Capítulo 5: "Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde."

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    Suavemente abro los ojos, calados por la luz del día que entra por la gran pared de vidrio.

Toda la ciudad está ahora en marcha de nuevo.
¿Dónde estoy?, me pregunto para mis adentros cuando no reconozco la habitación de Orlando.

¡Vaya!, sí que se ve diferente de día.
Giro la cabeza y Orlando aún sigue dormido, tiene un brazo sobre mi pecho y una pierna enrredada entre las mías.

Miro su hermoso rostro y tiene los labios ligeramente abiertos, se ve tan tranquilo de esta manera.
Me viene a la mente el pensamiento de ayer:

¡Orlando me ama!

Wow, es dificil de asimilar. Él dijo, que yo estaba loco al decirle que lo amo, es por eso que no supe qué responderle.

Me muevo un poco tratando de no despertarlo, mi vejiga está llena y apunto de reventar. Además necesito un baño urgente.
Me pongo mis bóxers, me levanto y me dirijo directo al cuarto de baño, abriendo todas las puertas, la verdad no recordaba cuál era la correcta.

Hasta que por fin la encuentro, entro y decido no cerrar con llave, ya que ésta no es mi casa y la idea de que Orlando pudiera necesitar usar el inodoro me llega a la mente.

Me desnudo y entro en la regadera. Agua tibia deslizándose por mi cabello, la sensación es relajante. Giro la cabeza y hay una repisa con varios shampoos y acondicionadores. También hay sales de baño y jabones en barra.

Tomo el primer shampoo, pongo un poco en la palma de mi mano, huele a lavanda, un aroma delicioso. Comienzo a frotármelo en el cabello, después busco en el estante una esponja extra que Orlando pudiera prestarme, al parecer sólo hay una.
¿Y si es de Orlando?, no sé si se enojaría.
"No creo que se moleste", me dije a mí mismo y comencé a enjabonarla. El jabón es muy suave, y desprende un ligero aroma a menta fresca.

Cuando coloco el jabón de donde lo he tomado, descubro que hay un jabón líquido en la repisa, lo tomo y lo abro, el aroma de inmediato despierta todo mi cuerpo. Huele a miel con azúcar, como el pecho de Orlando.

Este es el jabón que él utiliza.

Me meto bajo la regadera y comienzo a tallarme el cuerpo con la esponja. Quiero tener el aroma de Orlando sobre mí.

De pronto, escucho el pomo de la puerta abrirse. Tan rápido como puedo, jalo la puerta de la ducha y veo que entra alguien. Comienzo a enjuagarme y el sujeto camina hacia mi dirección.
Mi corazón empezó a acelerarse.

—Ricardo... ¿puedo tomar una ducha contigo?

Mi corazón se tranquiliza al escuchar la voz de Orlando.
Corro la puerta y sus ojos observan toda mi desnudez. Mirando con deseo. Sentí enrojecerme.

—¡Pasa! Estoy apunto de terminar —le sonrío.

Se quita la playera y los bóxers. De inmediato entra y me abraza por detrás, ambos debajo del chorro del la regadera.

Se aparta y mira la esponja húmeda en la repisa.

—Lo siento, busqué otras esponjas pero no las encontré. Espero no te enojes por haber usado la tuya.

Mi verdadero cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora