Cap.1 La Despedida

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—¿Dónde estás Junmyeon?

Un niño de ocho años se mantenía escondido en el armario de su habitación. Luego de escuchar la noticia de su viaje, corrió llorando en busca de un refugio para no seguir escuchando lo que sus padres le acababan de anunciar.

La persona que lo estaba buscando tenía apenas cinco años pero se preocupaba por él como si fuese un adulto. Lo siguió a sus espaldas aun cuando los padres de su amigo, que se encontraban en el primer piso en una reunión de despedida, le habían advertido que no lo hiciera.

El niño entró a una habitación y se quedó unos momentos en silencio tratando de escuchar de dónde provenían esos sollozos; continuó caminando con dirección al armario y al abrirlo encontró a su amigo con los ojos llorosos y sus mejillas llenas de lágrimas.

—Sehun...

— Ya no sigas llorando por favor  —se arrodilló hasta quedar frente a Junmyeon. —  Vas a volver pronto de vacaciones.

— No. No es cierto. —  Junmyeon intentaba por todos los medios tapar su rostro con sus pequeñas manos, mientras intentaba no ahogarse con sus lágrimas. —  Esta vez nos vamos muy lejos; mamá lo dijo.

— ¿Y si vienes a vivir a mi casa?  — Junmyeon negó apenas con su pequeña cabecita, sabiendo que eso era imposible. —Podrías dormir en mi habitación, compartiremos mis juguetes e iremos juntos a la escuela. Estaríamos despiertos hasta muy tarde junto a Pinku. — Al ver que Junmyeon solo se había quedado observándolo, lo tomó de la mano intentando que se levantara. — Vamos a decirle a tu mamá, yo hablaré con ella.

—¿Y si no quiere?

—Nos ponemos a llorar hasta que se cansen de escucharnos.—Sehun hablaba muy decidido.

—No...—Respondió Junmyeon volviendo a la posición en la que Sehun lo había encontrado— Eso solo hará que se enoje conmigo y nos quedemos mucho más tiempo en el país al que vamos.

—¿Entonces?

—Ayúdame a guardar mis juguetes.

Ambos se pusieron a guardar en silencio los juguetes de Junmyeon en una mochila, solo pensaba llevarse algunos de sus favoritos como figuras de acción, muñecos de Hello Kitty y su lonchera de Star Wars, la cual por dentro estaba llena de muñequitos y hologramas de la película.

Cuando terminaron dejaron la mochila cerca a la puerta y ellos se sentaron sobre la cama.

Junmyeon se veía muy deprimido, su nariz estaba completamente roja y sus ojos amenazaban con llorar de nuevo. Por otro lado, Sehun era un niño que no lloraba mucho y a veces lo hacía a escondidas, pero hoy tenía muchas ganas de llorar y ser el niño de cinco años que era, pero incluso estando en esa condición quería mantenerse fuerte, porque si él lloraba Junmyeon no dejaría llorar nunca.

—Espérame aquí, vuelvo rápido. — Sehun rompió aquel triste silencio levantándose de la cama para dirigirse a la puerta.

—¿A dónde vas? — preguntó antes de que desapareciera.

—A mi casa por mi pijama—fue lo último que dijo antes de regalarle una sonrisa y salir cerrando la puerta.

Veinte minutos habían pasado desde que Sehun se había marchado y ahora Junmyeon se encontraba en su cama ya listo para dormir. Aún seguía enojado con sus padres, así que pensaba  no hablarles por unos días. Él no era un niño rencoroso o malvado, pero no encontraba otra forma de sanar su pequeño corazón.

Solo después de unos minutos, Sehun llegó con otra mochila detrás de su espalda, en la cual cargaba su pijama y algunos dulces.

Sehun se cambió en la habitación, se quitó los zapatos y luego subió a la cama al lado de Junmyeon, tapándose con el cubrecama de Yoda.

—Has llorado— dijo Junmyeon al ver que su amigo traía los ojos ligeramente rojos.

—No, ya sabes que yo no lloro—respondió evitando mirarlo de frente mientras buscaba algo en su mochila.

—Mentiroso...

—Tú eres él que siempre llora y ahora cierra los ojos.—Junmyeon lo miró sorprendido por unos segundos pero luego accedió a cerrarlos.— Esto... — Sehun puso entre sus manos un objeto algo pequeño y muy suave que tenía la textura como a felpa. — Va cuidarte por mí y podrás contarle tus problemas, no te preocupes que él no me contará nada después.

—Es Pinku. —Junmyeon vio que en sus manos reposaba el peluche favorito de Sehun, ese con el cual dormía todas las noches. —Vas a extrañarlo mucho...

—Voy a extrañarte más a ti.

Junmyeon tomó el peluche entre sus manos y abrazó fuertemente a Sehun, no pudo evitar llorar nuevamente pero esta vez no solo era por tristeza sino también contenía un poco de alegría porque ahora sabía que no se sentiría tan solo.

Ya era medianoche pero ninguno de los dos planeaba dormir, estaban completamente cubiertos y solo alumbrándose con una linterna. Realmente se sentía como si fuera la última vez que estarían juntos y ambos querían aprovechar cada minuto que pasara antes que Junmyeon partiera.

—Junmyeon, ¿Recuerdas al chico de la película que tenía que irse muy lejos a estudiar?

—Sí...

—Dejó a su novia en su país pero él no quería perderla y que otro se la ganara.

Junmyeon rió bajito al escuchar hablar a Sehun—Sí, eso creo.

—¿Recuerdas lo que el chico hizo?

—Creo que sí.

—Entonces Junmyeon ¿Quieres casarte conmigo?

—¿Tú y yo? —No puedo evitar sonrojarse al imaginarse casado con Sehun.

—No ahora, somos muy pequeños, cuando vuelvas de tu viaje.

— ¿Y si demoro mucho? ¿Si nunca regreso?

—Voy a esperarte, pero debes prometérmelo—dijo estirando su dedo meñique esperando que Junmyeon confirmara su promesa.

—Lo prometo. —    Unió su dedo  con el de Sehun y ambos sonrieron con complicidad. — Y aho-

No fue consciente de lo que sucedía en esos momentos hasta que sintió que Sehun se había acercado tanto a él como para alcanzar sus labios. Estaban teniendo su primer beso y aunque solo era una ligera presión sobre los labios del otro, eso se sentía reconfortante para ambos, era el sello de su promesa y lo que los mantendría unidos el tiempo que estuvieran separados.

La linterna fue apagada y Junmyeon se recostó sobre Sehun para que le diera un poco de calor por última vez. En la habitación solo se escuchaba la respiración de ambos como la triste melodía de una canción que hablaba sobre la ruptura de una pareja.

Lo que Junmyeon no sabía era que Sehun aún tenía en mente crear cualquier tipo de estrategia para hacer que su amigo se quedara. No importaba si funcionaba o fracasaba, quería agotar todos los recursos que tenía para evitar que lo separaran de su lado, pero cuando Sehun despertó en la mañana, la mochila que estaba al lado de la puerta ya no estaba y el lado de la cama de Junmyeon estaba fría y vacía; su amigo ya había partido hace varias horas.

Wind and Water | SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora