Mientras él come palomitas y ve la película, yo lo veo a él. Es tan hermoso, demasiado perfecto. Su barba apenas crecida me tienta a besarla, a lamerla.
Me pregunto cómo es que se sentirá bajo mi lengua. El pensamiento manda punzadas a mi entrepierna.
¿Qué habré hecho en mi otra vida para merecer semejante regalo? Tal vez fui demasiado infeliz y es por eso que ahora se me premia de esta manera. ¿Quién sabe?, Nadie.
Cuando él me voltea a ver, regreso la mirada a la pantalla y me hago él que le presto demasiada atención a la película. Siento su sonrisa y me da un casto beso en la mejilla, haciéndome voltear a verlo y devolverle la sonrisa.
—¿Aún te duele? —dice. No sé
a que se refiere.Pongo cara de incógnita y me encojo de hombros.
—Tu mejilla..., por lo de ayer —añade y de inmediato el recuerdo inunda mi mente. Es algo que no me gusta recordar.
Pero es cierto, se me había olvidado por completo.
—No... Ya no, de hecho, ya ni lo recordaba —miento, pero es para no preocuparlo. Me sonríe y me da otro beso justo en el mismo lugar.
Cuando se separa de mí, su mirada ha cambiado, es densa, llena de deseo. Mira mis labios y asiento lentamente con la cabeza. Sé que me está pidiendo permiso para besarme. Cierro los ojos y de inmediato siento sus labios sobre los míos. Succionándome, mordisqueándome. Puedo sentir la desesperación en sus besos. Me entrego de la misma manera que él lo hace.
Tentativamente pongo mi mano en su pecho y comienzo a bajarla hasta llegar a su entrepierna.
Santa mierda... Está tan erecto. Bajo mi mano se siente tan enorme. Pone su mano en mi cadera jalándome hacia él, subo mi mano hacia su pecho. Él la sujeta y la baja a su erección de nuevo. Me mueve la mano, subiendo y bajando por toda su magnitud, haciéndome jadear.
Toma entre sus hábiles dedos, uno de mis pezones y comienza a estimularme, girándolo, alargándolo, haciéndolo más rígido, haciéndome retorcer. La sensacion es exquisita. Su lengua buscando la mía. Es todo lo que siempre quise, lo que siempre busqué. Nunca me imaginé estar haciendo esto con un hombre tan apuesto y menos en público, pero con Orlando estaría dispuesto a todo.
Pone su mano en mi espalda y empieza a descender, haciendo pequeños círculos hasta que llega a mi trasero. Mete la mano entre mis pantalones, me estremezco, creo que va demasiado lejos para estar en el cine.
Detengo el beso y me mira, sus ojos son de un azul salvaje, oscuros. Queman con tan sólo verlos.
—Chúpamela —susurra.
No puedo creer lo que acaba proponerme, pero menos puedo creer lo caliente que estoy, que acepto, asintiendo con la cabeza. Me sonríe perversamente y baja su bragueta. Su ojos nunca dejan los míos.
Me hinco y meto mi mano entre sus pantalones y bóxers, hasta que encuentro su impresionante miembro. Desabrocha su botón y su longitud sale disparada, la tomo entre mi mano.Diablos... Es enorme comparada con mi puño, creo que nesesitaría tres puños para cubrila por completo.
Empiezo a mover mi mano de arriba hacia abajo, con movimientos torpes.
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Mi verdadero cielo
RomanceRicardo, un estudiante de preparatoria, un joven simple, común y corriente, nunca se hubiera imaginado conocer el amor abordo de un taxy. Pero no es solo el amor lo que encuentra en Orlando, si no más bien, un mundo totalmente desconocido para él. ...