me importaba.

Y así, pasaron los dias.

Tu locura [Pato Sardelli]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora