Capítulo 46: La lluvia

1K 60 2
                                    


Patricio se acostó al lado mío, pero ninguno de los dos tenía sueño, así que agarró su guitarra acústica y supuse que me iba a cantar algo. Me emocioné mucho en ese momento.

-¿Te canto algo?

-Dale, obvio. -sonreí de oreja a oreja-.

Comenzó a tocar una melodía suave. Creo que iba a cantar "no me abandones", pero una versión más lenta. Y no me equivoqué.

Era de noche y estaba por llover
y su mirada recorría mi ser
y desde entonces ya todo cambió
Y aunque lo quiera
No lo puedo evitar

Su voz me hizo volar a otro mundo distinto. Me daba tanta paz. Realmente que su voz enamoraba, y más en una sinfonía acústica y tranquila como esta.

Miro en sus ojos y la quiero besar
Ella es mi amiga pero me enamore
Como quisiera
Aquí tenerla
No me abandones amor
Porque sin ti moriré
Porque este amor es eterno nada más
No me abandones amor
Porque sin ti moriré
Porque este amor es eterno nada más

Cerré los ojos y me dejé llevar. Me llenaba tanto el corazón.

Me he equivocado y eso yo ya lo sé
Pero es muy tarde, ya no hay nada que hacer
Es lo que siento y no lo puedo cambiar
Ahora que sabe que ya todo cambió
Quiero que sienta lo que hoy siento yo
Aunque es mi amiga yo lo quiero intentar
Como quisiera
Aquí tenerla.
No me abandones amor
Porque sin ti moriré
Porque este amor es eterno y nada más.

Y así finalizó la canción y una sonrisa se dibujó en mi rostro. Me preguntaba por qué escogió esa canción para cantar y no otra, pero supongo que sólo él sabe eso.

-Cantas tan lindo. -susurré-.

Dejó la guitarra a un lado y se acostó junto a mí.

-Por algo tengo una banda. -se rió-.

-Pero lo digo de verdad. Tu voz me llena el alma Pato. -sonreí mirando sus ojos-.

-Me alegra eso che. -me devolvió la sonrisa-. A mí hay otra cosa que me llena el alma además de la viola y mi gran banda de rock. -dijo mirando al techo-.

-¿Ah sí? ¿Y qué es?

-Mejor dicho, quién es.

-¿Quién es? ¿Tus hermanos? -pregunté bastante curiosa-.

-No, esos dos boludos no. -negó con la cabeza, con su vista fija en el techo-.

-¿Y entonces..?

-Vos me llenas el alma. -me miró a los ojos-. Sos como la pieza que me completa.

Quedé atónita, sorprendida, impresionada, en shock y todos los sinónimos existentes. La verdad es que no me lo esperaba. Me esperaba algo más como mi familia, mis amigos, qué sé yo. Incluso un "comer, cojer y rezar", como puso él en la red social Twitter hace unos años. Me tomó de sorpresa, y mi sangre no tardó en subirse hasta mis mejillas.

-Me di cuenta de eso tarde. -bajó la cabeza-.

-Mejor tarde que nunca. -dije sin pensarlo, pero arrepintiendome al segundo-.

Si hay algo que odio, es no poder controlar mis impulsos. Hablar y después decir "¿por qué dije lo que dije?" . Pato me regaló una de sus sonrisas; de esas que te iluminan el día y la vida.

-¿Vamos afuera?

-Dale, vamos. -asintió él, entrelazando mi mano con la suya-.

Necesitaba un poco de aire, que era lo que me estaba faltando desde el preciso instante en el que entré a esta casa; o bueno, quizás en el momento que tocó la puerta del rubio. Tal vez desde el momento en el que me mandó aquel audio. O desde el momento en el que lo conocí, esa mejor. Me senté en el piso, disfrutando del aire fresco, del olor a pasto y las flores de su jardín. El canto de los grillos era lo único que se escuchaba gracias al silencio que reinaba en el ambiente.

-Parece que va a llover. -rompí el hielo mientras miraba atentamente al cielo que se encontraba bastante nublado-.

Patricio se sentó a mi lado y me acompañó a admirar esta bella vista. El cielo es hermoso, me siento tranquila al verlo. Es increíble como cosas tan simples o sencillas como ver a las nubes, la luna o las estrellas, puede darte cierta paz interior y/o mental.

-Me parece que sos bruja o algo por el estilo, porque me acaba de caer una gotita de agua. -se rió Pato, mientras se secaba la gota que cayó en su mejilla-.

-¿En serio? -sonreí, mirandolo a los ojos-. Capaz te pareció nene, porque yo no siento nada.

Parecía a propósito, porque justo después de decir eso me cae una gotita en el brazo.

-¿Qué dijiste? -preguntó haciendose el boludo-.

Puse los ojos en blanco y seguí observando el nubloso cielo, hasta que casi sin darme cuenta las gotitas de lluvia eran más y más frecuentes y en mayor cantidad. Bueno che, se largó la tormenta. Habían pronosticado algo, pero mucho no confio porque dicen una cosa y termina siendo otra.

-Me estoy mojando toda Patrick, vamos adentro.

Sentí la mirada pícara y sus cejas levantadas en el momento que dije que me estaba mojando. Este pibe no cambia más, tiene treinta años y sigue siendo el mismo chico inmaduro y malpensado de siempre. Me reí para mis adentros y nos fuimos al interior de su casa. Menos mal, llegamos a tiempo porque justo cuando tocamos el piso de la casa con nuestros pies se largó la lluvia con toda. Miré por la ventana cómo caían las gotas de lluvia, hasta que la voz de Patricio me sacó de mis pensamientos.

-Voy a dormir, ¿venís conmigo?

-Obvio, los amigos también duermen juntos. -asentí con cierto nerviosismo en mi voz-.

Me resultaba un poquito raro dormir con él, pero bueno, con Guido también duermo y es un amigo. No debería haber diferencia con Patricio, pero sin embargo la hay. Con Pato me siento mucho más nerviosa, alterada, siento una ensalada de emociones. Nos acostamos en su cama, por suerte su remera (o bueno, un vestido para mí, ya que me queda algo grande) era lo suficientemente amplia y cómoda para dormir placidamente. El tema era el hombre que tenía al lado, ese era el conflicto. Intenté ponerme lo más lejos posible de él, y creo que lo notó. Hace media hora andabamos casi besandonos y ahora así, sinceramente a veces ni yo me entiendo. Y obvio que a él mucho menos. "No quiero que me entiendas si nunca me vas a entender" esa frase le queda muy bien, pintadita.

-Buenas noches, que descanses. -dijo Pato, mientras se acercaba para darme un beso en la mejilla-.

El contacto de sus labios y su barba rozando en mi piel no hacían más que aumentar la velocidad de los latidos de mi corazón. Se me va a salir del pecho en cualquier momento.

-Buenas noches. -sonreí aunque no me pueda ver-.

Apagó las luces, y todo transcurría bien, sacando que no podía dormir. Sonó un fuerte trueno, haciendo que me estremezca por completo. En ese momento sentí unos fuertes brazos abrazarme.

-No tengas miedo. -me susurró en el oído-.

Instintivamente, besé su mano y dejé que me abrace por la cintura. Y así, logré dormirme en paz.



----------

Acá les dejo el capítulo!! Agradecería si dejan sus comentarios y votos que quiero saber su opinión de la novela, si les gusta, etc. Gracias por leer! Besos.

Tu locura [Pato Sardelli]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora