"Se acabó"

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Cuando salimos del gran hotel, la Hummer de Orlando aguarda estacionada afuera.

Carajo, aquí afuera hace bastante frío. Me cruzo de brazos tratando de preservar algo de mi calor corporal. Orlando me abre la puerta y me meto. Dentro de la camioneta están Jack y James. Tan serios como siempre, me dan las buenas noches, mientras Orlando se sienta a mi lado. La Camioneta avanza y nos vamos en camino hacia la gran hacienda.

En mi estómago vuelve esa sensación de mariposas, revuelta con náuseas. El recuerdo de Orlando dormido llega a mi mente y decido romper el silencio con unas preguntas. Tomo su mano con la mía y tengo toda su atención.

—¿En dónde estabas mientras yo dormía? —susurré, tratando que el tono en mi voz fuese desinteresado, no quería sonar como un “esposo desesperado y celoso.”

Su ceño se frunce mientras trata de sonreír. ¡Oh, oh!

—¿A qué debo tu pregunta? —dice extrañado.

—Simplemente tengo curiosidad.

—Fui a dar una vuelta con un amigo —su rostro deja de mirarme y se gira para ver hacia la calle.

Siento ahora una espina clavada en el maldito pecho. Quiero detener este cuestionario antes de que me entere de algo que no me guste, pero estoy lanzando las preguntas como flechas, sin siquiera detenerme a revisarlas.

—¿Puedo saber con quién?

—Con un amigo. No lo conoces, no tiene caso que te diga quién es.

Dios mío, sigue sin mirarme y sé que sigue mintiéndome.

—Okay. Tomaste ¿cierto?

Su bello rostro me mira, molesto. Está incómodo y sé que tengo que detenerme ahora mismo.

—¿Eres policía? —pregunta ofendido—. Sí, tomamos un par de tragos y después nos fuimos… cada quien a sus respectivas casas. Necesitaba relajarme un poco. Distraerme... Pensar bien las cosas.

¡Oh por todo lo sagrado!
¿Está hablando de mí?
¿de la decisión que tomó?
¿Está arrepentido?
Cielo santo, todo esto es tan frustrante. Arranco mi mano de su agarre y me giro viendo por la ventanilla, dándole la espalda.

—¿Te pondrás así cada vez que salga a dar una vuelta?

—Lo siento, no volveré a preguntar nada —digo cortante.

—Vamos... Cariño, no pasó na...

—No me importa, no quiero saberlo —lo interrumpo.

Por primera vez desde que lo conocí, estoy enojado, realmente cabreado con él; por primera vez no quiero ni que me toque, ni me hable, ¡vaya! ni siquiera quiero mirarlo. Quiero irme, quiero mi casa.
Al ponerse a la defensiva, algo está ocultando.
¿Con quién se vería? ¿Iker?, ¿o con su ex del que me habló? ¿Cuál era su nombre?
¿Beny… Bryan…? ¡Bruno!

Sí, tal vez salió con él, pero ahora la interrogante es: ¿por qué no quiere decir nada acerca de ello?

¿Qué habrá hecho como para ponerse a la defensiva?

Mi verdadero cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora