Cap.18 Celos II

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Tardaron alrededor de veinte minutos por la autopista para llegar a un lado de la ciudad que no conocía, era como si hubieran cruzado Seúl y llegado a los barrios más bajos y peligrosos de la zona, nada parecido al distrito de Gangnam, ni a sus lujosos centros comerciales; en lugar de ello habían pasado por un mercado y una fila de restaurantes situados en medio de la calle.

Las calles estaban llenas de grafitis, las fachadas mal pintadas y rajadas, alrededor olía a basura acumulada de varios días y era fácil toparse con cualquier borracho o vagabundo tirado en la cera. Mientras más avanzaba, el paisaje no parecía ser nada alentador; la llantas de la moto chirreaban en la inestable carretera mientras en las afueras de los bares empezaban las peleas que le daban la bienvenida a la otra cara de la ciudad.

Junmyeon empezó a sentir como un poco de miedo le subía por el estómago cuando Kai cambió de dirección y dobló la moto hacía una callejón estrecho sin ningún tipo de iluminación más que el faro delantero de la motocicleta; por seguridad se sujetó fuertemente de la cintura de Kai, no quería caer a causa de uno de los tantos baches y acabar hiriéndose.

Antes de terminar de cruzar el callejón pudo escuchar a lo lejos un poco de música que a leguas se notaba que provenía de un equipo de sonido de mala calidad, pero eso no llamó tanto su atención como lo hicieron las luces rojas que salían de una cuadra llena de establecimientos, uno frente a otro. Estaban divididos en pequeñas habitaciones inclusive con baño dentro y con solo un vidrio que protegía a las mujeres que caminaban de un lado a otro y a otras tantas que bailaban sensualmente tratando de llamar la atención de los hombres que pasaban cerca. La fila era tan larga que Junmyeon no pudo seguir contando cuando una de ellas corrió la cortina luego que un hombre ingresara a dicha habitación, entonces entendió a que se dedicaban dichas mujeres y como la tela delgada era lo único que les ofrecía un poco de "privacidad".

- ¿Son prostitutas?

Kai con la mirada aún al frente de la autopista contestó-Estamos en los barrios rojos de Seúl y sí, son prostitutas.

- ¿Y solo lo hacen ahí?

-Es más cómodo que alquilar un hotel. ¿No crees? Solo pagan por el sitio y en una semana pueden sacar hasta un millón.

-Supongo...-Dijo sin dejar de mirar cada uno de los cuartitos que pasaban uno tras otro frente a él.

-No las mires...

- ¿Por qué? -dijo suponiendo que ellas hacían de todo para que las miraran.

-No les gusta. Mejor dicho, a sus "managers" no les gusta.

-Ah...

-Están escondidos cuidándolas donde menos lo creas.

Al parecer el otro lado de la ciudad no era tan desconocida para Kai ya que parecía muy bien informado del tema y de la manera en cómo funcionaban.

- ¿Y has entrado a uno de esas habitaciones? -preguntó simplemente por curiosidad.

- ¡Ni en broma! Vaya a saber cuántas enfermedades puedes coger con solo sentarte en una de esas camas.

-Supongo...

-Además... pagar por sexo no es lo mío.

Ambos estuvieron de acuerdo silenciosamente. Junmyeon porque no se imaginaba teniendo solo sexo ocasional y Kai porque era del tipo de personas a las que le gustaba seducir y disfrutaban más si su presa era difícil de devorar y la persona que llevaba esa noche en su moto se ajustaba exactamente al tipo que le gustaban.

Después de un largo camino la moto finalmente paró frente a un establecimiento con las luces medio apagadas y la fachada algo sucia. Cuando Kai dijo que sabía dónde podía conseguirlas creyó que iría a una farmacia o algo parecido, pero esa no era una farmacia y alrededor no había nada que se le pareciera, más bien era como una casa vieja de tres pisos que tenía las escaleras afuera por donde vio a un hombre descender apurado apenas volteándose para saludar a Kai.

Wind and Water | SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora