Mientras voy conduciendo, el aire golpea en mi cara con fuerza. Me hace sentir libre, como un ave.
Llegando, estaciono la moto fuera del edificio. Tal vez iremos en ella, podría presumirle que sé conducir moto.«Como si fuera la gran cosa» mi subconsciente me mira con los ojos entreabiertos. Lo ignoro.
Entro y me doy un baño rápido. Me visto con unos jeans de mezclilla y una playera de tirantes blanca. Es un día soleado, así que no hay inconveniente. Me levanto el cabello con spray y uso la mejor de mis colonias. Quiero lucir mejor que ayer, quiero que mire lo mejor de mí.
Miro el reloj y son las 3:58 ㏘ Ya casi es la hora y no ha llamado. Se me hace raro, saco el celular de mi mochila y no tengo ningún mensaje.
Tal vez se le hizo tarde, quizás no podrá venir.
«Tal vez no vendrá, se arrepintió», me grita mi subconsciente. Punzadas de desepción entran en mí.
4:05 ㏘ No vendrá. Me siento en el sofá y enciendo la tele. Veo mi programa favorito: Cupcake wars quizá eso me levantará el ánimo.
«¿Y porqué no lo llamas?, igual y le ocurrió algo», sugiere mi subconsciente y tiene razón, tal vez algo pasó.
Tomo mi teléfono y marco su número, justo cuando tocan el interphone. ¿Quién será ahora? me pongo el celular entre la oreja y el hombro y respondo la llamada del interphone.
—Hola ¿quién habla? —digo a quien fuese que habla.
—¿Hablo con la persona más maravillosa del mundo? —dice y entonces sé que es Orlando. La preocupación se esfuma de mí y cuelgo el celular.
—No, está equivocado señor, ¿quién lo busca? —trato de sonar lo más serio posible, reprimiendo una risita tonta. Él suelta una carcajada.
—Lo busca el señor Orlando —puedo sentir su hermosa sonrisa—. ¿Estás listo?
—¿Quieres que baje o quieres pasar? —la verdad quiero estar a solas con él, mis labios me suplican por los suyos.
—Como quieras, pero la película empieza en quince minutos.
Diablos tiene razón.
—Está bien, bajo en un minuto —cuelgo. Tomo mi mochila, me pongo perfume de nuevo y bajo las escaleras.
Cuando llego abajo, él está parado ahí, mirando la calle tan guapo como siempre. Trae un pantalón de mezclilla entallado que resalta su trasero, se ve muy atractivo, y una camisa blanca metida bajo un chaleco de algodón y encima, una chamarra de cuero negro.
¡Mamma mía!No puedo creer que ese hombre sienta algo por mí.
Camino hacia él y cuando llego se voltea y me sonríe. Sus ojos se encuentran con los míos, haciendo un corto circuito en todo mi ser. Le sonrío de vuelta, entonces me abraza y la esencia de su perfume me inunda por completo, me toma por sorpresa su acción. Respondo a su abrazo de la misma forma, enrrollando mis brazos en su cintura. Me siento cómodo, agusto con todo el mundo. Se separa de mí y me mira.
—Hueles bien, nene —me ruborizo con su sonrisa—. ¿Nos vamos? —pregunta señalando su auto.
No sé cómo decirle que quiero llevarlo yo esta vez, así que sólo se lo propongo.
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Mi verdadero cielo
RomanceRicardo, un estudiante de preparatoria, un joven simple, común y corriente, nunca se hubiera imaginado conocer el amor abordo de un taxy. Pero no es solo el amor lo que encuentra en Orlando, si no más bien, un mundo totalmente desconocido para él. ...