Cap.35 Lazos difíciles de romper

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— Ahora disfruta esto, voy a hacerte el amor...

Sehun volvió a besarlo, a morder y a chupar sus labios empeñándose en dejarlos de aquella tonalidad rojiza, y tan hinchados hasta que lograra un hermoso contraste con su pálida piel.
Su desbordante excitación lo hacía notar en cada caricia y cada mordida que repartía por el cuello y las clavículas del mayor. Las marcas que luego quedarían como prueba de que ambos perdían la cordura amándose, combinarían tan bien con sus labios como ellos lo hacían en la cama.

Aquella complicidad al saber el lugar preciso donde tocar, la manera de besar o el momento en que decidían mirarse a los ojos sin previo aviso, era algo que habían aprendido reconocer sin mayor esfuerzo.

Las manos de Junmyeon recorrían libremente la espalda desnuda de Sehun; sus uñas arañaban su piel cuando sus dedos descendían lentamente desde sus hombros hasta llegar a sus nalgas. Lo llenaba de caricias y mimos, le desordenaba el cabello y gemía fuerte alzando sus caderas en busca de más placer para su propia erección.

Junmyeon disfrutaba ver como Sehun enloquecía en sus brazos, como sus ojos llenos de pasión lo miraban desde arriba con ganas de devorarlo, mientras su cabello despeinado por sus propias manos caía por su frente junto al sudor que empezaba a asomarse.

—Eres tan guapo...—le dijo mientras las yemas de sus dedos se perdían por sus cejas, nariz y boca. —Sé que te lo han dicho antes y sé que lo sabes; te has convertido en un hombre muy guapo, al que ahora mismo también quiero hacerle el amor.

Sehun le contestó con una sonrisa llena de complicidad, lo observó de la única forma en que solo podía ver a Junmyeon y lo siguió con la mirada mientras este se removía sobre el colchón para luego apoyarse en sus codos y levantarse hasta quedar de rodillas. Sehun lo miró extrañado, solo hasta que Junmyeon tocó su cuerpo con la intención de que ahora fuera él quien quedara recostado en la cama.

Sehun apoyó su cabeza sobre una de las almohadas, mientras el mayor casi al instante se sentaba encima de su abdomen con las piernas abiertas a cada extremo de sus caderas.

—Así que quieres montar...

Junmyeon sonrió tímidamente desde la posición en la que se encontraba, se balanceó de un lado a otro, a la vez que sus manos empezaban nuevamente a recorrer el pecho de Sehun.

—¿Sabes? Luces muy bien desde allí arriba, y aún logro ver tu lunar—dijo delineando con su dedo índice la superficie oscura que resaltaba en el muslo del mayor.

Sehun no se conformó solo con eso, y ahora acariciaba esas piernas delgadas y apretaba sus nalgas hundiendo sus dedos con fuerza.

Junmyeon por su parte, se inclinó hacia delante con la intención de besar nuevamente sus labios y descender por un camino lleno de besos que empezaba desde su cuello y seguía por su pecho, costillas y ombligo. Sus labios se detuvieron al llegar a la altura del miembro del menor, lo miró a los ojos provocándole y anticipando lo que su boca estaba a punto de comerse.

Junmyeon cogió el pene frente a él con delicadeza, lo sentía caliente y casi palpitar a su tacto; había llegado a lo máximo de su erección y viéndolo de esa forma no pudo evitar admirar el tamaño de su longitud.

—Es tan grande...

Lo que había querido que permaneciera como un secreto en su cabeza llegó a oídos de Sehun a pesar de lo leve que había sonado su voz.

—Diecisiete centímetros.

—¿Diecisiete? —preguntó entendiendo a la perfección a lo que se refería. A partir de ahora, la próxima vez que Minho le preguntara sobre el tamaño del pene de su amante, sabría que responder.

Wind and Water | SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora