Las puertas del elevador se abren y caminamos hasta la salida. Subimos a su auto y nos vamos.
Una ténue música nos acompaña, creo que son los Doors, no es una de mis bandas favoritas, pero me gustan varias de sus canciones.
Aparca el auto frente a una enorme concesionaria de autos, apaga el auto y me mira sonriente.
¿Se comprará un auto?, me pregunto a mí mismo.—Entremos a echar un vistazo —dice con un movimiento de su cabeza, señalando a la concesionaria.
Le sonrío y bajo del auto, entramos y el lugar está lleno de personas, al parecer es la inauguración del lugar o festejan algo.
Como era de esperarse, hay demasiados autos, todos muy lustrosos y muy elegantes, todo parece estar carísimo.
De pronto un señor de edad mayor, vestido con un traje negro y corbata azul, se nos acerca.
Saluda a Orlando y despues a mí, sacudiendo su mano muy fuerte.—Buenas tardes señor Del Real, ¿qué puedo hacer por usted? —dice muy cortésmente.
—Queremos comprar un auto, señor Gómez, muéstrenos por favor un catálogo —responde, muy serio como siempre, como ya es costumbre en Orlando.
—Para mí será un placer. Por favor, tomen asiento, regreso en un segundo —dice señalando una pequeña oficina con un escritorio, un par de sillas de metal con detalles en cuero negro, y una lámpara de piso blanca.
Orlando me cede el paso y entramos. Me siento en una de las sillas y Orlando hace lo mismo.
—¿No quieres ir a ver algunos de los autos que tienen aquí? —pregunta sonriente.
Tal vez quiera mi opinión.
«¿Cuál opinión? el sujeto debe tener por lo menos diez tipos de autos diferentes»,
subraya mi subconsciente, tiene razónÉl no necesita la opinión de alguien que no sabe nada sobre autos como yo.
Asiento y salimos de la oficina, caminamos por el enorme lugar. Hay autos de todas las marcas, y en todos los colores y tamaños.Mi atención es atraída por un auto muy particular, es un Beetle, color amarillo cremoso, es pequeño y compacto.
Siempre he querido uno de esos.Paso mis dedos por la pintura del auto y miro el interior, sólo tiene dos asientos, ideal para un chico solitario como yo.
Miro a Orlando y me sonríe, ¿hace cuánto qué está observándome?—¿Piensas comprar uno? —le suelto, tratando de sonar interesado.
Camino hasta donde él está de pie.
—Sí, ¿hay alguno que te guste? —pregunta.
Entonces fija su mirada sobre el Beetle que estaba admirando apenas un rato.
Pero ese auto no tiene nada que ver con él, no es su estilo.Giro la cabeza hacia otro lado y pude ver un Nissan Versa blanco lustroso, con unos brillosos rines de acero y vidrios oscuros.
Ese va más con su personalidad.
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Mi verdadero cielo
RomanceRicardo, un estudiante de preparatoria, un joven simple, común y corriente, nunca se hubiera imaginado conocer el amor abordo de un taxy. Pero no es solo el amor lo que encuentra en Orlando, si no más bien, un mundo totalmente desconocido para él. ...