Capítulo 56: Dónde vas.

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Sus oscuros y delineados ojos se encontraban sobre los míos para luego ir descendiendo con lentitud, recorriendo cada centímetro de mi cuerpo con su mirada. Y así lo hice con él también. Llevaba puesto sus infaltables borcegos negros y ese pulóver blanco que tan bien le sienta. De algo estaba segura, si lo miraba a los ojos una vez más, perdería el control.

-¿No me vas a saludar? ¿Ni un beso, ni un hola? -se hizo el ofendido-.

Di un suspiro y decidí ya no hacer más el ridículo. Me acerqué a él y le di un beso en la comisura de sus labios. Pude sentir su sonrisa.

-Hola Pato. -lo saludé por fin-.

Su sonrisa no se borró de su rostro en ningún momento, y eso es lo que más ternura me causaba.

-¿Vamos?

-Vamos. -le respondí con seguridad-.

Ni siquiera sé a dónde me lleva, a dónde vamos. Pero eso, ahora mismo, me daba un poco bastante igual. Mientras esté con él el lugar es lo de menos. Caminamos hasta su auto, en el que noté que se encontraba una guitarra acústica en el asiento trasero. ¿Y eso? Me pregunté a mí misma. Pero, el ruido de la puerta del auto abrirse me despejó de aquella duda. Me subí y Pato no tardó en sentarse en el asiento de al lado. Arrancó el coche y en un segundo ya estábamos en marcha hacia aquél sitio. Me sudaban las manos y quizás sea por el desesperante silencio que reinaba en el ambiente. Patricio estaba concentrado en la carretera y no se me cruzaba nada por la cabeza que pueda romper el hielo. Miré a mi alrededor y lo único que veía eran calles vacías y oscuras. Pero esa oscuridad desaparecía con su presencia.
En un ágil movimiento Pato prendió la radio. Aleluya. Sonaba "nada personal" de Soda Stereo. Una sonrisa se dibujó en mi rostro debido a que esa canción era de mi agrado.

-Sinceramente, sería tan bueno tocarte.. -cantó Patricio al ritmo de la canción-.

-¿Eso es una indirecta? -solté impulsivamente-.

-Ah no sé. Tomalo como vos quieras. -sonrió con cierta perversión-.

-No me gustan las indirectas. De frente Pato, de frente.

Bueno, realmente no era la indicada para decirle que vaya de frente, que sea directo, cuando yo normalmente con él no lo hago.

-¿Y vos sos directa conmigo? -preguntó como si pudiera leer mi mente-.

No contesté a esa pregunta, me limité a fijar mi vista en la ventana, ignorándolo.

-Ah, ¿viste? No soy el único. -se rió-.

-Hagamos algo.

Pato apagó la radio para poder escucharme mejor.

-Ya que tanto me molestan y te molestan las indirectas, que cada uno diga algo directo, algo que piense en el momento, sin vueltas ni rodeos.

-Dale, acepto. Las damas primero.

Mordí mi labio inferior con cierto nerviosismo. Hay tantas cosas que quiero decirle en este momento que no sé por dónde empezar ni cuál de todas decir. La primera que se te pase por la cabeza, me dije a mí misma.

-Quiero besarte. -dije luego de que se relama los labios con lentitud, aumentando mi deseo-.

-Me volves loco. -dijo él-.

-Me volves loca.

-Sos hermosa.

-Sos hermoso.

-Llegamos.

-Me la cortaste. -me reí-.

Nos bajamos del auto y Pato agarró la guitarra. La zona era una calle sin salida, sin un alma en ella. Fruncí el ceño sin entender nada de nada. Patricio me miró a los ojos, intentando decirme algo con su mirada. No capté del todo. Sin darme cuenta, me agarró por la cintura y me subió a su hombro como si fuera una bolsa de papas.

-¡Bajame Maximo!

-No, no te voy a bajar. -me contestó, lo más probable, con una sonrisa-.

-¿Por qué?

-Porque no. Toma, ponete esto en los ojos y no te lo saques. -me dió un pañuelo-.

-¿Por qué? -volví a repetir la pregunta-.

-Shh, hace lo que te digo.

Sabía que discutir con él sería en vano, así que me tapé los ojos y sentí como caminaba hacia no sé qué dirección ni hacia qué lugar. Sólo podía sentir como con cada paso que él daba el frío penetraba más en mi cuerpo. Había olor a algo en el ambiente, pero no sé a qué. Aire puro, aire fresco. Empecé a tiritar de frío.

-Te dije que te abrigues. -habló Pato con seriedad-.

-Estoy abrigada. Pasa que soy friolenta.

-Como digas bombón. -me dió una sonora nalgada-.

-¡Patricio! Sos un desubicado estamos en la calle.

-No hay nadie, estamos solos. -soltó una bastante deforme pero linda carcajada debido a mi enojo-.

-¿Y qué? Puede venir alguien, no sé.

-Te preocupas mucho por todo vos.

Decidí no responderle ya que no quería discutir. En un momento me bajó de su hombro y me desató el pañuelo. Luego de eso, me dió un pico en los labios. No pude evitar sonreír.

-Ya podés abrir los ojos.

Los abrí y no pude creer lo que veía. Estábamos frente a un río, o un lago quizás, en el cuál había un bote y la guitarra acústica encima. ¿Y este lugar de dónde salió? ¿Por qué nunca lo había visto? Lo que más me sorprendió de todo esto, es que Patricio me llevó a este lugar. Justo él, quien es nada romántico y cero expresivo.

-Fua. No me lo esperaba. Sos una caja de sorpresas Patrick. -dije atónita-.

Él se limitó a simplemente sonreír. Subió al bote y me ayudó a subir a mi también. Mis ojos se dirigieron hacia el cielo, oscuro y estrellado, tan lindo. Pero más lindo aún era el hombre que tenía en frente. Sus ojos brillaban, sus labios se encontraban más rosas de lo normal. Agarró su guitarra, y mientras me miraba a los ojos, empezó a cantar.

Hoy quiero ver tu lado natural,
Sin conversar nada particular.
Una ocasión donde pueda llegar,
En un bote, en la noche.
Dime dónde vas,
Dónde quieres ir,
No sé dónde estas,
Si estás por venir.
Llévame a un lugar
Donde pueda huir
En un bote, en la noche.
Alguna vez me dijiste que sí.
No sé que más tengo que compartir.
Sin dirección que me pueda llevar
A tu nombre, en la noche.
Dime dónde vas,
Dónde quieres ir,
No sé dónde estás,
Si estás por venir.
Llévame a un lugar
Donde pueda huir,
En un bote, en la noche.
Llévame a algún lugar...
Sin dirección...
A dónde vas...

Tu locura [Pato Sardelli]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora