Capítulo 17: Marlboro

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Quisiera morirme, no sé qué diablos va a pasar con lo nuestro. Pensaba en disculparlo por cómo me trató y por golpear a Beto. Aunque no sé si eso deba perdonarlo yo; pero ahora no puedo hacerlo. Tendré que abandonarlo y no puedo decirle la verdad, su tío lo dejará en la ruina y no quiero eso.
Todo mi mundo y todos mis planes se van desmoronando bajo mis pies.

Suspiro, con un gran dolor en el pecho. Tal vez no estuvimos destinados, su destino y el mío no están atados. Tengo que dejarlo ir. No puedo ser egoísta y quedarme con él a sabiendas que todo se revelará, puede perder hasta su familia. No puedo, ni quiero echar su vida a perder.

Limpio las lágrimas de mi rostro y camino hasta la habitación. Tengo que hacerle saber que lo dejo, no tiene por que enterarse de las verdaderas razones del por qué me voy de aquí.

Tomo papel y pluma, y pongo en marcha un listado de mentiras mientras lagrimas del dolor caen por mi cara.
Cielo santo, no creo sobrevivir a esta noche.


———.———
Orlando, he pensado bien las cosas y creo que ambos tomamos una mala decisión al casarnos. Todo esto fue muy apresurado y no nos dimos tiempo de conocernos a profundidad. Perdóname por la decisión que tomé, pero pienso que es la mejor. No estoy a tu altura y eso lo sabes de sobra. Te abandono y creo que sabes cuál es la razón, el golpe en mi rostro fue nada, comparado con el dolor que siento al hacer esto.
No quiero que me busques más.
Hazme el proceso más fácil, por favor.

Te amo... Ricardo.

———.———

Tomo mi teléfono celular y marco el número de Alberto, espero seguir contando con su ayuda. Necesito irme ya, no podré si vuelvo a ver los ojos de Orlando. Dejo la nota en la gran cama, junto con los anillos, la tarjeta, las llaves del auto, la ropa y todo lo que me compró.

Me llevo sólo lo que es mío. Sé que soy un maldito cobarde, debería quedarme y afrontar las consecuencias. Pero Orlando ya tenía una vida hecha antes de conocerme, y no quiero que por mi culpa, se vaya todo su esfuerzo al carajo. También sé, que "No hay peor lucha, que la que no se hace", pero también existe: "Si amas algo, déjalo ir, si regresa es tuyo, y si no, es que nunca lo fue."
Así que prefiero aplicar la segunda.

Después de charlar con Beto, finalmente acepta sacarme de esta pesadilla, es un excelente amigo y espero no defraudarlo nunca.

Salgo rápidamente del hotel, el Mini Cooper espera aparcado afuera. Me subo sin decir nada y Beto tampoco pide explicaciones, se lo agradezco. En este momento me siento de la mierda, y no quiero volver a hablar de eso.
Enciende el auto y dejamos atrás el hotel, junto con mis sueños, mis ilusiones, y la otra parte de mi corazón.

Me hago chiquito en el asiento del copiloto, me siento quebrado, siento que mi alma abandonará mi cuerpo en cualquier momento. Hace frío, mucho frío y estoy cansado de llorar, pero lo hago de nuevo.
Alberto da un par de palmadas en mi espalda, diciéndome con éstas, que todo estará bien y que cuento con su apoyo.

Envuelvo mis piernas con mis brazos y meto mi rostro entre mis rodillas y mi pecho. Me da pena que mi mejor amigo me vea de esta forma, roto en mil partes por un hombre.

Después de llorar como Magdalena, paso de sollozos a gemidos leves, a finalmente a quedarme callado.
El cansancio me gana y me quedo dormido en el asiento.

Mi verdadero cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora